Porque goles son amores y este ex delantero de goles sabía (y mucho), no podemos pasar por alto el día en que vino al mundo. Pasaron 43 años de la llegada del Optimista del Gol al mundo. De ese goleador que hizo emocionar hasta las lágrimas a todos los hinchas xeneizes en más de una ocasión. Porque si de lucha se trataba, él luchó más que nadie. No era el jugador más habilidoso, pero siempre le daba una alegría al conjunto de la Ribera. Ni sus peores momentos, ni una rotura de ligamentos pudieron frenar su olfato goleador. Tal es así, que se convirtió en uno de los grandes ídolos de Boca Juniors... Tal es así, que Martín Palermo es una leyenda viviente y, hoy, cumple 43 años.

El 7 de noviembre de 1973, en La Plata, nació el delantero más querido por los hinchas xeneizes, en el seno de una familia trabajadora, que le inculcó la importancia de luchar para cumplir sus objetivos. Luego de un paso por las inferiores del Club For Ever, el Loco Palermo llevó sus goles a Estudiantes, con edad de pre novena. El Pincha terminó de formar al potente delantero, que debutó a los 18 años en Primera División en un empate sin goles ante San Lorenzo, el 5 de julio de 1992.

Sin embargo, luego de su debut en la máxima categoría, lo que vino después no era lo que él deseaba. Tildado como un delantero torpe, Palermo no tenía los minutos y atravesó el primer momento duro de su carrera, donde se replanteó muchas cosas. Pero, después de su frustrado pase a San Martín de Tucumán y la salida de Miguel Ángel Russo y Eduardo Luján Manera, la historia del delantero cambió. Daniel Córdoba redobló la confianza por el Loco y lo puso entre los once. 

Tras una destacada actuación en el Pincha, Martín llamó la atención de los dos equipos más grandes del país. Boca y River posaron sus ojos en el que, sin dudas, estaba llamado a ser uno de los goleadores del país. Sin embargo, los de la Ribera se quedarían con él luego de la insistencia de Diego Armando Maradona para que contraten al atacante. 

El ojo clínico del número 10 xeneize, dio en el blanco. El Titán (Palermo) formó una dupla letal con Guillermo Barros Schelotto y con sus goles llevó a Boca a sus años dorados. De la mano de un tal Carlos Bianchi, el delantero se erigió como un verdadero rompe redes, con 20 goles en 19 partidos y un promedio de gol de 1,05 por partido; y guió al Xeneize a un nuevo título local, tras seis años de sequía.

"No hay otro jugador con sus características dentro del plantel. Palermo es un optimista del gol y, cuando no estás, se siente", confesó el Virrey (Bianchi) el 18 de julio de 1998. 

Así comenzó esta historia de amor entre Palermo y los hinchas xeneizes, que tuvo un final acorde a su carrera. En la última fecha del Clausura 2011, el 12 de junio de ese año, Martín decidió ponerle fin a su carrera como futbolista. El delantero se llevó las ovaciones del público local que, al canto de Ole le, ola la, Palermo es de Boca y de Boca no se va, le brindó un nuevo mimo al alma del Titán. Él respondió con los ojos llorosos a esta nueva demostración de cariño: "Los voy a llevar siempre en mi corazón".

El 'Loco' en su despedida. Foto: El Gráfico.

En esta despedida emotiva de la Bombonera, la dirigencia sacó uno de los arcos de la cancha y se la regaló al Optimista del Gol. Ese arco en el que tantas alegrías supo meter para hacer delirar a los hinchas. "No sé bien donde lo voy a poner, porque en mi casa no entra, pero les agradezco muchísimo", supo decir el goleador, visiblemente emocionado en la despedida que le organizaron. Pues siendo uno de los máximos ídolos y goleadores del club, era obvio que su despedida iba a ser a lo grande. 

"Siempre quise darles el gol. Fue lo máximo que tuve para darles adentro de una cancha. Se me vienen muchas cosas a la cabeza, tantos goles, tantos títulos y tantos compañeros. Todos han sido parte de mi historia en este club. Pero especialmente les quiero agradecer a ustedes, porque Boca no sería lo mismo sin ustedes. Boca es grande, y no por los jugadores, los dirigentes o los técnicos, Boca es grande por ustedes", les dijo Martín a ellos, a los hinchas que emocionado lo despedían.

Sin embargo, no fue una despedida, fue un hasta luego, ya que el Loco aún guarda la esperanza de algún día poder dirigir la institución que tanto le dio. Aunque hoy ese banquillo lo ocupa su gran amigo, Guillermo Barros Schelotto, sin dudas Martín tendrá su chance en el futuro y ahí es donde se volverán a reencontrar el ídolo y sus hinchas.

Pues claro, goles son amores y este amor quedó grabado a fuego en todos hinchas. Por eso, en este día festejamos por él y le decimos: ¡Feliz cumple Titán!