Fueron tres fines de semana, en los que la Selección Argentina de vóley demostró un nivel muy bueno y por momentos superlativo.

El primero, jugado en Río de Janeiro, arrancó con tres derrotas: ante Estados Unidos por 3 a 1, con Brasil 3 a 0 y con Irán por 3 a 2. Salvo el partido con los locales, las otras dos actuaciones fueron muy importantes, ya que el equipo siempre dio pelea demostrando un gran desempeño colectivo.

Con respecto al segundo fin de semana en Polonia, el conjunto de Julio Velasco, dio dos grandes sorpresas al derrotar a Francia, último campeón del torneo, por 3 a 2 y a Rusia, último campeón olímpico, por 3 a 0. En este último encuentro, los roles estuvieron invertidos, Argentina como una gran potencia y los rusos que nunca encontraron la manera de doblegar al equipo nacional que jugó un partido perfecto.

El último fin de semana, la Selección de vóley cerró su participación en un partido muy parejo con Irán en el que perdió por 3 a 2. Pero el día anterior, con otro batacazo, venció a Serbia por 3 a 0 en una actuación en la que sorprendió por el nivel demostrado y reafirmó lo hecho en el fin de semana anterior.

La diferencia principal que muestra este equipo, no es sólo deportiva sino también mental, ya que cierra los sets con jerarquía y sin caerse en la recta final. Esta característica habla de la madurez de estos jóvenes jugadores y constituye una gran diferencia en relación a otros momentos del seleccionado de vóley masculino.

La Liga Mundial resultó de suma importancia para Argentina, ya que el equipo demostró que está para lograr cosas importantes. El balance final fue muy positivo. Quizás no tanto en cuanto a la posición obtenida, sino a su rendimiento, ya que le ganó a firmes candidatos para estar en el podio olímpico. También, debemos tener en cuenta que Facundo Conte no jugó este certamen (se está recuperando de una lesión para llegar bien a Río). Su incorporación será muy importante para pensar no sólo en alcanzar los cuartos de final, sino también ilusionarse un poco y soñar con la posibilidad de una medalla que nuestro país consiguió por única vez en Seúl en 1988. 

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