Belgrano fue una de las grandes sorpresas del torneo de Primera División y desde que Ricardo Zielinski es el entrenador, sus dirigidos conocen el esquema a la perfección y se adaptan con facilidad a un 4-4-2 o a un 4-4-1-1 de acuerdo al rival. La B cuenta con un plantel corto, sin jugadores de renombre, donde la figura es el equipo en sí.
En el arco del elenco cordobés fue fundamental el papel del experimentado Juan Carlos Olave, que faltó a un solo partido debido a una lesión y suspensión. Además, el arquero de 39 años mantuvó en cero su valla en 11 oportunidades.
El lateral Renzo Saravia fue el defensor con más asistencias (cuatro) del torneo.
En la última línea, los de Barrio Alberdi fueron muy sólidos. Después de San Lorenzo e Independiente, que recibieron 20 y 22 goles respectivamente, se encuentra el Pirata con 23 tantos en contra. Otra particularidad es que sólo Rosario Central le hizo tres goles, en tanto que River y Temperley le marcaron dos.
En el mediocampo, la llegada de Sebastián Prediger le aportó al equipo una salida clara, ese primer pase seguro. Formó una dupla interesante de volantes centrales junto al capitán Guillermo Farré. Por la bandas el director técnico de la B siempre apostó a jugadores de buen pie y con llegada al arco rival.
Aún con altibajos, sobre todo después de una lesión, Lucas Zelarayán fue el jugador más desequilibrante en la ofensiva. Nombrado por AFA como el más gambeteador del campeonato, el Chino fue uno de los goleadores del Celeste con cinco tantos, junto a Mauro Óbolo y Jorge Velázquez. Luego aparecen Emiliano Rigoni y Fernando Márquez, con cuatro.
Para destacar los cordobeses contabilizaron apenas 33 goles en 30 encuentros, un promedio bajísimo para un conjunto que se mantuvo siempre entre los primeros puestos. Y la sensación es que, al menos en rendimiento, el equipo fue de mayor a menor. Basta con visualizar que en el primer tercio del campeonato marcó 16 goles mientras que en los dos tercios restantes convirtió 17.