"Las grandes crisis sirven para originar a un líder", "Los embates de la vida me hacen más guerrero" son algunas de las frases que ilustran perfectamente las diversas situaciones futbolísticas por las que tuvo que pasar Atlético Tucumán. Los aficionados, los periodistas y los directores técnicos coinciden en que el Decano es un rival difícil en el estadio José Fierro. Este se ha convertido en una fortaleza inexpugnable y que equipos como Peñarol, Palmeiras y Jorge Wilstermann intentaron madrugar, cosa que quedó en mero intento. Otro punto de coincidencia entre los distintos actores de este gran deporte es la pasión con la que se vive el fútbol en la provincia. A pesar de ser totalmente válidas estas visiones y apreciaciones sobre el fenómeno Atlético Tucumán, es necesario mencionar el proceso por el cual el club tuvo que pasar para llegar al actual presente en la Copa Libertadores. El producto está a la vista, pero lo que permanece en las tinieblas y en las penumbras son la cantidad de "luchas" al mejor estilo grecoromanas que tuvo que librar la institución tucumana en su devenir futbolístico.

En la década del 90´el conjunto Decano frustró sus incipientes deseos de ascender a la Primera División cuando tuvo que enfrentar a Instituto de Córdoba. La Gloria tenía jugadores del calibre de Diego Klimowicz, un delantero de 1,91 con capacidad goleadora y que desequilibró, en todo momento, el juego aéreo de Atlético durante la serie correspondiente a los playoffs rumbo al ascenso. Durante ese interregno, Atlético tuvo que disputar una semifinal contra Chacarita Juniors que tenía como director técnico a Héctor Chulo Rivoira y jugadores de la calidad como Jorge Vivaldo, Esteban Boujón, Diego Rivero (el burrito pasó por Boca y San Lorenzo), el uruguayo Rodríguez ySilvio Carrario quienes eran considerados entre las mejores duplas de ataque en esa temporada. Atlético tenía en ese equipo a Mario Cota Álvarez, Jorge Jerez, Nilton Pardal, Mauro Amato, Fabián Bustos, Diego Graieb, el termense Ariel Ibañez, Adrián Czornomaz, Alfredo Beltrán y la calidad indiscutible de Raúl Aredes. Este hecho se produjo en la temporada 98-99 de la Primera "B" Nacional (así era la denominación de aquel torneo).

Chacarita Juniors Temporada 1998-99 | Imagen web
Chacarita Juniors Temporada 1998-99 | Imagen web

Una de las finales más recordadas fue contra Racing de Córdoba, batalla que se llevó a cabo en el mítico estadio José Fierro. En ese momento, transcurrieron los festejos por el día del padre. ¿Coincidencias? Está claro que no. En ese definición por penales Lucas Ischuk, si aquel jugador que provenía de las inferiores de Renato Cesarini y que formó parte de la cantera de River Plate, se erigió como figura y Atlético concretó el esperado ascenso a la "B" Nacional, luego de que se le haya negado esa posibilidad durante mucho tiempo y con diversas crisis económicas, institucionales que impidieron consolidar un proyecto en el plano futbolístico.

Así fue la definición

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