3.600 metros de altura resultan intimidantes para cualquier equipo de futbol que tenga que enfrentarse a este extra en la competencia. Sinceramente, el punto más alto dentro de los sitios comunes para jugar al futbol profesional en Sudamérica a nivel de selecciones, es un aliciente más a vencer cuando se visita a la selección boliviana.

La Paz y la altura, tan importantes, por cierto, se han convertido en el temor mediático cada vez que La Verde oficia como local. Y no es un error hablar de ello, pero sí resulta cansino encontrarse con estos dos términos de manera rutilante y repetitiva en cada uno de los espacios de análisis y titulares dedicados a la selección boliviana.

Esta vez, Colombia se mide ante Bolivia, una selección que se hace fuerte en su casa, pero que la tricolor ha sabido vencer. La selección cafetera, quinta con ocho puntos se enfrenta a la verde, que con cinco unidades es octava en la tabla.

Se han jugado seis partidos, y así se ubica cada uno. El último compromiso entre ambos fue victoria para Colombia. El más reciente encuentro en Bolivia, victoria tricolor. Colombia ha sabido cogerles el tiro a los bolivianos en la última década, y eso ilusiona. Los partidos deben jugarse, claro está; pero las estadísticas respaldan lo hecho por los colombianos.

Entonces, ¿a qué se debe atener Colombia?

La selección boliviana al mando del entrenador venezolano César Farías presenta ciertas variantes que son necesarias resaltar respecto a su estilo de juego.

Al tener como referencia fija dentro del área a su goleador histórico Marcelo Moreno Martins, el juego por bandas es un recurso muy utilizado por el conjunto verde. Sus laterales se caracterizan por realizar un juego de ida y vuelta repetitivo a una alta intensidad, buscando ubicarse en posición favorable para lanzar centros al 'nueve'.

La capacidad goleadora de Martins, a partir de sus recursos que van desde el pivoteo, las demarcaciones y el golpeo de cabeza, hacen que los centrales deban referenciar constantemente al jugador de 34 años, quién es el máximo artillero de la competición con seis tantos.

El ritmo con que juega el equipo boliviano en su estadio también es para tener en cuenta. Sus jugadores se sienten cómodos en su campo, y ejecutan, en la mayoría del tiempo de los partidos, una intensidad con velocidad tanto en el transporte del balón como en sus repliegues defensivos.

Ante la posibilidad de que su rival los supere en la posesión del balón, los bolivianos recurren con frecuencia a soportar los ataques en contra a través de bloques defensivos compuestos por tres defensas centrales y los dos laterales. En esta figura, el mediocentro defensivo natural se reordena en posición de la zaga central para evitar ser sorprendidos en inferioridad numérica.

A esta se suman el resto de jugadores, que se sitúan en el primer cuarto de cancha, con la intención de recuperar la pelota cerrando espacios posibles de pases de su rival.

Bolivia, en los momentos en los que entiende su papel inferior en el partido, adopta una posición replegada en defensa, con intenciones de despliegue en transiciones rápidas aprovechando a sus laterales y su velocidad.

El juego de esta selección, al no tener jugadores con grandes capacidades de transporte de pelota, se basa en ejecuciones largas de pases siempre con el objetivo de atacar lo más pronto posible.

La selección boliviana ataca poco, pero cuando logra pisar los linderos del área rival es una amenaza constante al tener a Moreno Martins como referencia peligrosa de cara al arco contrario.

Colombia debe aprovechar lo que por nombres, es una plantilla superior a la de su rival. En el papel, el equipo de Reinaldo Rueda cuenta con variantes mucho más peligrosas que las de su rival, y así el factor rimbombante de la altura siga estando ahí para hacer diferencia, lo cierto es que los últimos tres enfrentamientos entre ambas selecciones en suelo altiplánico han sido favorables para los visitantes.

El regreso de un jugador de la calidad y el desequilibrio de Juan Fernando Quintero, y la incursión de laterales que se supone, están acostumbrados a jugar en condiciones similares a las de La Paz, deben ser herramientas que, en completa disponibilidad para el entrenador, irrumpan con éxito en el transcurso del partido y en el resultado final del compromiso.

Lo cierto es que mañana se juega un compromiso crucial para las aspiraciones de la selección cafetera y su cuerpo técnico. El reto es inmenso, y ante Bolivia, Colombia confía en volver a ganar en el Hernando Siles, y espera revalidar su triunfalismo ante una selección que muchos ven como débil, pero que, con todos sus “demonches”, resulta un verdadero obstáculo en el camino de las eliminatorias sudamericanas.

Posible formación

Carlos Lampe; Diego Bejarano, Adrián Jusino, Luis Haquin, Roberto Fernández; Diego Wayar, Fernando Saucedo, Erwin Saavedra, Juan Carlos Arce, Yeison Chura; Marcelo Moreno Martins. D.T.: Cesar Farías.