No hay acontecimiento que nos haga acelerar el corazón de gran manera como la Copa del Mundo, con partidos tanto emotivos como para el olvido eterno, jugadores que son héroes y otros que se convierten en villanos, y equipos que dan la sorpresa como los que decepcionan enormemente.

En estos días que nuestra selección Colombia esta tan cerca de volver a un Mundial después de 16 años de ausencia, muchos colombianos recuerdan lo que fue esa fiesta de participar en el torneo más importante de este deporte, y el recuerdo más vivo que se puede tener es el partido ante Alemania en 1990.

Antes de hablar de ese gran encuentro, repasemos lo que fue la historia previa antes del partido:

Colombia regresaba a la Copa del Mundo después de 28 años al ganar la repesca ante Israel venciendola en Barranquilla por la mínima diferencia gracias a Albeiro Usurriaga, y con el empate sin goles en Ramat Gan, la tricolor obtuvo el pase a Italia ’90.

El combinado cafetero integró el Grupo D compuesto también por Emiratos Árabes Unidos, Alemania Federal y Yugoslavia, ambas selecciones candidatas al título.

Colombia comenzó bien el mundial al derrotar 2:0 a Emiratos Árabes en Bolonia con goles de Redín (50') y Valderrama (86'), siendo esa la primera victoria colombiana en un Mundial.

Cinco días después, cayó apretadamente 0:1 contra Yugoslavia en un buen juego y con una buena actuación del arquero René Higuita, quien hizo uso de su apodo de antipenal al atajar el cobro de un gran experto cobrador, Faruk Hadzibegic.

En el último partido de la fase de grupos se jugaba su cupo a octavos de final frente a Alemania Federal, subcampeón de las dos últimas Copas del Mundo y gran candidato al título, conformada por jugadores de renombre como Thomas Haessler, Rudi Voeller, Lothar Matthaeus y Juergen Klinsmann.

El encuentro se jugaba en el estadio Giuseppe Meazza de la ciudad de Milan y el arbitro era Alan Snoddy de Inglaterra.

Colombia formaba asi:

Iniciaba el partido en Milan y ambas selecciones mostraron una propuesta ofensiva de área a área, con oportunidades claras para Colombia y el temible juego fuerte de Alemania. Higuita fue importante en la zona posterior junto con Perea en defensa y Fajardo en la recuperación, y Estrada como único atacante en el área teutona.

Fue un partido tácticamente perfecto el del combinado cafetero, con buen marcaje y gran toque de pelota que no la hizo opacar ante una Alemania que venía de ganar los dos partidos anteriores.

La labor de los volantes en el segundo tiempo fue vital para seguir manteniendo la igualdad, pero ese trabajo se fue al piso al minuto 88 con el gol de Pierre Littbarski que supero la marca de Fajardo y venció la resistencia de Higuita, marcando el gol de la victoria transitoria faltando solo dos minuto para el final y eliminando a Colombia en primera ronda injustamente.

La decepción en el estadio y en los aficionados colombianos en sus casas era más que notoria, se jugaba bien pero se estaba perdiendo el partido sobre el final. Algunos ya estaban resignados a ver a su selección eliminada antes de tiempo y nadie se esperaba lo que pasaba minutos después.

El juez ingles dio tres minutos de adición y era el todo o nada para la tricolor en busca del pase a octavos de final, un tiro libre que no prosperaba y la defensa alemana se paraba bien en el campo de juego.

El reloj marcaba 92 minutos, y Leonel Álvarez recuperaba el balón para pasársela a Fajardo, el bendito la jugaba con Valderrama y este con Rincón, la devolvía al capitán colombiano y el toque a Fajardo, de nuevo el esférico a Valderrama, y con un pase que sigue en la retina de todos los que asistieron al Giuseppe Meazza y de los que vieron el partido por televisión, se la pasaba a Rincón y el mediocampista del América de Cali remataba por entre las piernas de Bodo Illgner, logrando lo impensado, lo inimaginable por los 72.500 asistentes, Colombia empataba el partido a un minuto del final.

Más que un gol, fue la muestra de la superación propia ante las adversidades más difíciles, venciendo cualquier paradigma de derrota y mostrar lo que significa esa frase de cajón que siempre se recuerda en todo momento de la vida: “Esto no se acaba hasta que se acaba”.

Con el final del partido, la alegría era colombiana. El combinado nacional clasificaba a los octavos de final de la Copa del Mundo (lo más lejos que ha llegado Colombia en un Mundial hasta la fecha) y pese a que nuestro país no vivía su mejor momento a causa del Narcotráfico, aquel 19 de junio de 1990 se olvidó todo eso y las calles se llenaron de banderas con los colores nacionales y gente llena de alegría después de mucho tiempo.

Acá está la crónica y reacciones de lo que fue ese dia por el antiguo noticiero "24 HORAS":

Aunque el partido contra Alemania daba esperanzas de seguir luchando hasta la final, el sueño de la selección terminó cuando el delantero de Camerún Roger Milla, aprovechó un error defensivo nacido en los pies del arquero René Higuita para liquidar el partido por los octavos de final, con un marcador de Colombia 1-2 Camerún.

Los siguientes años fueron de triunfos, alegrías, dos mundiales consecutivos y tener a los mejores jugadores de Sudamérica y del mundo para ese entonces, pero nada se le igualó a esa tarde inolvidable en la que el fútbol colombiano mostro el mejor juego hecho por futbolistas de gran nombre como Freddy Rincón, Andrés Escobar, Leonel Álvarez y Carlos Valderrama, y que continúan en la memoria del país como referente de una época dorada.

Hoy en día los colombianos tienen la esperanza de volver a jugar una copa del mundo, y el objetivo es recobrar la identidad de finales del siglo XX que sorprendió al mundo entero con buen trato al balón, velocidad y excelente táctica.