Atlético Rafaela, Los Andes, Central Córdoba y Almagro. Los únicos rivales ante los que se enfrentó Sebastián Sosa Sánchez en su fugaz paso por Quilmes. Ni siquiera pudo tener minutos en el partido amistoso que los suplentes disputaron ayer ante Dock Sud. El jugador de 24 años surgido de las categorías inferiores de Cerro Grande, llegaba en el pasado mes de julio al Cervecero con ilusión, un refuerzo en el que algunos confiaban y del que se esperaban buenos resultados.

Algunos, por no decir muy pocos, ya que sus últimos pasos antes de arribar en el Sur de Buenos Aires no eran muy convincentes. Venía de anotar tan solo cuatro goles en dos años jugando para tres diferentes equipos. Juventud Unida en la B Nacional (dos goles en 22 partidos), Boston River (dos goles en 13 partidos) y en Nacional de Uruguay, jugando tan solo un partido.

Y fueron 59 el total de minutos que dispuso en cancha Sosa Sánchez para Quilmes, sumando otro paso intrascendente. Un delantero que nunca pudo asentarse y que se vio superado por el resto de sus compañeros en disputa por el puesto de titular en el ataque del equipo de Marcelo Fuentes.

Más allá de las actuaciones del uruguayo, quien tampoco contó con muchos minutos, todo este contexto debe ser explicado para poder terminar confirmado las malas decisiones que viene tomando la dirigencia cervecera en el último tiempo, respecto al tema de incorporaciones. 

Álex Silva (5 partidos, 1 gol), Matías Tissera (12 partidos, sin goles), Román Strada (13 partidos, 1 gol), Matías Nouet (13 partidos, sin goles), Ignacio Bailone (2 partidos, sin goles), Nicolás Benegas (18 partidos, 1 gol) y Sebastián Pinto (7 partidos, sin goles) son casos concretos de delanteros que jugaron en Quilmes recientemente y no pudieron triunfar.

Ejemplos de los últimas malas decisiones que tomó el conjunto Cervecero a la hora de incorporar jugadores en ataque. Sencillamente, Quilmes está fallando a la hora de definir y seleccionar quien puede ponerse la camiseta de un club que tiene importantes obligaciones, pero que está acostumbrado a no acertar.

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