Que lejos parece haber quedado el 2013 para Racing, que distante parece aquel torneo de solo 16 puntos en el cual el club de Avellaneda quedó a la deriva en medio de una grave crisis deportiva e institucional que culminó en septiembre del año pasado con la renuncia del presidente Gastón Cogorno.

En el 2014 y ya con Víctor Blanco a la cabeza, Racing comenzaba otro año con la ilusión renovada pero con un pésimo torneo en sus espaldas, el torneo final arrancó con la continuidad de Reinaldo Merlo en el banco pero nuevamente el plantel no estuvo a la altura y la primera mitad de año La Academia obtuvo solo 19 puntos en el torneo.

Racing otra vez estaba en las malas, la gente reclamaba en las tribunas y algo había que hacer para cambiar el destino del equipo. Blanco entonces pasó la escoba, se fueron muchos, todos por la puerta de atrás y la mayoría sin dejar demasiados buenos recuerdos para el club. Así empezó el cambio y seguido a esto llegó Diego Cocca y junto a el, un equipo básicamente nuevo con muchas críticas pero con un icono como Diego Milito que volvió con un solo objetivo, ser campeón.

Catorce jugadores nuevos, un proyecto que generaba dudas y un técnico que llegaba tras ascender con Defensa y Justicia pero era mirado de reojo por un público académico que estaba, y con razón, cansado de malos resultados. Ganó bien los dos primeros pero sufrió un grave tropezón al caer por 4 a 0 ante Tigre, perdió el clásico, le costó recuperarse y el entrenador quedó en la cuerda floja y mal visto por la hinchada. Eliminado de la Copa Argentina todo hacía presagiar que Racing estaba otra vez en las malas.

Cuando todo parecía desmoronarse llegó el clásico ante Boca y todo empezó a cambiar. Gustavo Bou se transformó en ídolo, Ezequiel Videla era la clave en la mitad de cancha y la defensa parecía más firme en cada partido. Se ganó en la bombonera y si bien sufrió otra derrota ante Rafaela, el equipo había cambiado el chip, pensaba en positivo. Racing sumó puntos y River los perdió, así la Academia pasó de la nada a pelear el torneo, el gigante se había despertado.

Goleó a Estudiantes, le ganó a Vélez, igualó ante Olimpo y triunfó ante Gimnasia. Era el momento de Racing, estaba cerca del puntero que partido a partido dejaba cada vez más dudas. El equipo de Cocca no se cayó, logró la victoria ante Banfield y la ilusión se había renovado completamente. El título dejó de ser un sueño y pasó a ser un objetivo. Los ídolos se vistieron de héroes, Saja dijo presente en momentos claves y todos tiraron para el mismo lado. Tras vencer a Quilmes agónicamente los de Avellaneda tenían vía libre para ir por la gloria. Nada podía salir mal y con gol en contra de Ramiro Funes Mori en un Cilindro colmado de gente, Racing venció a River y quedó puntero, faltaba solo un paso para alcanzar la gloria.

Ante Rosario Central y ante Godoy Cruz en las últimas dos fechas, La Academia hizo lo que tenía que hacer, ganó y así se consagró campeón después de 13 años. Cuando nadie lo esperaba y de esta forma este año de Avellaneda salió el nuevo campeón.

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