El día 13 de noviembre del 2020 fue un día histórico para los dirigidos por Carlos Queiroz, pues después del juego contra Uruguay se plantó una nueva estadística: la selección Colombia perdió con el peor marcador de su historia por eliminatorias en condición de local.

Para comenzar con el análisis es importa hablar sobre la estrategia de la selección charrúa cuando afronta un compromiso en condición de visitante: comienza con ímpetu buscando abrir el marcador, y cuando lo logra, se repliega y acomoda bien en el campo de tal manera en la que su rival sea incapaz de atacar con facilidad. 

A partir de la estrategia de Uruguay, el rival se ve afectado en su condición mental, pues la necesidad de anotar es predominante. Gracias al afán del equipo que esté abajo en el marcador, se generan espacios sin marcaje, situación que los charrúas aprovechan por completo. 

Partiendo de esta idea, y teniendo presente que la selección Colombia recibió la primera anotación al minuto 5 (por un error individual), el cuerpo técnico era el encargado de revertir la situación mediante un replanteo del juego, y de ser posible, cambios en la nómina.

Sin embargo, la decisión de Queiroz fue despoblar el centro del campo para aportar gente en el ataque. El ingreso fue pertinente pero el jugador que salió no fue el adecuado, Wilmar Barrios es el jugador quitador que necesitaba el equipo para tener equilibrio, pues Jefferson Lerma es un jugador que da salida pero quita poco.

Posteriormente, decidió ingresar a Cardona sacando a Uribe, quien era el otro jugador de primera línea, quedando con una primera línea del mediocampo vacía y un frente de ataque desordenado con dos 9 netos (Morelos y Zapata) y un solo jugador extremo que residía en el costado derecho.

Cuando se dio la salida de Barrios y posteriormente de Uribe (dejando solo a Lerma en la primera línea), se vio la descompensación del segundo tercio del campo colombiano. Estos espacios fueron más que evidentes en el tercer gol, cuando el jugador uruguayo pudo entrar con completa libertad y sacar un remate desde la media distancia.

Es evidente que un gol recibido en los primeros minutos del juego cambia la idea inicial que se había planteado, pero esa es la función de un director técnico: cuando una situación se torna gris, se debe recurrir a conceptos tácticos para revertirla y ponerla a su favor.

Sería insensato pasar por alto los errores individuales que tuvieron como desenlace 2 de las anotaciones, pues también tuvieron un efecto directo en el desarrollo del partido.

Para concluir, es importante decir que Colombia perdió básicamente por errores del técnico (mal planteamiento inicial, mal manejo tras el primer gol y malos cambios)  y por 2 errores individuales muy concretos. Para su siguiente partido, en la ciudad de Quito, debe matar o morir.