Ocho años pasaron de esos cinco minutos fatales. Casi una década desde que San Lorenzo le empatara un partido imposible a River Plate. Fueron cinco minutos para generar el ya famoso "silencio atroz", popularizado por Oscar Ahumada ("Cuando San Lorenzo nos hace el segundo gol, la gente se enmudeció (...). Ese silencio fue atroz, porque fue un silencio muy grande").

Decir cinco minutos es mucho, es para redondear. Fueron tres, en realidad, los minutos entre los goles: a los 69, el Ciclón se pone 1-2 y, a los 72, 2-2. Antes, la más de una hora anterior, el Millonario había arrasado con los visitantes, y parecía que tenía la clasificación en el bolsillo cuando San Lorenzo se quedó con dos jugadores menos.

En la ida, en el Bajo Flores, la victoria fue para los, en ese entonces, conducidos por Ramón Díaz, condimento importante para esta historia. 2-1 fue el resultado, con Andrés Silvera abriendo la cuenta para el Santo a los 27 minutos, empate de Radamel Falcao sólo tres minutos después y victoria a través de Adrián González, de penal.

Cabe destacar el equipo de River en ese entonces, plagado de jugadores que, hoy, son figuras internacionales, así como otros que ya lo eran en ese entonces. Juan Pablo Carrizo en el arco; Paulo Ferrari, Gustavo Cabral, Eduardo Tuzzio y Cristian Villagra en la zaga; Matías Abelairas, Oscar Ahumada, Augusto Fernández y Diego Buonanotte como volantes, para asistir a dos monstruos adelante: Radamel Falcao García y Sebastián Abreu. Los que ocupaban un lugar en el banco no eran menos: el arquero Juan Marcelo Ojeda, Danilo Gerlo, Leonardo Ponzio, Ariel Ortega y Alexis Sánchez. El técnico, está próximo a dirigir a su actual club en la final de la UEFA Champions League. Se trata de Diego Simeone.

San Lorenzo, si bien no tenía tantas estrellas, también contaba con un buen plantel. Agustín Orion (titular en Boca Juniors hace años); Hernán Adrián González, Sebastián Méndez (hoy técnico del Godoy Cruz puntero), Jonathan Bottinelli, Diego Placente; Diego Rivero, Juan Manuel Torres, Walter Acevedo, Andrés D'Alessandro (hoy en River Plate, siendo ídolo de ambas Instituciones); Néstor Andrés Silvera y Gonzalo Bergessio (paseando por Europa con varios pretendientes). En el banco estaban Nereo Champagne, Germán Voboril, Juan Carlos Menseguez y Bernardo Romeo, todos jugadores de renombre, al menos, en el ámbito local. El DT era ni más ni menos que Ramón Díaz.

Ya con todo el preámbulo y el resultado de la ida, llegó el 8/5/2008. El Monumental explotaba (con público visitante) y River salía a la cancha decidido a llevarse una victoria que lo dejara en cuartos de final de esa edición de la Copa Libertadores. Volvían Ramón Díaz y D'Alessandro a una cancha donde supieron tocar la gloria con la banda roja en el pecho.

El juego comenzaba bien para los Millonarios: en 11 minutos, Matías Abelairas ejecutaba un tiro libre que, si bien parecía que se desviaba en Falcao, ingresaba sin oposición a la valla de Orion. 1-0 y festejo porque, con ese resultado, el que pasaba era el local. Luego, la historia comenzaba a calentarse por una dura patada del colombiano sobre Méndez, que generó un pequeño enfrentamiento entre los jugadores, pero sin consecuencias mayores.

Sin embargo, ese comienzo en la subida de temperatura derivó en que, a los 41, Diego Rivero abandone el campo de juego por doble amonestación y, a los 61, Jonathan Bottineli le propinara un duro codazo en la cara a Falcao, generando el penal para River (gol de Abreu) y la expulsión del central.

Parecía todo definido. A falta de media hora para el final, el Millo ganaba 2-0, de local y con dos jugadores más. No había forma de perder la clasificación. No había forma, pero sucedió. Ocho minutos después del segundo tanto local, comenzó a agrandarse D'Alessandro. Excelente jugada por derecha del ex River, con pisada incluída, asistencia para Silvera, toque atrás de este para Placente, que habilita a Bergessio y Lavandina cambia el pase por gol. 2-1 y comienza a gestarse la hazaña, con la conocida imagen del festejo eufórico de Ramón Díaz que tanto dolió a los hinchas del club de Núñez.

Con el descuento, River entró en dudas, se puso impreciso y San Lorenzo parecía ser el que tenía el 11 contra nueve a favor. Tres minutos. Sólo tres minutos pasaron para que el mismo Cabezón D'Alessandro genere un córner, que él mismo iba a ejecutar. El centro quedaba corto pero, entonces, apareció la figura. Gonzalo Bergessio le ganó la marca a Villagra e impactó, de palomita, el cabezazo que definió el 2-2, que obligaba a los locales a hacer dos goles más.

Sobre el final, sólo quedó la expulsión de Eduardo Tuzzio por último recurso y el festejo de los hinchas del Ciclón. Luego, las repercusiones y las declaraciones de Ahumada, que se apollaban, además, por los insultos de los hinchas de River a Ramón Díaz y D'Alessandro, quien, justamente, expresó sentir "amor por la gente" a pesar de todos y dedicó el triunfo a los dirigentes de ese momento. El Presidente era José María Aguilar, con quien el Millo saldría último por primera vez en su historia y comenzaría a gestar el descenso, consumado en 2011.

Historias de remontadas hay muchas, pero pocas como la hazaña de este San Lorenzo, que tenía todo en contra, pero logró levantarse y clasificar aún contra un gigante del continente.