Hablar de René Higuita es sinónimo de talento, calidad, ingenio, goles, atajadas, y miles de recuerdos en los que los hinchas verdolagas tienen en la memoria, sea por que lo vivieron, o porque sus familiares, padres o los vídeos de la época hicieron transformarlo en una leyenda del fútbol colombiano, pero sobre todo una ídolo de Atlético Nacional.

Y es que más allá de sus récords, sus 30 goles marcados con la camiseta o en realidad con alguno de sus pintorescos buzos con el escudo de Nacional, o sus cuatro títulos que obtuvo con el club, nunca se pudo imaginar lo grande, extensa y gloriosa fuera a ser su carrera deportiva.

Hablar del loco es pensar en el gol a River en el 95, cuando creíamos que los millonarios de Núñez nos iban a pasar por encima, pudiendo llegar a una nueva final continental, generando ilusión y dicha en el pueblo colombiano, o aquella noche del 31 de mayo de 1989 en la que detuvo cuatro penales y fue pieza clave en la obtención de la primera Copa Libertadores para un club colombiano. Sus apariciones con la selección Colombia, donde hasta su arrojo y confianza le dio para hacer la jugada del escorpión en la catedral del fútbol, Wembley.

Acá podríamos quedarnos embelesados recordando y memorizando sus múltiples hazañas, el cariño y el carisma que siempre reflejó en la cancha, con sus compañeros e hinchas, hace que un futbolista más allá de ganar títulos o poner todo su empeño dentro del terreno de juego, sea un handicap para que perdure por siempre en el recuerdo de una multitud. Y eso es de lo que tiene José René Higuita.

Ahora, con casi medio siglo de experiencia en este mundo, no va a alcanzar la vida para llenarlo de homenajes, para demostrarle el cariño que no sólo los hinchas de Nacional le guardan, sino los de todos los clubes colombianos. Porque René es eso, es pueblo, es Colombia, es su alegría cuando atajaba, es su irreverencia cuando salía del arco a melearse dos o tres contrarios, es el respeto por los colores y el saber que, cuando lleva varios años en un país como Arabia Saudita siendo entrenador de arqueros, él conserva su pelo largo, y toda esa bacanería que lo caracteriza, y por el cual cada tanto vemos como le renuevan el contrato y no lo quieren dejar ir.

Foto: Daily mail

Más allá de los números o repasar sus comienzos, este texto especial y ojalá que lo logre leer, era un homenaje sincero de alguien que apenas comienza en el mundo de las letras y el periodismo, pero que indirectamente, influyó en ser de esos primeros héroes que siempre lucharon por sus sueños y no desfalleceron hasta conseguirlo, por más dificultades que le pueda presentar la vida.

Siempre recordaré mi primer partido cuando te vi defender los colores verdes y blancos en el Atanasio Girardot, y como eras el mejor del Mundo en esos noventa y tantos minutos al son del "Olé ole olé, loco, loco".

Datos gracias a @datosnacional.

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Sobre el autor
Juancho Serrano
Periodista deportivo del Círculo de Periodistas deportivos de Buenos Aires, Argentina. Colombiano. Amante al buen fútbol. La razón y el trabajo, te llevan al lugar que buscas.