Arranca la Copa Libertadores, arranca una nueva ilusión para Racing. El equipo de Avellaneda quiere revancha tras la eliminación ante Boca la edición pasada. El primer paso del camino lo encontraba en el mítico estadio Centenario de Montevideo. ¿El rival? Rentistas, club Uruguayo que debutaba en el máximo torneo continental.

Juan Antonio Pizzi decidió poner en cancha un esquema táctico 5-4-1, apostando a la subida de los laterales, al fútbol de Rojas, a la fuerza de Copetti y a la contención de Kevin Gutiérrez. Las apuestas le venían saliendo mal, y esta noche no fue la excepción.

El plano del partido en los primeros 45 minutos fue muy claro. El equipo Uruguayo supo como jugarle a Racing: esperar, presionar en mitad de cancha, y contratacar. Así de simple. Ordenes claras, y ejecutadas de manera excelente por los futbolistas. 

El local esperó y dejó a La Academia manejar la pelota tranquilamente. Esto, a priori, podría sonar como una ventaja, pero justamente el equipo de Pizzi no destaca por su buen trato al balón. Y este fue el gran problema que tuvo Racing en el encuentro. La falta de ideas y de funcionamiento colectivo fue notable.

En el visitante la previsibilidad abundaba por doquier. Muchos toques horizontales en búsqueda de algún movimiento que pueda desacoplar la estructura defensiva visitante. Los centrales avanzaban, y con los característicos pases de Nery Domínguez y Sigali, Racing buscó saltear líneas a falta de entendimiento grupal.

Rentistas sabía que jugando a la defensiva iban a ser pocas las chances para poder golpear primero, pero cuando la tuvo la aprovecho. A los 41 minutos de la primera mitad el 9, Salomón Rodríguez concretó el 1-0 parcial.

Y así se fue la primera mitad, con un Racing desorientado, sin apariciones individuales, ni sociedades aparentes. Preocupante el rendimiento del equipo. El espectador no sabe a qué juega el equipo, y lo más alarmante es que esto es una constante en el ciclo Piz

Para mal fortuna del pueblo académico, los segundos 45 minutos siguieron del mismo modo. El equipo celeste y blanco no supo atacar y no logró entender como entrarle al rival. Cada futbolista trataba de eludir a varios rivales sin idea alguna. Muchas veces los planteamientos tácticos pueden salir mal, pero lo de Racing directamente era incertidumbre total. Sin circulación, ni juego, ni desequilibrio individual, es muy difícil que las cosas salgan bien.

Lo peor que podía hacer Rentistas era conformarse con el 1-0 temporal y directamente dedicarse a defender sin intención de contratacar y liquidar el encuentro. Esto fue justamente lo que sucedió. La Academia, con más vergüenza deportiva que entendimiento,  arrinconó al equipo Uruguayo hacía su propio arco.

Por el lado táctico, Lovera, Domínguez, Maggi y Fértoli entraron a la cancha para cambiar la historia y tratar de dar vuelta el resultado. De tener 5 defensores y dos mediocampistas centrales, como Gutiérrez y Miranda, a volver a una línea de 4 y una mitad de la cancha decididamente ofensiva.

La historia no cambiaba y todo iba para peor. Expulsión a Sigali en una de las pocas jugadas en la que Rentistas pudo aprovechar el desequilibrio del equipo rival, jugando al límite en defensa. Pero si hay algo que tiene el futbol, quizás su característica intrínseca, es su imprevisibilidad.

Cuando todo parecía estar perdido, a los 44 minutos del segundo acto, tras un centro de Lovera, el juvenil Juan José Cáceres, casi sin darse cuenta, logró conectar el balón de cabeza y empató el cotejo. Primer gol del joven en la primera del club. Respira Pizzi, que se veía venir la catarata de interrogantes respecto a su continuidad inmediata. 

Final del partido. Racing empató 1-1 de visitante ante, posiblemente, el rival más flojo de su grupo. Pobre actuación de La Academia, una vez más, en este caso, por Copa Libertadores. No parece haber rumbo futbolístico, con el pasar de los partidos el equipo aún no logra encontrarse, y los interrogantes sobre el futuro del DT cada vez son mayores.

Los que vienen, van a ser días fundamentales en Racing. La continuidad del entrenador pende de un hilo y retumba en las adyacencias del cilindro el nombre de Diego Cocca.  

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