Desde luego este no ha sido un año cualquiera en la Casa Blanca. Tercera temporada de Pablo Laso a los mandos de la nave, en la que se han vivido momentos muy grandes. Los merengues habían ido recuperando el dominio patrio frente al Barcelona de manera paulatina. Ahora tocaba refrendarlo, pero dando un paso más. La derrota europea ante el Olympiakos aún dolía, y la directiva madridista de baloncesto conformada por José Ángel Sánchez y Alberto Herreros tenía una clara obsesión: conseguir la Novena a toda costa. Ese era el comando desde la cúpula del club.

Para ello se llevaron a cabo dos ilusionantes fichajes en verano. Se trataba de la reestructuración del juego interior merengue. Salían del club Mirza Begic y Rafael Hettsheimeir, cuyo trabajo en la anterior campaña había sido más que deficiente, y entraban en escena Ioannis Bourousis y Salah Mejri. Ambos serán analizados de manera detallada más adelante, como el resto de la plantilla blanca, pero avanzar ya que su trabajo y aportación ayudaron mucho a que el Madrid fuera de nuevo un equipo dominante en la pintura.

A ellos se sumaba Dani Díez, joven perla de la cantera, que tras un año cedido en el Lagun Aro volvía a casa para sustituir a Carlos Suárez, que ponía rumbo al Unicaja después de que sus minutos y confianza hubieran decrecido notablemente a lo largo del anterior año. A falta de verles juntos sobre una pista todo sonaba muy bien. Tercer año de un proyecto compacto, donde Rudy era el líder natural, pero Sergio Rodríguez y Llull estaban cogiendo cada vez más galones. Donde el entendimiento entre ellos era perfecto, donde la base era correr la pista y saltarle las tuercas al rival, pero donde todo el trabajo comenzaba en la defensa, y ahí especialistas como Darden, Draper y Slaughter tenían un papel relevante.

Mucha presión, pero también ilusión en el que iba a ser un año espectacular. Y todo comenzó con el primer título.

Segunda Supercopa de España consecutiva

Casi todavía en plena pre-temporada (4 y 5 de octubre) arrancaba el primer trofeo oficial del año. La Supercopa que se disputaba en el Buesa Arena de Vitoria. Tras el sorteo el Madrid quedó emparejado con el Bilbao Basket en la primera semifinal. Los de Laso comenzaron insultantes y pletóricos, literalmente pasando por encima de los hombres de negro (100-61) y metiéndose en la final sin problemas. Por la otra parte del cuadro el Barcelona eliminaba al anfitrión el Caja Laboral con algo más de dificultades, pero un nuevo clásico servía para abrir boca.

El partido fue ciertamente reñido, con parciales bastante parejos, pero los blancos revalidaron el título volviendo a ganar a los blaugrana (ya lo habían hecho en la anterior edición en Zaragoza) y llevándose el partido 83-79. Al Barcelona le faltaban hombres importantes como Navarro, Lorbek y Oleson (que luego fueron decisivos a lo largo del año), pero el Madrid se mostró mucho más serio en defensa y resolutivo en ataque. El MVP del torneo fue Sergio Rodríguez (que comenzaba ya un año triunfal posteriormente ratificado por gran cantidad de reconocimientos individuales).

Los merengues levantaban de nuevo el trofeo, tercero en sus vitrinas y segundo conquistado de manera consecutiva. Aunque los objetivos blancos seguían siendo a largo plazo, ganar títulos al Barcelona siempre es una gran satisfacción (casi obligación), por lo que este nuevo grupo comenzaba la temporada con grandes sensaciones.

El Madrid invencible

Los siguientes tres meses hasta que terminó el año natural (incluso hasta principios de febrero de 2014) fueron una sucesión demoledora de victorias consecutivas. Los blancos no perdían en ningún frente. En Liga Endesa todos y cada uno de sus rivales eran apalizados por diferencias que hacía lustros no se veían en la ACB. Las medias de los merengues eran las mejores en puntos anotados, en basketaverage general, en valoración individual y de todo el equipo, en rebotes, asistencias, tapones, porcentajes de triples, recuperaciones.... Un auténtica máquina total. De toda la primera vuelta tan sólo el Valencia en el partido de la Fuente de San Luis vino a inquietar a los blancos (recordar que los taronja se llegaron a poner 14 puntos arriba). Pero el Madrid remontó y también ganó ese encuentro.

En Euroliga más de lo mismo. Comenzaba el primer grupo y el Madrid barrió a todos sus rivales. Ni los desplazamientos a Estambul, Rusia o Alemania, ni el apretado calendario entre competición nacional y europea. Nada podía frenar a los blancos que cerraron esta primera fase con un rotundo 10-0 y avanzaban al segundo grupo como los líderes indiscutibles y único equipo en toda Europa que todavía no conocía la derrota en partidos oficiales.

Los números en la Euroliga también eran insultantes. Los merengues enchufaban una media de 93 puntos por partido y los ganaban por una diferencia media favorable de 24 puntos, algo realmente monstruoso. Todos los grandes equipos del Viejo Continente lo miraban con temor, y hasta el férreo Messina llegó a decir que este año eran todos contra el Madrid. Precisamente fue el CSKA de Moscú del entrenador italiano el primer equipo en ganarle un duelo a los de Laso. Fue allí, en tierras rusas el 23 de enero de 2014. Los rojos ganaban al Madrid 85-71 cerrando una racha de 31 victorias oficiales consecutivas. Tremendo.

Reconquistando la Copa del Rey

Pero el Madrid aún batía récords en la Liga Endesa donde seguía sin perder un partido. A principios de febrero volvía la Copa del Rey. Se disputó entre el 6-9 de febrero en el Martín Carpena de Málaga. Era importante para los merengues ganar este trofeo, pues era el único que todavía se encontraba en poder del Barcelona, y podría ser un golpe en la mesa definitivo. Ni que decir tiene que el claro favorito era el Madrid. Los blaugrana iban recuperando hombres, pero seguían en un modesto tercer puesto en la clasificación de la Liga. El Valencia estaba haciendo un gran año, pero iban por la parte del cuadro de los culés.

En los cuartos el Madrid se enfrentó al Herbalife Gran Canaria, y los derrotaron con solvencia (83-60), demostrando una vez más que los pupilos de Laso estaban defendiendo como cicles. La temporada seguía avanzando y en toda Europa se fascinaban de la potencia de fuego de los merengues, pero la clave final de su imperial racha estaba siendo esa defensa asfixiante, de marcas pegajosas, de rotaciones mortales en las que todos los hombres salían afilados al campo (algo que al final de temporada pasó factura en lo físico, pero eso ya será analizado).

En s​emifinales el Madrid no dio ninguna opción al CAI Zaragoza y pasó por encima de los maños (98-66) para meterse en la final con enorme autosuficiencia.

Por la otra parte del cuadro hubo más lucha, pero lo cierto es que el Barcelona cumplía y también se metía tras derrotar a los taronja por ocho puntos (89-81). Y otra gran final entre los eternos rivales, otro clásico estaba servido.

Muchos esperaban que los merengues arrasaran a los culés, pero no fue así. El partido fue intenso, bronco, trabado. Los de Xavi Pascual dispusieron un entramado defensivo muy duro, se gustaron en las marcas individuales y hombres como Oleson demostraron que ya estaban a máximo nivel. De hecho tenían el título en la mano a falta de seis segundos. Pero entonces apareció la magia del Chacho, que tras dos fintas vio por el retrovisor a Llull, sólo desde cinco metros. Una canasta para un título, mientras se encendía el marcador electrónico... Y Llull la metió sin dudarlo. Locura total en las filas merengues, jugadores y equipo técnico saltaron a la cancha. Los blancos ganaban la Copa del Rey en el último segundo (77-76) y le daban un mazazo anímico terrible al Barcelona. Este equipo parecía claramente bendecido.

Una puñalada llamada Euroliga

El Madrid había ganado ya dos títulos, era el primero en la Liga Endesa y seguía devorando récords de imbatiblidad en la competición nacional. De hecho, la primera derrota de la temporada se produjo contra el Valencia el 27 de abril, después de siete meses ganándolo todo y con un alienígena 27-0 en la clasificación, algo sin precedentes. Los blancos ya eran casi primeros matemáticamente. Fue en un magnífico duelo que terminó 105-110 y sin prórroga alguna. Lo cierto es que el Madrid pagó el esfuerzo europeo. Después de quedar también primero del 2º grupo de Euroliga (aunque sufriendo más de lo esperado) a los blancos les tocó en la eliminatoria de cuartos el que era vigente campeón, y su bestia negra en la final del año anterior: el experimentado Olympiakos de Spanoulis.

Todo un reto para los de Laso, pero también una forma de espantar los fantasmas más cercanos y plantarse en la Final Four de Milán con más moral que nunca. Y así lo hicieron. La serie fue larga, muy dura y tuvo que decidirse en el quinto partido. Después de marchar a Atenas con una jugosa ventaja de 2-0, los blancos comenzaron a notar el casancio y las lesiones acumuladas de Carroll y Draper, que acortaban sobremanera la rotación exterior. Llull, Chacho y Rudy respondían, pero era evidente que se estaban cargando de minutos en exceso. El equipo echó de menos algún refuerzo.

En un quinto partido espectacular, con un Palacio de los Deportes totalmente repleto (cerca de 13.000 almas), el Madrid ganaba a los griegos y se metía en la Final 4 por segundo año consecutivo, tercero en los últimos cuatro. Allí, en la primera semifinal le esperaba de nuevo el Barcelona. Esto parecía el día de la marmota, un bucle infinito en el que los dos titanes debían verse las caras siempre. De momento los blancos siempre habían ganando a los culés, pero el sufrimiento de la final de Copa daba a entender que el duelo sería tremendo. Sin embargo, el Madrid destruyó a los blaugrana por la diferencia más grande que nunca se ha visto en una Final Four, en concreto de +38 puntos (100-62). Los de Laso pasaron a la final como enormes favoritos.

Y allí les esperaba el Maccabi de Tel Aviv, que se había metido como tapado, que había eliminado contra pronóstico el CSKA de Messica casi pidiendo perdón. Los blancos y los hebreos ya se habían enfrentado en el grupo previo, y el Madrid se había llevado la victoria tanto en el Palacio como en el Nokia Arena. Todo parecía claro, el Madrid tenía que conquistar la ansiada Novena. Nada podía fallar, y allí en la grada estaba Florentino junto a Ana Botella. Pero llegó la debacle. Los merengues no se encontraron cómodos en ningún momento del encuentro. Pese a ello y tirando de su enorme calidad y plantilla forzaron la prórroga. Allí se vinieron abajo: cansancio físico, faltas personales, y fantasmas mentales atacaron a los madridistas y el Maccabi del estratega David Blatt se llevó la Euroliga 86-98.

Contrapronóstico, los macabeos levantaban el entorchado europeo mientras la plantilla blanca era un mar de lágrimas. Reyes por los suelos, Rudy mirando a la nada, Llull totalmente destrozado (no metió ni un punto), Chacho con la cara tapada por una toalla...Por segundo año consecutivo se les escapaba el máximo galardón, la ansiada (exigida) Novena. Y la cara desencajada de Florentino comenzaba a baticinar nubes de tormenta en la Casa Blanca.

Perdiendo la Liga

Desde luego fue difícil recuperarse de esta terrible derrota (de hecho, es posible que los blancos no lo hayan hecho). Lo cierto es que el Madrid retuvo el primer puesto de la Liga lo que le daba ventaja de campo durante todos los playoff. Su marca al final de la regular fue monstruosa (32-2), algo realmente brillante, pero el Madrid estaba cansado. Draper seguía lesionado y eso restaba rotación de bases, mermaba la defensa y no permitía cambiar tanto el ritmo de los partidos cuando había que frenar la anotación del rival. Carroll había vuelto de la lesión en la rodilla, pero dos meses en el dique seco son mucho y el cañonero mormón no era el mismo del comienzo del año. Rudy jugaba por pundonor, pero tenía un dedo roto y frecuentes problemas de espalda.

Un tanto renqueante el Madrid afrontaba la eliminatoria de cuartos contra el CAI Zaragoza. Ganó la serie 2-0 sin dar opciones opciones a los maños, pero lo hizo sin la previa superioridad con la que aplastaba a sus rivales. Los tanteos fueron bastante ajustados (78-70) en el Palacio y (95-101) en el Príncipe Felipe. Los merengues eran muy superiores a los zaragozanos, y por ello ganaron, pero en el primer duelo estuvieron fatal en los porcentajes de tiro, y en el segundo tiraron de defensavisión, muy indolentes en las marcas.

En semifinales esperaba el Unicaja. Esta serie fue épica, con marcadores realmente ajustados y varias prórrogas. En los dos primeros partidos en el Palacio el Madrid ganó pero con tremendo sufrimiento. Aún así la serie se iba muy encaminada a Málaga. Allí sufrieron un paliza en el tercer duelo. Ganar al Madrid ya no era una utopía, una misión totalmente imposible como unos meses antes, ahora era posible y los rivales olían la sangre. En el cuarto duelo los blancos dieron la cara y pudieron cerrar la serie 3-1 y tener unos días de descanso mientras por la otra parte del cuadro Barcelona y Valencia se estaban partiendo la cara.

Y así se disputó la final de la Liga, de nuevo entre blancos y culés (que eliminaron a los taronja con enorme sufrimiento). Esta final era una trampa para los merengues. Revalidar la Liga era una exigencia, más después del descalabro europeo, pero perderla a manos del eterno rival sonaba a blasfemia en los oídos de la directiva blanca. Y como un capítulo más de la Ley de Murphy la tragedia se empezó a gestar desde el primer duelo. Los blancos defendieron muy mal y caían en casa 93-98 perdiendo la ventaja de campo. Tanto éxito en la regular, para anularlo en 40 minutos.

Pero no estaba todo perdido. Se ganó el segundo duelo (87-78) defendiendo mejor y ganando el rebote. Esas eran las claves para intentar ganar algún partido en el Palau y forzar el quinto. Sin embargo el Madrid estaba fundido. Sus rotaciones no eran tan efectivas ni brillantes. Sus hombres ya no salían desde el banquillo con tanto ímpetu. Sergio Rodríguez había sido el MVP de la Euroliga y mejor asistente de la ACB, pero las fuerzas le fallaban. Y lo de Nikola Mirotic ya se analizará, pero lo cierto es que hizo acto de desaparición, borrándose física y mentalmente. Todo ello motivó que el Barcelona ganara los dos partidos en casa, el 1º de paliza (94-79), el 2º y definitivo de manera muy ajustada (83-81).

Se puede hablar de polémica arbitral, de mala suerte (hasta Laso acabó en silla de ruedas tras romperse el Talón de Aquiles), de lucha de egos, de fatiga general, de falta de reacción...Pero lo cierto es que el Madrid había ido de más a menos, y después de un comienzo esplendoroso plagado de victorias insultantes terminó perdiendo Euroliga y Liga, un terrible golpe para una de las plantillas más ilusionantes de la historia del madridismo.

¿El final de la era Laso?

La pregunta ahora es cómo afectará esto al futuro del proyecto Laso. El entrenador vitoriano tiene todavía dos años más de contrato, pero las sensaciones dentro del club no son buenas. Recordar que el míster llegó un tanto de rebote, lo suyo más que una elección fue una falta de opciones. Tras la lamentable etapa de Messina, que salió huyendo del Madrid y dejando de interino a Emmanuele Molín, el Madrid necesitaba un nuevo proyecto de manera urgente. Florentino Pérez es del gusto de entrenadores mediáticos, ya con pasado y normalmente con un palmarés envidiable. Por ello llamó a Obradovic, pero el eterno serbio tenía planes por Turquía. Luego contactó con Repesa y Pniagiani, pero también le fallaron. Laso fue un "veremos a ver" casi pensando en una mera transición.

En los tres años que este lleva en la plantilla, Laso ha ganado 2 Supercopas de España, 2 Copas del Rey, 1 Liga Endesa y ha jugado dos Finales de la Euroliga (algo que no se conseguía desde hacía 19 años) y otras dos finales de Liga Endesa. Se puede afirmar que su equipo ha ido creciendo año a año y cada vez es más completo. Además siempre llega a los momentos de la verdad, el problema es que ha caído en los últimos eventos más importantes, y eso es imperdonable dentro de un engranaje cainita como es el Madrid.

Con Laso el Madrid ha ido puliendo defectos y ha jugado como los ángeles, además de conquistar todo tipo de récords de imbatibilidad, pero ha fallado en momentos clave. Su continuidad se está discutiendo y planeando en estos instantes. El alejamiento con algunos de sus jugadores (se habla de un enfrentamiento abierto con Mirotic) también pueden enturbiar su futuro. Al presidente le gusta Fotsis Katsikaris. El heleno es joven, mediático, ya ha entrenado en España y ahora tiene una magnífica oferta económica del Unics Kazan ruso encima de la mesa. De hecho la iba a firmar la semana pasada, pero por algún "extraño" motivo ha decidido esperar unos días. ¿Un telefónazo desde la Casa Blanca? La respuesta en las próximas fechas.

Análisis individualizado de la plantilla

Año apasionante plagado de encuentros. Los blancos han tenido que jugar: dos partidos de Supercopa, tres de Copa, 31 de Euroliga entre grupos, eliminatoria y Final Four y 45 de Liga Endesa entre temporada regular y playoffs, para un total monstruoso de 81 duelos. Todo ello lo ha podido afrontar gracias a una amplia y compensada plantilla, que fue notando el cansancio y las lesiones, pero que ha sido una máquina perfecta durante meses de competición. Ahí va una mirada particularizada de estos doce guerreros blancos:

Dontaye Draper (Dorsal nº 4/ 1.81 cm./ 81 kgr / 1984 / Base). El de Baltimore cumple su segundo año en las filas merengues. Después de triunfar en la liga croata ha sabido entender a la perfección que su rol en el Madrid: ser el tercer base del equipo. Por ello juega pocos minutos, pero se le exige que salga totalmente concentrado y se ciña a su papel. Es un excelente especialista defensivo y de los mejores robadores del equipo. Estando al máximo nivel físico lo ha hecho muy bien, el problema es que le han atacado las lesiones. Primero se fracturó un dedo del pie, luego se rompió un hueso del brazo derecho en la eliminatoria contra Olympiacos. Se ha perdido lo más importante de la temporada, rompiendo la rotación y haciendo que el equipo defienda peor. Esas ausencias prolongadas le pueden pasar factura de cara a su renovación.

Sergio Rodríguez (Dorsal nº 13/ 1.92 cm./ 84 kgr. /1986 / Base). Este ha sido sin duda el mejor año del Chacho en toda su carrera deportiva. El genio canario ha estado a un nivel alienígena en todas las competiciones y se ha hinchado a recibir galardones individuales: MVP de la Supercopa de España, MVP de la Euroliga, Premio Endesa de la Liga y mejor asistente en la competición europea y la nacional. Impresionante, con un dominio circense, preciosista e insultante del balón. A ello ha sumado un mejora en los porcentajes de tiro desde el perímetro, siendo un asesino implacable desde la larga distancia. Lo cierto es que en las últimas fechas ha llegado falto de gasolina, pero el de La Laguna es una de las piedras angulares del actual Madrid.

Sergio Llull (Dorsal nº 23 / 1.90 cm. / 90 kgr./ 1987 / Base-Escolta). Otro que ha tenido un año muy destacado. El Aeroplano de Mahón es un portento físico al que cada vez suma más experiencia y capacidad de liderazgo. Suyas han sido algunas de las canastas más espectaculares del presente año, y no le tiembla el pulso cuando tiene que echarse el equipo a las espaldas. Su trabajo ha sido incansable durante todo el año y ha aguantado sin lesiones, demostrando que es un auténtico Iron man en la pista. Cabe subrayar dos momentos de su temporada. En lo positivo destacar con letras de oro la canasta sobre la bocina que valió la Copa del Rey, fue un tiro para la historia del madridismo. En lo negativo su parca actuación en la final de la Euroliga, donde no metió ni un sólo punto. El menorquín lo sabe, y apretó mucho en los playoffs para quitarse el mal de boca. Si la NBA no lo recluta, será otra pieza destacada del Madrid.

Jaycee Carroll (Dorsal nº 20 / 1.88 cm / 82 kgr./ 1983 / Escolta). El mormón ha tenido un año muy irregular. Comenzó como una moto, haciendo una pretemporada magnífica gracias a que no disputó el Eurobasket, lo que le permitió entrenar bien y comenzar con la mira telescópica perfectamente ajustada. Saliendo siempre desde el banquillo era un tormento desde el perímetro y se estaba convirtiendo en el mejor sexto hombre de los blancos. Tras la Copa del Rey llegaron las lesiones: esguince de tobillo, problemas en el menisco y finalmente una artroscopia en la rodilla que le dejó en el dique seco algo más de dos meses. Eso fue terrible para el Madrid, y desde luego para el jugador, que se esforzó por volver pero ya no al mismo nivel. Carroll ha sido el mejor cañonero del Madrid en años, pero eso no le asegura su continuidad a los 31.

Rudy Fernández (Dorsal nº 5 / 1.96 cm. / 83 kgr. / 1985 / Escolta- Alero). El líder natural de este equipo junto al capitán Reyes. Rudy es el jugador más brillante de su generación, un hombre polivalente, híper activo, motivador nato y luchador de raza. Desde su llegada al Madrid el equipo juega mejor y eso es evidente. Este año ha tenido partidos espectacular en todas las competiciones, pero su esfuerzo físico le pasa factura. Dolores de espalda, problemas en el hombro derecho y un dedo fracturado han mermado su rendimiento. Rudy es el mejor pagado de la plantilla, por lo que en torno a él debería girar todo el proyecto del equipo. El posible relevo de entrenador puede traer un cambio en su rol, pero lo cierto es que a día de hoy sigue siendo imprescindible.

Tremmell Darden (Dorsal nº 21 / 1.94 cm. / 91 kgr. / 1981 / Alero). El predicador es uno de los mayores aciertos de la era Laso. No fue un fichaje mediático, de hecho llegó en el mercado de invierno proveniente del Zalgiris Kaukas y gracias a que accionó una clausula por impago en el anterior equipo. Es un jugador inteligente, muy aplicado, defensor implacable no exento de calidad en ataque, con un físico portentoso. Ese extraño elemento que da cohesión a todo el grupo, que cubre a los compañeros, que no protesta si chupa banquillo y que siempre entrena y juega de manera saneada. El problema es que va a cumplir los 33 años y alguno puede tener dudas sobre su renovación, aunque jamás haya dado motivos para la queja.

Dani Díez (Dorsal nº 11 / 2.01 cm. / 96 kgr. / 1993 / Alero). La joven perla de la cantera blanca que tras un periplo de un año fogueándose en la Liga Endesa volvía al Madrid para cubrir la baja de Carlos Suárez. El madrileño tiene planta y calidad. Con las categorías inferiores de España se sale, siendo el mejor anotador y reboteador año tras año. El problema es que en el Madrid no ha podido demostrarlo. Su rol se ha ido apagando con el transcurso de los partidos. Laso le ha visto muy verde, Darden ha sido el titular claro, y ha preferido reconvertir a Rudy o desplazar hacia fuera a Mirotic antes que darle continuidad a Díez. Puede que el próximo año sea de nuevo traspasado, todo dependerá del míster (Laso u otro).

Nikola Mirotic (Dorsal nº 12 / 2.08 cm. / 102 kgr. / 1991 / Ala-pívot). Niko es un genio, eso nadie lo duda. El pasado año fue el MVP de la Liga, ha sido dos veces Trofeo Rising Star al mejor jugador joven de Europa. Este año ha estado en el mejor quinteto de la Liga y en el segundo mejor de la competición europea, pero su rendimiento ha bajado de manera exponencial y preocupante. Tras perder la Final 4 ha sido una sombra. Algunos dicen que su inminente marcha a la NBA le ha condicionado, que tiene una lucha abierta con Laso, que el nacimiento de su primer hijo le ha hecho dudar sobre su futuro. Contar con él al máximo nivel otro año sería de un valor incalculable, pero su situación en el club parece más que inestable actualmente.

Felipe Reyes (Dorsal nº 9 / 2.04 cm. / 104 kgr. / 1980 / Ala-pívot). El eterno capitán siempre cumple. Espartaco ha firmado una gran temporada, la mejor de los últimos cuatro años. Totalmente centrado ya en su papel de hombre que sale desde el banquillo, ha sido el revulsivo en muchos partidos, y cuando las cosas se ponían feas en los partidos importantes siempre ha dado la cara. A su tremenda experiencia suma una evidente mejora en los tiros de cuatro metros y desde la línea de libres, lo cual le permite sumar puntos tras rebote ofensivo. Este año Reyes cerrará periplo con la selección española en el Mundial de Madrid, y llega al mismo como un tiro. Su gran decepción es perder por segundo año consecutivo la final europea, único trofeo que le falta en su excelso palmarés. Todo apunta a que el cordobés todavía tendrá su última oportunidad la próxima campaña.

Marcus Slaughter (Dorsal nº 44 / 2.04 cm. / 104 kgr. / 1985 / Pívot). El californiano es un hombre de equipo. Un especialista defensivo que cubre sus carencias de centímetros a base de manos rápidas en la pintura. Este año sus minutos y protagonismo han decrecido, puesto que las dos principales incorporaciones del equipo han sido en su demarcación. No ha tenido un año brillante, pero ha cumplido cuando ha salido a pista. Su principal problema han sido las faltas personales, este año se ha cargado mucho más de lo esperado, quizá porque tiene que hacer lo exigido en menos tiempo. Su continuidad en el club es dudosa y dependerá de la forma de juego que adopte el grupo.

Ioannis Bourousis (Dorsal nº 30 / 2.10 cm. / 120 kgr. / 1983 / Pívot). El gigante heleno ha sido el fichaje estrella de la temporada 2013/14. Un hombre experimentado, de carácter fuerte, rocoso en defensa y que aporta puntos. El griego ya había ganado la Euroliga y su refuerzo buscaba dar el paso definitivo en esta faceta. En líneas generales ha cumplido, ha sido infinitamente superior que Mirza Begic y ha dado mucha más consistencia al juego interior merengue. Sin embargo, su alta ficha y algún bajón en el rendimiento en momentos concretos de la temporada, pueden despertar ciertas dudas sobre su continuidad. En principio debería cumplir otro año de contrato.

Salah Mejri (Dorsal nº 50 / 2.17 cm. / 121 kgr. / 1986 / Pívot). La torre tunecina ha sido una agradable sorpresa. Ya se le fichó por ser el mejor taponador de la competición y por correr bien la pista pese a su inmensa envergadura. Cuando el Madrid ha hecho show-time ha brillando claramente en la pista, y suyas han sido algunas de las mejores jugadas de la competición. Laso lo ha ido poniendo en pista de manera gradual, en la Euroliga ha jugado menos, pero en Liga Endesa ha terminado pletórico. Si las lesiones no le juegan una mala pasada puede tener futuro en el conjunto blanco, es el mejor intimidador del grupo aunque debería cerrar más la pintura en los rebotes.

Pablo Laso (Vitoria / 1967 / Entrenador) El vitoriano cierra su tercer año como técnico de los blancos. Cada temporada ha ganado al menos un trofeo oficial. Sin embargo, su gran contra es que se ha quedado dos veces a las puertas de la Euroliga. Ha sido nombrado el Mejor entrenador de la Liga Endesa 2013/14, y el mejor entrenador de la Euroliga en los meses de noviembre y diciembre. El hito de victorias consecutivas que ha alcanzado este año se remonta a la época más gloriosa del club, cuando entrenaba el legendario Ferrándiz. Su trabajo en los tiempos muertos es intenso y gusta de utilizar muchas rotaciones con el propósito de repartir minutos y protagonismo. Si señala a alguien no le tiembla el pulso para dejarle en el banquillo. Como jugador fue el máximo asistente y recuperador de balones de la era ACB, una leyenda viva.

FOTOS DEL RESUMEN POR ORDEN:

1) Wikipedia.org

2) litb.com

3) Realmadrid.com

4) Altaspulsaciones.com

5) elpais.com

6) eldia.es

7) zonadetres.com

8) lavozdegalicia.es

9) cadenaser.com

10) Fotos de la plantilla : euroleague.net