A días de comenzar la primavera en la Argentina, las flores se apagan porque entre nosotros y nuestros encordados se ha ido uno de los románticos del boxeo nacional como fue Abel Cachazú, quien en la ciudad de Quilmes se ha despedido y ha dejado su legado en el mundo del pugilismo.

Cachazú fue uno de los pugilistas argentinos que mas invocaba personas en la época dorada en nuestro país (década del ´60 y ´70) en el palacio de los deportes, el Luna Park, pero antes hay que recordar que había nacido en Buenos Aires el 26 de octubre de 1940 y vivió su niñez y juventud en el barrio Pompeo, de Lanús Oeste. El hombre que nació y venia de una familia italiana inició a “golpear” en modo box a la edad de 20 años.

Su debut como profesional se originó el 23 de febrero de 1962. Fue una clara victoria por nocaut sobre Antonio D’Acosta. Su última plaza sobre los encordados fue con victoria sobre Pedro Berón el 22 de febrero del año 1974 en Bariloche. En total anexó 70 peleas profesionales, con una foja de 46 palmares (25 por la vía rápida), 13 oprimes y 11 luchas sin decisión.

Como con anterioridad, se mencionaban a grandes púgiles que fueron campeones; el ex campeón sudamericano de la categoría de peso welter ha compartido aquellas épocas con grandes como Ramón La Cruz, Horacio Saldaño, Miguel Angel Campanino, Esteban Osuna y Mario Guillotti. Al mismo tiempo llegó a combatir en tres ocasiones ante el inolvidable Nicolino Locche (dos veces en el Luna Park y otra en Mendoza) cayendo en todas por puntos pero dejando su peso en el todo por el todo.

Pues ahora Abel podrá descansar en paz porque todo el mundo del boxeo sabe sobre su legado y siempre será una inspiración para muchos boxeadores en donde recordaran sus peleas como las que fueron un clásico con su amigo intimo Ramón La Cruz.