Desde el nacimiento del baloncesto en Europa y la celebración del primer campeonato de naciones continental, allá por 1935, han sido cientos los jugadores que han dejado su huella inmersa en las diversas canchas del viejo continente. Dentro de este grupo selecto, apenas unos pocos han logrado captar la atención del aficionado de la forma que lo hiciera Nick Galis a finales de los 80.

Nacido en el estado Nueva Jersey en el lecho de una familia pobre de inmigrantes griegos, fue en la pequeña localidad de Union City donde el greco-americano vivió su adolescencia y comenzó a interesarse por el deporte. Cuando apenas había sobrepasado la década de vida, Galis decidió iniciarse en el boxeo y comenzar a entrenar con asiduidad cerca de su casa. Sin embargo, el descontento que causaba en su madre la actividad, que no soportaba verle moratones por toda la cara día sí y día también, le llevó a sustituir los guantes por la canasta. Galis aún no era consciente de la cantidad de experiencias que estaba predestinado a vivir sobre el parqué.

Galis, con el número 15, posa juto a sus compañeros de Seton Hall. (Foto: Mundo Deportivo)

Tras disputar cuatro años al máximo nivel en la Universidad de Seton Hall, el jugador se coló entre los mejores anotadores de la liga universitaria al promediar 27'5 puntos por encuentro, registros que solo superarían Lawrence Butler y Larry Bird. Sus grandes dotes para la anotación colocarían a Galis en una franquicia NBA tras la conclusión del draft de 1979.

Red Auerbach decidió desprenderse de sus servicios por una lesión en el brazo

Sin embargo, una inoportuna lesión le privó de exhibir su talento en esta gran liga y al poco de ser elegido por los Boston Celtics, estos decidieron cortarle. Esta elección del laureado Red Auerbach, sigue siendo hoy en día uno de los borrones más reseñables de su intachable carrera como entrenador profesional. Aún así, Galis no perdió la fe en su baloncesto, y cómo se suele decir en estos casos: "Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana." Bien pues, bendita ventana estarán pensando el greco-americano y los suyos.

Icono de la revolución griega

Truncadas sus aspiraciones como baloncestista en el país que le vio nacer, Galis decidió probarse en Europa, y para ello qué mejor que hacerlo en su otra tierra; el hasta ahora desconocido país heleno. Allí, de la mano del Aris de Salónica, se convirtió en el máximo exponente de la revolución del baloncesto griego, un deporte, que poco antes de su llegada, apenas trascendía entre medios y aficionados.

En la Macedonia Central, y arropado siempre por su inseparable compañero Panagiotis Giannakis, Galis cosechó una trayectoria impecable. Caracterizado por su calidad innata, su historia permanecía en perpetuo idilio con la canasta, llegando, por momentos, a sobrepasar límites inimaginables para el propio espectador.

Durante sus años en Sálonica, el Aris llegó a conquistar 14 títulos . (Foto: Mundo Deportivo)

No era para menos, Galis encabezaba la generación de jugadores griegos más prometedora hasta la fecha. Avalado por sus 38'2 puntos por partido de media en sus primeros siete años en la liga, el greco-americano fue el principal estandarte del combinado del seleccionador Kostas Politis de cara al Campeonato del Mundo de 1986; el primero en la historia de los helenos.

Bajo la dirección ofensiva del incansable Galis formarían otros ilustres jugadores del baloncesto griego como Theofanis Christodoulou, Michail Romanidis, Nikos Filippou o el ya mencionado Giannakis. Con todo esto y más, Grecia llegaba a su primer Campeonato del Mundo, donde esperaba hacerse un hueco entre las grandes potencias del deporte de la canasta. Para ello Politis había confeccionado una selección joven y con proyección, que sería la antesala de aquel histórico combinado que ganaría en 1897 el Eurobasket celebrado en la propia Grecia.

España, el lugar elegido

1986 será un año recordado con especial cariño para españoles amantes del deporte. En el año en que España ingresaba en la Comunidad Económica Europea, Juan Antonio Samaranch anunciaba al mundo que Barcelona sería sede olímpica en 1992. Simultáneamente, Fernando Martín, un joven madrileño de 205 centímetros, asombraba a toda la nación mudándose a Portland para jugar en la NBA, una liga que poco a poco comenzaba a mirar hacia el otro lado del Atlántico en busca de talentos.

Tras caer eliminados en cuartos de final por los belgas en el Mundial de México, todo el pueblo español se volcó con su homónimo de baloncesto; que por primera vez en la historia tendría lugar en el país más grande de la península ibérica.

Los favoritos eran los de siempre, los Estados Unidos, Yugoslavia y la URSS, que venían dominando el baloncesto mundial desde prácticamente su aparición. Siguiendo su estela, se encontrarían la Brasil de Oscar Schmidt, el combinado italiano guiado por Antonello Riva y el veterano Walter Magnifico y la España de los Epi, Villacampa, Chicho Sibilio o Fernando Martín.

Sin embargo, dentro de las quinielas de aspirantes nadie parecía apostar por el conjunto confeccionado por Kostas Politis. Esto se debía, principalmente, a lo poco que se conocía por aquel entonces del baloncesto practicado en las proximidades del Egeo. Aún así, la prensa y los aficionados no tardarían en hacerse eco de la asombrosa calidad de alguno de los miembros del equipo heleno.

Galis se fue hasta los 53 puntos en su debut ante Panamá

Y es que, el debut de los griegos en el campeonato entró por la vía rápida en los anales de la historia del deporte de la canasta. No fue para menos, en una de las exhibiciones individuales más destacadas habidas en una Copa Mundial, Galis se fue hasta los 53 puntos con un 66'7% de acierto en tiros de campo. Sin tiempo para asimilar esta marciana actuación, el escolta greco-americano volvió a saltar a la cancha para jugar ante Francia. Ante la mirada atenta de medio mundo, Galis volvió a exhibirse en Zaragoza y se fue hasta los 34 puntos, fallando tan solo en uno de sus intentos a canasta. Las actuaciones de aquel pequeño jugador de 183 centímetros no dejaron indiferente a nadie.

Esta fue la tónica durante el resto del torneo. Las prestaciones de Galis llegaron hasta tal punto que el resto de rivales se deshacían en elogios al ver que hicieran lo que hicieran el dorsal cuatro acabaría anotando. El por aquel entonces soviético, Arvydas Sabonis, dijo una vez que tenía la sensación de que si Galis tenía intención de encestar lo haría, sin llegar a importar qué tipo de defensa se practicara sobre él o cuantos hombres tuviera encima. Incluso, el que fuera designado MVP del torneo, Drazen Petrovic afirmó que: "Si él era el hijo del demonio... Galis era el demonio en persona."

A pesar de las derrotas ante España o Brasil en la primera fase, el escolta mantuvo su excelso nivel de forma y continuó por encima de la veintena de puntos en ambos partidos. Su figura seguía creciendo a pasos agigantados, al mismo tiempo que se distanciaba de Oscar Schmidt en la lista de máximos anotadores del torneo.

Galis estrechando la mano a Fernando Martín . (Foto: Mundo Deportivo)

Si bien era cierto que el potencial ofensivo de Grecia era temible, su presencia en la pintura en ambos lados de la cancha se vio reducida ante la baja de La araña, Panagiotis Fasoulas, que decidió ese mismo verano entrenar en Estados Unidos para preparar un posible salto a la NBA que, con el paso de los años, no se consumó. Esta fue, una de las principales razones por las que Grecia no consiguió ninguna victoria en la exigente segunda fase.

Aunque ya estaban eliminados y los partidos apenas trascendían, Galis cerró el campeonato anotando 40 y 49 puntos. El jugador procedente de Nueva Jersey completaba así uno de los campeonatos del mundo más brillantes, en el ámbito individual, que jamás se haya visto. En él, se fue hasta los 33'5 puntos de media en la decena de encuentros disputados.

Esto no fue nada más que el primer gran contacto heleno con el baloncesto mundial. Lo que vendría a continuación daría para un capítulo aún más extenso, en el que estos mismos pioneros consagraron su óptima actuación en España con sendas finales de Eurobasket, donde se dieron a conocer como lo que son hoy en día, una de las principales potencias del panorama mundial. Con todo esto y más, cabe recordar que Galis abrió el camino hacia la historia, siendo estrella en su primer Campeonato del Mundo.