Pasan los años y el relato revive en la mente de cada argentino. “Se va sólo Burruchaga, se va sólo Burruchaga. Está Valdano. Burruchaga…Gol argentino. Burruchaga viejo y peludo nomás”. Claro, ¿cómo empezar a hablar de 'Burru' y la selección sin pensar en ese grito?.

Jorge Luis Burruchaga nació un 9 de octubre de 1962 en Gualeguay, Entre Ríos. Debutó en 1979 en Arsenal de Sarandí para luego pasar en 1982 a Independiente. Justamente, su extraordinario nivel en el equipo multicampeón dirigido por José Omar Pastoriza hizo que Carlos Salvador Bilardo posara sus ojos en él para formar parte de la selección nacional.

Rápido, inteligente, versátil y habilidoso. Todas esas características reunía el mediocampista que a su vez podía jugar sin ninguna dificultad alguna en cualquier posición del campo de juego. Descollando al lado de jugadores como Bochini y Marangoni, rápidamente llamó la atención del 'Narigón' quien no dudo en llamarlo para jugar por los colores de su patria.

Su debut se produjo un 12 de mayo de 1983, en un empate 2 a 2 ante Chile en el Estadio Monumental. Pero su historia recién comenzaría. De buen rendimiento tanto en su club como en la Selección. Luego de pasar, con angustia y muchas críticas las eliminatorias que lo clasificaron al Campeonato Mundial de México de 1986, el Doctor confió en él para que formara parte de la delegación que buscara la gloria en tierra azteca.

Al ex entrenador de Estudiantes de La Plata le gustaba la facilidad con la que 'Burru' podía adaptarse a los diferentes esquemas tácticos que él planteaba. Tanto de 8 como de 5, así como cuando tenía que colocarse casi de delantero o bajando a defender, el jugador mostraba una capacidad estupenda para acomodarse y mantener un buen rendimiento en los distintos sectores del campo de juego. Su buena performance se vio reflejada en los 3 goles que conquistó en la Copa América de 1983.

Así fue como, en 1986, Burruchaga se catapultó como un titular indiscutido del combinado nacional. Formando parte del mediocampo junto a Enrique, Giusti y Batista, siendo un cómodo socio de Diego Armando Maradona. En ese mundial, el hoy director técnico había saboreado las mieles de su buen nivel marcando un grito ante Bulgaria en la fase de grupos.

Pero el día en que pasaría a la historia, para siempre, fue la tarde del 29 de junio. Argentina había llegado a la final contra la siempre difícil Alemania Federal, con un Maradona en la cresta de su nivel estratosférico. Luego de estar en ventaja 2 a 0, el combinado teutón había logrado igualar el marcador y todo hacía parecer que la historia se le haría muy difícil para el combinado de Sudamérica.

Allí fue donde se produjo el antes y después, tras un pase mágico, sublime del número 10 y capitán, 'Burru' corrió por la derecha libre y de cara al arco. Con dos toques de zurda logró llegar hasta donde lo esperaba Schumacher. En su segundo toque a más de un argentino se le detuvo el corazón al ver que la había adelantado mucho y no había asistido a Jorge Valdano que llegaba desde el medio. Pero a pesar de todo, Burruchaga llegó antes que el arquero alemán y con un sutil toque de derecha estampo el gol de la victoria. El último grito sagrado, al menos, hasta el día de hoy para la Argentina.

Luego de quedar inmortalizado para siempre, con ese '7' mítico en la espalda participó de la Copa América de 1989 en Brasil, donde jugó 6 encuentros sin lograr convertir y quedando en la tercer ubicación del certamen.

Pero la historia grande lo volvería a encontrar en una Copa del Mundo, esta vez en Italia, en 1990. En la tierra de la Azurra, los dirigidos por Bilardo alcanzaron nuevamente la final. Esta vez con menos brillo, diezmado por las lesiones y un rendimiento menos deslumbrante que al exhibido 4 años antes.

De todas maneras, en la gran cita del fútbol 'Burru' volvió a gritar ante la Unión Soviética para la victoria 2 a 0. A su vez, fue efectivo y contundente cuando le tocó participar de las series de tiros desde el punto de penal frente a Yugoslavia en los cuartos de final y ante la mismísima selección anfitriona en las semifinales.

Sin embargo, la historia aquella vez fue amarga ya que cayó en la final ante Alemania por 1 a 0. Así se cerró el ciclo del Doctor en la Selección Albiceleste y las del eximio jugador que por aquel entonces jugaba en el Nantes de Francia.

Su buen andar, lo hizo estar en algún momento cerca de regresar al combinado argentino pero Alfio Basile terminó por inclinarse por otros jugadores. De esta manera, los números exponen que Jorge Luis Burruchaga jugó 59 partidos y marcó 13 goles con Argentina entre los años 1983 y 1990.

En 1998, decidió ponerle punto final a su exitosa carrera como jugador en Independiente, el mismo club que lo había llevado al combinado nacional. Los argentinos rezan para que Messi y compañía logren volver a tocar el cielo con las manos en Brasil, pero mientras tanto aún recuerdan con alegría y nostalgia al hacedor del último grito sagrado. Y es que…“Se va sólo Burruchaga, se va sólo Burruchaga. Está Valdano. Burruchaga…Gol argentino. Burruchaga viejo y peludo nomás”, aún se sienta a gritar ese gol.