Ser campeón del mundo no es algo que pueda suceder todos los días. Ser subcampeón, tampoco. Pero algo sí es seguro, jugar la final de la Copa Intercontinental no tiene precio, sea cual sea el resultado.

Así le pasó a River, casi dos décadas atrás. Retrocedamos hasta 1996, donde el Millonario se vistió de gala y cruzó todo el globo hasta las costas de Japón, para jugar trigésima quinta edición de la tan esperada copa. Una copa que no se compara con ninguna que haya en todo el planeta, porque ésta significa sólo una cosa: ser campeón de todo, y de todos. Y ser el rey de todos los clubes no es una tarea fácil.

River, el campeón de la Libertadores de ese mismo año, brilló no sólo en ese certamen sino también en el torneo local. Con Ramón Díaz comandando la nave, el Millonario era una máquina de aplastar rivales con su buen juego, presión, manejo y capacidad para anotar. La verdadera triple G: Ganar, Gustar, Golear.

Aquel 26 de noviembre del ´96, en el estadio Nacional de Tokio, el rival era Juventus, que ganó la Liga de Campeones luego de vencer al Ajax por penales. La abismal superioridad del equipo de Marcello Lippi se hacía notar en cada encuentro futbolístico. Igual que la de los dirigidos por Díaz.

Sin embargo, ese día particularmente, el combinado riverplatense estuvo lejos de sus mejores actuaciones. Esa final, siendo un solo partido -con alargue y penales en caso de empate-, se volvió un trámite pesado para el equipo del Pelado, que parecía no despertarse de una pesadilla que empeoraba con el correr de los minutos.

En el segundo tiempo, igualados en cero, el Millonario parecía despertarse lentamente y las posibilidades de poner el marcador a favor se quedaron con un remate del Burrito Ortega que pegó en el travesaño. Y eso fue todo porque luego, a nueve minutos de que se cierre el telón, Alessandro Del Piero aprovechó un mal despeje para definir cruzado y gritar el gol que dejó mudo a más de un espectador.

River abajo por uno, y cabe decir que fue gracias a su arquero Bonano, quien tuvo una actuación histórica y salvó a los de Núñez de una posible goleada.

A pesar de algún acercamiento a la red del rival, la historia no se movió y La Banda regaló el trofeo mundial: se olvidó de jugar y lo pagó caro, volviendo al país con las manos vacías.

Podemos decir que River le faltó todo: convicción, actitud, funcionamiento colectivo, presión e individualidades. Todo eso, que la Vecchia Signora tenía y de sobra: una superioridad tanto física como futbolística.

Entonces, la conclusión es sencilla: la Juve fue tan superior como lo era el Millo ante sus rivales locales. Pero esto lejos estaba de ser una prueba de domingo argentino. River superior en el territorio sur de América, la Juventus en el mundo. Así de simple, así de doloroso.

Polémica 17 años después

Al parecer, la historia de la final no terminó ese mismo día, porque muchos años después, en 2013, salió a la luz una declaración que tuvo repercusión mundial: según un informe de dos científicos italianos, Giuseppe D'Onofrio y Alessandro Donati, la Juventus “habría jugado dopada” las finales ante el Ajax (por la Liga de los Campeones) y River (por la Copa Intercontinental).

Según estos dos especialistas, quienes vieron los análisis de las muestras sanguíneas de los jugadores, no hay duda de que los futbolistas de la Juve "se prepararon con EPO" antes de las finales.

EPO es una sustancia prohibida en el deporte, ya que permite un mejor rendimiento en ejercicios aeróbicos y anaeróbicos. El caso más conocido: Lance Armstrong, el ciclista que tuvo que devolver sus siete Tours de Francia por un informe de dopaje por EPO.

Luego de conocerse el informe, Ramón Díaz no se quedó callado y declaró: "Pasaron muchos años, pero había una diferencia enorme. En esa época, Juventus tenía una enorme diferencia física con respecto a nosotros a otros equipos, no solo en el juego sino principalmente en lo físico". Del otro lado, Ángelo Di Livio, campeón de la Intercontinental con la Juve, le contestó al riojano: "A Díaz deberían darle vergüenza sus insinuaciones acerca de la victoria de Juventus. Si hubiésemos usado sustancias ilegales no le hubiéramos ganado recién por penales a Ajax y con un gol agónico de Del Piero en un córner en la final contra los argentinos”.

Sin embargo, la polémica quedó solamente en eso: un cruce de palabras, porque la FIFA no tomó papeles sobre el asunto y la situación quedó igual que en 1996.

Resumen: Copa Intercontinental 1996 – Final (26/11/1996)

JUVENTUS: Angelo Peruzzi; Ciro Ferrara, Sergio Porrini, Moreno Torricelli, Paolo Montero; Angelo Di Livio, Didier Deschamps, Vladimir Jugović, Zinédine Yazid Zidane; Alen Bokšić, Alessandro del Piero.

DT: Marcello Romeo Lippi.

RIVER: Roberto Bonano; Hernán Díaz, Celso Ayala, Eduardo Berizzo, Juan Pablo Sorín; Roberto Monserrat, Leonardo Astrada, Sergio Berti, Ariel Ortega; Enzo Francescoli, Julio Cruz.

DT: Ramón Ángel Díaz.

GOLES: ST 36m. Alessandro del Piero (J).

CAMBIOS: ST 30m. Leonel Gancedo por Berti (R), ST 43m. Marcelo Salas por Cruz (R), ST 42m. Alessio Tacchinardi por Zidane (J).

ÁRBITRO: Márcio Rezende de Freitas (BRA).

AMONESTADOS: PT 39m. Leonardo Astrada (R), ST 5m. Vladimir Jugović (J), ST 7m. Paolo Montero (J), ST 12m. Sergio Porrini (J), ST 38m. Moreno Torricelli (J), ST 39m. Zinédine Zidane (J).

EXPULSADOS: No hubo.

CANCHA: National de Tokio (Japón - Neutral).

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