Una frase hecha en el mundo del fútbol es "el mérito es de los jugadores". Son los creadores del juego, los que salvan goles, los que presionan al rival, los que meten, los que echan centros y convierten. La dinámica de lo impensado. No obstante, cada equipo de fútbol tiene un ideólogo, un motivador, un estratega, el encargado de mover las piezas para encuadrar con su propuesta. El director técnico, que es mucho más que el hombre que llena una lista de 18 nombres y da indicaciones del otro lado de la línea de cal.

Este 2014 fue para recordar, más allá del subcampeonato de la Selección Argentina en el Mundial de Brasil. Este año fue el más esperado por tres de los clubes considerados grandes que tras varios años de ostracismo lograron sus metas, con entrenadores que armaron un plantel que captaron los objetivos, que trasciende presupuestos o momentos futbolísticos. Se trata del convencimiento que lograron imprimir y dejar su legado para la historia.

Los equipos son San Lorenzo de Almagro, que ganó por primera vez la Copa Libertadores; River Plate, que dejó atrás 17 años sin títulos internacionales y Racing Club, campeón luego de 13 diciembres de sequía.

Diego Cocca

El entrenador que recientemente logró el título con la Academia, como él mismo describe, "será un año imposible de superar". Pero antes de detallar el título más importante de su carrera, hay que empezar de cómo y dónde arrancó este 2014.

Como jugador, se desempeñó en varios clubes de la Argentina, como River, Deportivo Español, Ferro, Banfield y Argentinos, así como en el fútbol español (Deportiva Lleida) y mexicano (Atlas, Tiburones de Veracruz y Querétaro) Se retiró en el Bicho de La Paternal, a los 34 años, y rápidamente se abocó como director técnico, primero en la CAI (2007-08), Godoy Cruz (2008-09), Gimnasia de La Plata (2009-10), un paso fugaz por Santos Laguna (2011) y otro por Huracán (2011-12). Hasta entonces, no tuvo demasiada trascendencia, hasta que arribó a Florencio Varela para conducir a Defensa y Justicia.

El Halcón, con 79 años de vida y luego de estar instalado varias temporadas en la B Nacional, buscaba dar el gran salto a Primera División y así lo hizo, de la mano de Cocca. Un equipo fortalecido y convencido del propósito, contando con el goleador de la temporada como Juan Martín Lucero (que luego fue a Independiente) con 24 goles y estando en posición de ascenso a lo largo de los 42 encuentros. Fue 2° en la temporada por debajo de Banfield pero encima de Independiente, los tres conjuntos ascendidos. Los 75 puntos de la campaña le dieron el boleto histórico de Defensa a la elite del fútbol argentino. Y, sin escalas, pasar de Varela a Avellaneda para desembocar en Racing.

Infobae

El equipo de Avellaneda, luego de la Copa del Mundo, no venía bien. Terminó último en la temporada 2013-14, con varios jugadores bajo la lupa (especialmente Sebastián Saja, referente del grupo) y el pedido de la gente explícito: un título, después de 13 años de frustraciones. Se armó prácticamente un plantel nuevo, sobre todo a las ventas de tres joyas de la cantera: fueron vendidos Rodrigo De Paul, Luciano Vietto y Bruno Zuculini. Con divisas, llegaron Nelson Acevedo, Marcos Acuña, Facundo Castillón, Gastón Díaz, Leandro Grimi, Luciano Lollo, Nicolás Sánchez, Ezequiel Videla, Germán Voboril, Además, Adrián Centurión, Iván Pillud y Martín Pérez Guedes y los hombres determinantes para la consagración del 14 de diciembre: el goleador Gustavo Bou y el ídolo que triunfó en Europa, Diego Milito. Un verdadero equipo nuevo, al que había que compactar y moldear.

El debut fue justamente ante Defensa y Justicia, con triunfo académico 3-1 en Florencio Varela. Luego, llegó el turbo de batir a San Lorenzo en el Cilindro (2-0) y la esperanza de poder empezar a idealizar una crecida futbolística.

No obstante, después llegó el temblor: 0-4 ante Tigre en Victoria, y la derrota más dolorosa, en el clásico de Avellaneda ante Independiente por 2-1, que derivaron en las declaraciones inapropiadas del DT ("prefiero perder el clásico y pelear el torneo") y la respuesta de la gente ante Lanús en el Juan Domingo Perón, con otra derrota encima (1-3). Y encima, la derrota ante Argentinos 0-1 por la Copa Argentina.

Pero el DT siguió convencido de su idea y levantó el ánimo de su dirigidos en un clima de una tensión tanto de la gente como política, al ser un año electoral en Racing.

El chip fue cambiando, sobre todo con la aprición goleadora de Gustavo Bou, una de las figuras del torneo. Con sus goles, la Academia se recuperó y el gran golpe lo dio en la Bombonera, al darle vuelta el partido a Boca (había sido suspendido perdiendo 1-0), y en los 30´ que faltaban dos apariciones de La Pantera fueron suficientes para ganar 2-1 y prenderse en al lucha por el título.

Clarín

Además, luego del empate 1-1 contra Olimpo en Bahía Blanca, Racing estaba ocho puntos abajo del líder, River. Pero el Millonario, más preocupado por la Copa Sudamericana, cedió terreno y puntos, y el elenco blanquiceste, apoyado en una gran defensa (un gol recibido en los últimos nueve partidos), no paró de ganar hasta la consagración, destacándose el 1-0 contra Quilmes (con un jugador menos y Saja atajando un penal), el triunfo ante River en el Cilindro, el 3-0 ante Central en Arroyito y el 1-0 final contra Godoy Cruz la última fecha.

Racing Club, campeón luego de 13 años y aquel lejano Apertura 2001 con Reinaldo Merlo. Sin Mostaza, llegó el turo de Diego Cocca de quedar en la historia del llamado "primer grande" del fútbol argentino. Como yapa, la Acadé volverá a jugar la Copa Libertadores luego de 12 años (no lo hacía desde el 2003). Año redondo para Cocca.

Télam

Con un plantel con dos referentes como El Príncipe Milito y el Chino Saja, sumado a fichajes acertados como en todas las líneas (Gastón Díaz y Lollo en la defensa, Videla en el mediocampo y en el ataque Bou), Cocca supo enviarle su mensaje a su plantel y convencerlos de lograr el cometido, aprovechando que River estaba pensando en la Sudamericana y el sprint final que les dio el campeonato. Este fue el año.

Marcelo Gallardo

El Muñeco, ídolo indiscutido de River. Como jugador ganó nada menos que ocho títulos en la Banda (Apertura 1993, Apertura 1994, Apertura 1996, Clausura 1997, Apertura 1997, Copa Libertadores 1996, Supercopa 1997 y Clausura 2004), además de haber disputado dos Mundiales con la Selección Argentina (Francia 1998 y Corea-Japón 2002).

En el exterior con los cortos, de destacó en el Mónaco y París Saint Germain franceces, en DC United de la MLS norteamericana y en Nacional de Uruguay, club donde colgó los botines y donde comenzó su carrera como director técnico en 2011.

En el Bolso, los éxitos no tardaron en llegar, al consagrarse campeón del Apertura charrúa y jugar la final del campeonato uruguayo en mayo 2012, en el cual se consagró al vencer 1-0 a Defensor Sporting y aprovechar que Nacional también fue el mejor de la tabla anual. Luego de la conquista, Gallardo estuvo dos años lejos de las canchas.

En Núñez, River celebraba en mayo de 2014 la consagración del Torneo Final tras seis años de sequía y al copa Campeonato, que le dio el boleto a jugar la Copa Sudamericana. No obstante, Ramón Díaz renunció al cargo y Rodolfo D´onofrio junto a Enzo Francescoli le confiaron al Muñeco suceder al Pelado. Rellenar zapatos muy grandes, con 38 años y poca pero exitosa experiencia con el buzo de DT.

Encima, el mercado de pases fue sumamente austero, tendiendo en cuenta que River debía afrontar Torneo de Transición, Copa Argentina y Copa Sudamericana. Llegaron solo Leonardo Pisculichi, libre de Argentinos Juniors, y Julio Chiarini, de Instituto por 1.200.000 pesos para secundar a Marcelo Barovero. Y de préstamos Rodrigo Mora y Carlos Sánchez, con incertidumbre ya que habían sido colgados por Ramón. Nadie más, y con la fuga de Carbonero, Ledesma, Lanzini, Fabbro, Keko Villalva, lesión de Cavenaghi.

A pesar del corto plantel y la obligación de, según el propio Gallardo, "potenciar al equipo campeón", se las ingenió para moldear su propuesta futbolística. Porque, dixit gallardesco, "lo peor que me pasó fue haber sido campeón el primer año como DT. Eso me obliga a ir por más siempre, no relajarme".Diario Chaco

Con su táctica 4-3-1-2 y contando en el banco con juveniles frescos para los minutos finales de los partidos, el Muñeco armó una verdadera revolución, con su equipo dinámico, ofensivo, ordenado tácticamente, de presión continua y asfixiando al rival de turno, tanto en el Monumental como en cualquier otro estadio, défecit del River de Ramón (que en el torneo pasado solo ganó 2 partidos fuera de Núñez). Así, entre torneo y Sudamericana enhebró ocho victorias consecutivas (incluyendo el 3-1 a San Lorenzo y el 4-1 a Independiente), además de avanzar en la Copa Argentina, con suplentes, hasta cuartos de final. Todo esto sumado a que River alcanzó un invicto de 31 partidos, alcanzando la mejor racha de sus 113 años de vida (igualando la de 1922).

El nivel del equipo fue perdiendo consistencia por diversos motivos, sean lesiones (sobre todo la de Matías Kranevitter), cansancio, fechas FIFA, bajones de ritmo y no encontrar en los suplentes la frescura y la calidad de los titulares, que evidenciaba que la CD se manejó mal en el mercado de pases.

Olé

Sin embargo, el Millo conservó la punta del campeonato hasta la fecha 17, cuando los suplentes no pudieron con Racing y cayeron 1-0. Gallardo priorizó la Sudamericana, más porque en las semifinales estaba nada menos que Boca y las espinas coperas que quería sacarse de encima. Esa semana fue la más complicada, porque coincidió con el fallecimiento de la mamá de Gallardo. En ese clima emotivo y de presión, River eliminó del certamen continental al Xeneize y ese envión anímico fue vital para encarar al recta final de un semestre que tuvo como protagonista a la Banda.

Con el Superclásico atrás, coincidiendo con el retorno de Cavenaghi a las canchas luego de su operación (también de Ezequiel Cirigliano y de Kranevitter), el equipo de Núñez peleó hasta la última fecha el campeonato, pero su foco estaba en la definición de la Copa. El Muñeco como jugador había sido testigo directo de la final de la edición 2003 ante Cienciano, por lo que quería revancha.

En la final Atlético Nacional de Colombia en la final, que había dejado en el camino a San Pablo. Luego de un pésimo primer tiempo en la ida ne Medellín, River recuperó su esencia en el complemento, igualó el partido por medio del hombre clave (Leo Pisculichi) y con 1-1 llegó el día de la coronación el 10 de diciembre en el Monumental, con el 2-0 por los cabezazos de Mercado y Pezzella que le dieron al club su sexta estrella internacional, cosa que no lograba hace 17 años.

Luego de la conquista, River le ganó 1-0 a Quilmes en la última fecha pero no fue suficiente, ya que Racing hizo lo propio ante Goody Cruz. Pero arrancar un semestre con un título internacional, un subcampeonato local y una base más que fortalecida de cara al 2015 no está nada mal.

Mundo D

El Muñeco, que llegó al club sabiendo que era difícil tapar lo logrado por Ramón, acertó con la llegada de Piscu y darle entidad a Sánchez y Mora, añadiendo rodaje a los juveniles. Más el resto del grupo, que no se conformó con el Final y dieron el salto continental. Meta cumplida, y River irá por más.

Edgardo Bauza

Conmebol

San Lorenzo, si tenía un karma a lo largo de sus 106 años de historia era la obtención de la Copa Libertadores de América. El Ciclón sí pudo tener presencia continental con las Mercosur 2001 y la Sudamericana 2002, pero la obsesión siempre fue la Copa, sumado al estigma de ser el único de los cinco grandes en no levantarla (como sí hicieron Argentinos Juniors en 1985 y Vélez en 1994).

El equipo del Bajo Flores, con Juan Antonio Pizzi y mucho suspenso ganó el Torneo Inicial 2013, el certamen donde el campeón obtuvo menos puntos en toda la historia de los torneos cortos, con tan solo 33 unidades. Así y todo, le dio el pasaje al certamen continental más importante, pero Pizzi dio un paso al costado al tener una oferta de Valencia. Entonces, Matías Lammens y Marcelo Tinelli fueron a buscar a Edgardo Bauza para jugar la Copa, sabiendo que el DT había sacado campéon de la Libertadores a Liga de Quito en el 2008.

El Patón era un talentoso marcador central de buena talla (1,89 m.), que entre 1976 y 1992 tuvo una amplia trayectoria y jugó en Rosario Central (ganó dos títulos en el Canalla) e Independiente en el país, pero la mayor parte de su carrera estuvo en Junior de Barranquilla (Colombia), y un paso fugaz en Tiburones de Veracruz (México). Arrancó su etapa como entrenador en 1998, en Central. Luego pasó por Vélez, Colón (dos pasos), Sporting Cristal (Perú; ganó una liga peruana), Al Nassr (Arabia Saudita), pero tuvo su mayor esplendor en Liga de Quito, con la conquista de la Copa Libertadores 2008, la Copa Sudamericana 2009, las Recopas 2009 y 2010 y dos ligas ecuatorianas. Su lugar en el mundo.

Una vez llegado al Bajo Flores, el Patón se puso manos a la obra y con la llegada de Mauro Matos y Nicolás Blandi para suplir la ausencia de Martín Cauteruccio, más la llegada de Carlos Valdés armó a su elenco para que diera batalla en la Libertadores el objetivo primordial, dejando el Torneo Final de lado (el cual el Ciclón terminó 11° con 27 puntos).

La prioridad era el certamen copero, adonde fueron todas las fichas del Cuervo, que luego de un arranque desesperanzador: 0-2 - Botafogo en Brasil; del cual se repuso con un triunfo a Unión Española de Chile (1-0), pero la clasificación a octavos se complicó con un empate ante Independiente del Valle en Ecuador (1-1, le empataron al Ciclón sobre la hora) y después la caída ante el equipo chileno (0-1), lo que obligaba a ganar por goleada en la última jornada, y así fue: 3-0 a Botafogo, pasando a la siguiente fase con solo 8 puntos y por diferencia de gol.

En octavos, tocó Gremio, uno de los mejores de la primera fase, ya que el Ciclón en la clasificación salió 15º de los 16 clasificados. A pesar del favoritismo del brasileño, San Lorenzo ganó de local por 1-0 (gol de Ángel Correa) y cayó por el mismo resultado en Brasil, por lo que todo se definió por penales, y ahí sobresalió Sebastián Torrico, el héroe para el 4-2 final y pasaje a cuartos.

Entre los ocho mejores ya, Bauza y sus dirigidos volvieron a toparse con un brasileño fuerte: Cruzeiro. Santiago Gentiletti decretó el 1-0 final de la ida en el Nuevo Gasómetro, y en la revancha nada menos que el Mineirao, el elenco de Boedo resistió y con tanto de Ignacio Piatti logró el 1-1 y en consecuencia el boleto a las semis.

En las semifinales, ninguno de los cuatro equipos sobrevivientes había ganado antes la Libertadores, motivo por el cual el Azulgrana del Patón obtuvo la chapa de favorito, y así fue con una gran goleada por 5-0 a Bolívar en Buenos Aires (Mauro Matos, Emmanuel Más por dos, Juan Mercier y Julio Buffarini; los goles), por lo que el 0-1 de la vuelta en Bolivia resultó anecdótico.

Clarín

En la gran final, tocó Nacional de Paraguay, rival que le propuso una intensa batalla en la ida en su estadio (1-1, Matos anotó para los azulgranas) y en la revancha el penal de Néstor Ortigoza inmortalizó el 1-0 en el Pedro Bidegain. Bauza lo hizo: San Lorenzo, dueño de América.

Luego del título, el Ciclón la pasó mal en el ámbito local, primero perdiendo al Superfinal ante River (0-1) y no pudiendo acceder a la Copa Sudamericana.

En el Torneo de Transición (sumado a la rápida eliminación en la Copa Argentina, a manos de Defensa y Justicia) la campaña fue de irregular a mala, donde se notó cierto síntoma de "relajación" en el plantel por el objetivo cumplido, además de las partidas de Piatti, Gentiletti y Correa, sumado a la lesión del capitán Leandro Romagnoli.

En el torneo doméstico el Cilcón terminó 8º con 26 unidades, pero en el medio se le ganó a Boca (2-0) y culminó con dos triunfos consecutivos (4-0 a Estudiantes y 2-0 a Vélez), el plus anímico necesario para viajar a Marruecos para el Mundial de Clubes.

En el certamen intercontinental, el Ciclón venció a Auckland City con suspenso, por 2-1 en el alargue,y en la final contra el campeón de la Champions League Real Madrid, el final fue previsible: 2-0 de los Merengues, que sin mostrar brillo aplomó el sistema ultradefensivo que impuso Bauza.

Si bien en el ámbito local San Lorenzo no fue protagonista, sí lo fue en el torneo más prestigioso de América y se sacó el estigma de la Libertadores para siempre. De la mano de Bauza.T

Hay una diferencia sustancial entre exitismo y éxito. Lo primero es la presión que se ejerce sobre un grupo de trabajo para ganar a cualquier costo, lo segundo es la consecuencia de una metodología de trabajo que dio frutos. Cocca, Gallardo y Bauza, con estilos diferentes, hicieron cátedra de sus predicamentos y los resultados, mejor dicho los trofeos, están a la vista.

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