Maximiliano Salas asumió a su rol de gerente deportivo en Talleres el 25/10/2011. Llegó de la mano de Rodrigo Escribano, en un contexto confuso y vergonzoso luego de la rápida disolución del Comité Asesor encabezado por Diego Graieb, que iba a formular una política de refundación del club.

Conocedor del Club (jugó en dos etapas), había estado colaborando con la Fundación Azul y Blanco, luego de la corte de la concesión de Ahumada, en el 2009. Junto a él llegaron Adrián Avalos (coordinador técnico) y Pablo Gibelli (coordinador del área infantil).

"Es una gran responsabilidad y un gran orgullo estar en Talleres"

“Es una gran responsabilidad y un gran orgullo estar en Talleres. Vengo a sumar, en una etapa en la que el club está buscando ordenarse", fueron sus primeras palabras al desembarcar en Barrio Jardín, esta vez con los pantalones largos y con la premisa de potenciar todo en el Matador.

Deportivamente, Talleres deambulaba en el Argentino A con la difícil misión de clasificar al undecagonal. El equipo, dirigido por aquel entonces por José María Bianco, no conseguía los resultados esperados y la dirigencia le puso fin. Días después de haber asumido en su nueva función, junto con el Fondo, decidieron que, a partir del 14 de noviembre, se hacía cargo del equipo Arnaldo Sialle. En el receso veraniego, vinieron como refuerzos Alexis Olivera y Nicolás Ballestero, que pasarían a ser los primeros jugadores de la “era Maxi Salas”. Con Cacho, los albiazules clasificaron con lo justo al undecagonal, pero no logró el ascenso directo. En los cruces por la posibilidad de jugar una promoción contra un equipo del Nacional B, Crucero del Norte le puso fin a la ilusión y cada vez costaba más salir del Argentino A.

“En Talleres el objetivo es ascender y no lograrlo es un fracaso”

“En Talleres el objetivo es ascender y no lograrlo es un fracaso”, dijo después de otro traspié en la categoría. Además, le brindó todo su apoyo al entrenador para que continúe: "Sialle está, sin dudas, en el proyecto que hay que encarar de ahora en más".

Para la temporada 2012/13, ya instalado de lleno en su función y con la posibilidad de armar, conjuntamente con Sialle, su “propio” equipo (cuando llegó ya estaba conformado). “Es un periodo importante. Es imprescindible incorporar lo mejor. Hay que hacer el máximo esfuerzo para lograr el objetivo. El ascenso es necesario”, había dicho. Y vaya si se reforzó: trajeron 15 jugadores, todos avalados por Salas. Los casos más resonantes fueron el de Javier Villarreal, con pasado en Belgrano y con la posibilidad de redimirse ante los hinchas por ese paso en la vereda de enfrente, el de Gonzalo Klusener, que traía un montón de goles en su pasado con Guillermo Brown, el de Albano Becica, jugador que siempre trajo dolores de cabeza a Talleres cuando se enfrentaba a Racing, y el de Diego Chitzoff, lateral de mil batallas y con un currículum envidiable.

Otros conocidos por la persona que ve fútbol todo el día: el nombre de Gastón Bottino sonaba por que le convirtió un gol a River en el Monumental, el de Diego Aguiar, porque se había enfrentado a Talleres en la categoría, y el de Marcos Carrasco, con pasado en la Academia de Nueva Italia. Por otra parte, había varios desconocidos por el hincha: Esteban Daneri, que venía como cuarto arquero, Rodrigo Chaves y Maximiliano Velasco, promesas de las inferiores de Newell’s y apuestas a futuro, Ezequiel Britez, campeón con Estudiantes en el 2006, Jesús Nievas, pilar en la defensa del Almirante de Giunta, Elias Bazzi, proveniente del desconocido fútbol de Rumania, y Nahuel Santos y Franco Olego, jugadores que habían dejado buena impresión en la categoría.

Con algunos juveniles, sumado a los refuerzos de verano (Aníbal Medina, central de San Jorge, y Nelson Benítez, lateral con partidos en Primera), este Talleres arrasó en el Argentino A y consiguió el ascenso de cabo a rabo, a falta de dos fechas para que termine el undecagonal. Superior a todos sus rivales, futbolista como físicamente, este equipo se había acostumbrado a ganar y sólo perdió 4 encuentros en todo el torneo. Consiguió una gran racha de partidos invicto, que se trasladó a la Copa Argentina, dejando fuera a equipos de Primera, como Belgrano y al campeón Newell’s.

Con el objetivo de mantener la categoría y, sí es posible, pelear por un ascenso, Talleres, nuevamente junto con Maxi Salas y Cacho Sialle rearmaron un platel que había sufrido varias bajas de aquel que consiguiese el ascenso el 6 de mayo ante San Jorge. La apuesta era fuerte y no había margen de error. Así lo entendieron y trajeron a Pablo Santillo, arquero suplente en Banfield, Esteban Burgos, defensor de Gimnasia y Tiro y buen futuro, Renzo Vera y Juan Pablo Avendaño, pareja de centrales del Unión que perdió la categoría y la vuelta de JP a Talleres, José Shaffer, con pasado en Racing de Avellaneda y Benfica de Portugal, Marcelo Vega y Juan Sánchez Sotelo, dos que habían ascendido con Olimpo a Primera, Marcos Britez Ojeda, volante central que pasó por Los Andes, La Academia e Independiente Rivadavia, Elvio Fredrich, que estaba en Primera con All Boys, Ezequiel Barrionuevo, que volvía al club que lo vio nacer luego de su paso por Sportivo Belgrano, y Juan Tévez, aquel delantero que la rompió en el ascenso de Guillermo Brown al Nacional B.

De esta forma, con una base de jugadores del Argentino más los de inferiores, se componía un plantel que, por nombres, podría tener aspiraciones a pelear arriba. Talleres tenía una plantilla de jugadores con los que se podía armar dos buenos equipos, pero la categoría lo golpeó y le costó hacer pie. Ganó recién en la fecha 6, ante Sportivo Belgrano, y Sialle se mantuvo en su puesto. La primera rueda fue muy irregular, la cosecha de 25 puntos era poca y tanto la dirigencia como Cacho entendieron que lo mejor era ponerle fin a su ciclo.

"Se considera que hay etapas que se cumplen y que se necesitaba hacer un cambio"

Maxi Salas lo entendía de esta manera: “Al margen del resultado de estos seis meses, también se analizó la evolución futbolística y la regularidad, que no se consiguieron. Lo fuimos hablando con el DT. Se considera que hay etapas que se cumplen y que se necesitaba hacer un cambio. Pero siempre reconociendo el trabajo que hizo. Desde que llegó solamente fueron resultados positivos en dos años. En el Argentino A agarró mal al equipo, logró una clasificación impensada. Al año siguiente fue el mejor de la general, ganó invicto el reducido final. Numéricamente fue excelente. En Copa Argentina llegamos a cuartos de final. Vencimos a Belgrano, a Newell’s. Logró resultados increíbles. Pero, como es fútbol, las decisiones se hacen pensando en Talleres. Un cambio era lo mejor.”

Con todo el verano para traer otro técnico y, con él dos refuerzos, el Fondo, junto con el gerente deporivo, decidieron traer a Rubén Forestello. El Yagui, con pasado en Colón y San Martín de San Juan, estaba conforme con el equipo, conocía sus puntos débiles y estaba confiado en revertir la situación. Posteriormente a su contratación, y tras no poder hacerse de los servicios de Videla, Benitez o Luna, optaron por reforzar al platel con Edison Torres, marcador central paraguayo proveniente de Cerro Porteño, y Rodrigo Soría, con pasado en el fútbol ecuatoriano y que no jugó ni un minuto, ya que se rompió los ligamentos cruzados en la pretemporada.

"Talleres está para más, tenemos un plantel para ser protagonista"

El objetivo no cambiaba para Salas: "Siempre fue el mismo. Hemos sido coherentes con lo que se dijo cuando arrancamos la temporada. Talleres está para más, tenemos un plantel para ser protagonista. Estamos a la altura. Esa es la idea para estos seis meses. Que podamos estar en el lote de los equipos de arriba. Así, consolidaremos a Talleres en la categoría."

De esta forma, el Talleres modelo “Forestello” ponía primera en la segunda vuelta de la PBN. El arranque no fue para nada auspicioso: 3 a 0 en Junín ante Sarmiento y otra vez el clima de preocupación. Después vino la derrota ante Douglas Haig, los empates contra Unión, Almirante Brown, Crucero del Norte y Sportivo Belgrano. Cuando el equipo necesitaba imperiosamente ganar, y parecía que en cualquier momento lo hacía, vinieron las caídas ante Gimnasia de Jujuy y San Martín de San Juan, lo que fue el último partido de Forestello con el buzo de técnico, en el que solamente ganó un solo encuentro: 2 a 1 a Chaco For Ever, por Copa Argentina.

Como interinato, siempre en común acuerdo el Fondo con Maxi Salas, asumieron el cargo la dupla Coleoni – Obulghen. Debutaron y lograron el primer triunfo en la B Nacional del 2014: fue un 3 a 1 ante Ferro y parecía que Talleres levantaba. Cuando lo estaba haciendo, Independiente le propinó un mazazo en Avellaneda y el 3 a 0 en contra hizo que, otra vez, el Fondo y el gerente deportivo buscasen otro entrenador.

Muchos candidatos, pero finalmente se decidieron por Jorge Ghiso. El ex técnico de Instituto se hacía cargo con la premisa de salvarse del descenso a falta de 11 fechas. Metió mano en el equipo y empezó a jugar bien. Otra vez la ilusión del hincha volvía despertar. Fue empate en 0 su debut ante Defensa y Justicia, por entonces puntero. 1 a 1 ante La Gloria en su cancha y el ansiado triunfo llegó contra Patronato en el Kempes: 3 a 1 a favor y el equipo parecía que por fin se despertaba. Empate increíble en 2 contra Brown en Adrogué, pero rápidamente se repusieron con un 2 a 1 ante Boca Unidos.

Las chances de salvación eran netas y tocaba una semana clave, con 3 partidos ante dos rivales directos, ambos de visitante. Fue aquí en dónde (casi) se concretó el descenso al Argentino A: 1 a 0 ante Aldosivi, 2 a 1 ante Atlético, 3 a 2 ante Independiente Rivadavia. A falta de 3 fechas, Talleres está prácticamente de nuevo en la tercera categoría.

"En lo deportivo el máximos responsable soy yo"

Luego del encuentro jugado en Mendoza, Maxi Salas presentó su renuncia como gerente deportivo. “Entiendo que todos tenemos parte de culpa en esto, pero y me toca hacerme cargo”, dijo a la salida de los vestuarios. Finalizó diciendo que “simplemente nos queda la conciencia tranquila de haber trabajado con mucha honestidad, con mucho profesionalismo", pero que “el fútbol es así: hay veces que lo que se planifica no sale".

De esta forma finaliza el ciclo de Maxi Salas, el gerente del descenso. Porque, bajo su cargo, trajo 32 refuerzos y son contados los que rindieron: Villarreal, Bottino, Aguiar, Chavez, Nievas, Klusener y Olego en el Argentino; Burgos, algo de Vera, el último Barrionuevo y el Sánchez Sotelo de la primera rueda, por el lado de la B Nacional. Porque estas últimas fechas terminaron jugando los jugadores de la cantera y los supuestos “refuerzos” oscilan entre el banco de suplentes y la no convocatoria. Porque cuando tuvo que rearmar la defensa en el receso veraniego, trajo dos volantes: uno que no concentra y otro que no jugó ni un minuto. Porque siempre opacó a los pibes de la cantera trayendo una cantidad exorbitante de jugadores y al final son ellos los que ponen el pecho en este duro momento. Porque, en la Primera de Talleres, las cosas le salieron más mal que bien. Es cierto que tiene en su lomo un ascenso, pero este descenso pesa mucho más, ya que se volvieron a cometer los mismos errores de siempre. Otro pecado fue aguantar demasiado a Forestello y no buscarlo antes a Ghiso; esto no implica que con Vitrola Talleres se salvaba, pero en poco tiempo hizo jugar al equipo, cosa que el Yagui no hizo nunca. Por esto y mucho más, Maximiliano Salas tiene gran parte de la culpa en este momento. Por eso es el gerente del descenso.

Los 32 refuerzos con Maxi Salas:

Segunda rueda Argentino A 11/12: Alexis Olivera y Nicolás Ballestero

Argentino A 12/13: Javier Villarreal, Marcos Carrasco, Gaston Bottino, Diego Aguiar, Diego Chitzoff, Albano Becica, Esteba Daneri, Rodrigo Chavez, Maximiliano Velasco, Ezequiel Britez, Jesús Nievas, Gonzalo Klusener, Elias Bazzi, Nahuel Santos, Franco Olego.

Segunda rueda: Anibal Medina y Nelson Benitez.

Primera B Nacional 13/14: Pablo Santillo, Esteban Burgos, Renzo Vera, Juan Pablo Avendaño, Jose Shaffer, Marcelo Vega, Marcos Britez Ojeda, Elvio Fredrich, Ezequiel Barrionuevo, Juan Tevez, Juan Sanchez Sotelo.

Segunda rueda: Edison Torres y Rodrigo Soria.

Técnicos: Arnaldo Sialle, Rubén Forestello, interinato Obulgen – Coleoni y Joge Ghiso.

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