Un 9 de diciembre, pero de 1970, Mariano Mangano dijo adiós. Quien supo ser el presidente de Estudiantes en la época dorada de la institución, falleció antes de culminar su mandato.

“Y a todos les digo que tengan fe, que Estudiantes se va a jugar en todos los terrenos y que cualquiera sea el resultado, nuestros colores nuestra ciudad, el país, quedaran orgullosos de esta representación…”. Palabras de un líder, de un gran dirigente, que llevó a su club a lo más alto del fútbol mundial. Palabras que Alejandro Sabella utilizó como motivación cuando Estudiantes enfrentó al Barcelona en la final del Mundial de Clubes, allá por el 2009.

Con Mangano como presidente, Estudiantes se subió al podio, no solo del fútbol argentino, sino al de América y, más tarde, al del Mundo. El Pincha, bajo la dirección técnica de Osvaldo Zubeldía, se alzó con el Metropolitano de 1967, su primer torneo oficial como máximo dirigente de la institución. Un año más tarde, obtuvo la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. En 1969 y 1970, el conjunto platense revalidó el título más importante de América. Además, en 1969 se alzó con la Copa Interamericana.

Sin embargo, no todo fue títulos en el mandato de Mangano. El presidente fue uno de los impulsores del Country de City Bell y, además, aumentó el padrón societario hasta llegar a los 75.000 socios, sobre el final de su presidencia, siendo el mayor en la historia de la institución.

Pero, más allá de su gran gestión deportiva y de los logros de la institución, Mangano no logró culminar su mandato. El dirigente, nacido en Río Negro el 14 de marzo de 1912, tomó la drástica decisión de quitarse la vida. ¿Por qué? Toda una incógnita. 

Tras compartir un almuerzo con su mujer, María Elena Cardelli, y su hija menor, Sara; Mangano le dio un fuerte abrazo a esta última y se retiró a su oficina, sitiada en los departamentos contiguos. A los pocos minutos se escuchó un disparo... 

La familia no encontró una carta, donde el dirigente explicara su drástica decisión. Días anteriores al hecho, Mangano le manifestó a su socio, Emilio Massi, su cansancio. No había causas económicas, aunque se habló de una enfermedad incurable.

A sus 58 años, Mangano le puso fin a su vida con un disparo en la sien y, de esta forma, también le puso un punto final a una época brillante del Pincha. Hoy, su pueblo lo recordó, como uno de los dirigentes más importantes en la historia del club.