Argentina recibió en el año 1990 a los 16 mejores equipos de baloncesto del mundo para disputar el Mundial. Yugoslavia, Estados Unidos y la Unión Soviética se presentaban como los grandes favoritos para hacerse con el torneo, aunque los yugoslavos partieran con cierta dosis más de favoritismo que estadounidenses y soviéticos. La anfitriona Argentina, llegó al Mundial con ilusión, pero con pocas posibilidades de llegar lejos en el torneo.

Fue un Mundial algo movido, debido a los problemas que tuvo Argentina para organizarlo. La falta de recursos fue el principal problema que tuvo la Confederación Argentina de Baloncesto. Cambiaron varias veces las sedes, hasta llegar al consenso definitivo. El Estadio Luna Park de Buenos Aires, el Pabellón Verde de la FeCorBa, el Estadio de Newell’s Old Boys de Rosario, el Estadio La Tecnológica de Santa Fe, el Estadio Polideportivo Delmi de Salta y el Estadio de la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester, fueron las sedes del campeonato.

El torneo constó de cuatro grupos con cuatro equipos cada uno. Los dos primeros pasarían a una segunda fase en la que se volverían a dividir en otros dos grupos. De ahí, el primero de cada grupo se enfrentaría al segundo de los otros en unas semifinales, para después llegar a la gran final.

En el grupo A fueron encuadradas Angola, Puerto Rico, Venezuela y la a la postre campeona Yugoslavia. En el B, Australia, Brasil, China e Italia se disputaron los dos puestos que daban acceso a la siguiente ronda. En el C estuvo España, que compartió grupo con Corea del Sur, Grecia y Estados Unidos. Finalmente, en el D estuvieron la Unión Soviética, Argentina, Canadá y Egipto.

Primera fase del Mundial

El 8 de agosto se dio el pistoletazo de salida del Mundial de Argentina 1990. En el grupo A, Yugoslavia era la favorita para clasificarse en primera posición. Tras el fiasco del Mundial de España, en el que Yugoslavia fue apeada del torneo en las semifinales por la Unión Soviética por un ajustado 91-90, los yugoslavos no pensaban en otra cosa que en ganar, y se sentían favoritos para hacerlo. Drazen Petrovic, Toni Kukoc y Vlade Divac era el gran big three con el que se presentó la selección. Además de ellos, los Paspalj, Savic, Zeljko Obradovic o Velimir Perasovic completaban una plantilla de ensueño. Cabe recordar que al Mundial no pudo acudir Dino Radja, ausente por una inoportuna lesión, que de haber podido ir, habría completado un plantel de auténtico lujo.

Puerto Rico debía ser en principio el segundo de ese grupo. Los puertorriqueños llegaron liderados por José “Piculín” Ortiz, ex jugador de Real Madrid, Barcelona y de los Utah Jazz entre otros equipos, y por el base Fede “Fico”López, de origen mexicano.

Los boricuas sorprendieron al mundo en ese torneo debido a su buen baloncesto, llegando incluso a ganar a Yugoslavia en la fase de grupos, terminando en el primer puesto, con 3 victorias y ninguna derrota. Los balcánicos fueron segundos con 2 partidos ganados y uno perdido.

Equipo Puntos V D PF PC DF
Puerto Rico 6 3 0 248 224 24
Yugoslavia 5 2 1 259 245 14
Venezuela 4 1 2 241 257 -16
Angola 3 0 3 231 253 -22

El grupo B se presentaba como uno de los más igualados del Mundial. Solo China desentonó en un grupo marcado por la igualdad en todos los partidos. Brasil buscaba mejorar de la mano de su estrella, Oscar Schmidt, el cuarto puesto del anterior Mundial. Italia, por su parte, a pesar de no llegar en su mejor momento al torneo, soñaba con las medallas, liderada por Antonello Riva, que hoy día sigue siendo el máximo anotador italiano de la historia. Finalmente, Australia, sin presentar ninguna gran estrella, tenía un conjunto muy sólido, que no iba a ponerle las cosas fáciles a ninguna selección.

El resultado final del grupo fue un empate a dos victorias y una derrota entre las tres selecciones nombradas, China lo perdió todo. Finalmente, Brasil como primera y Australia como segunda, fueron las que pasaron.

Equipo Puntos V D PF PC DF
Brasil 5 2 1 331 273 58
Australia 5 2 1 264 247 17
Italia 5 2 1 318 290 28
China 3 0 3 256 359 -103

El grupo C era el de la selección española, que compartió grupo con dos colosos como son USA y Grecia. Los norteamericanos presentaron una selección repleta de jugadores universitarios, destacando por encima de todos unos jovencísimos Alonzo Mourning, Billy Owens y Kenny Anderson, que buscaban llevar a su país al triunfo final.

La Grecia de Gallis, Giannakis y Fassoulas, buscaba hacer un buen papel en el que probablemente iba a ser el último Mundial de las tres grandes estrellas helenas.

La selección española estaba en un proceso de cambio generacional y buscaba relevo a una de las grandes generaciones que ha tenido este país. Los Epi, Fernando Martín, Joan Creus o Nacho Solozábal, que habían sido la columna vertebral del equipo en el Mundial del 1986, no estuvieron en Argentina. Era el momento de que Fernando Romay, Andrés Jiménez y Jordi Villacampa ejercieran de “veteranos” y con unos jovencísimos Alberto Herreros o José Miguel Antúnez, intentaran hacer un buen papel, algo que no ocurrió.

Estados Unidos demostró su superioridad, ganando todos sus partidos y quedando primero de grupo. Grecia, además de ganar a la floja Corea del Sur, logró la victoria ante España, que quedó apeada de la lucha por los primeros puestos del Mundial a las primeras de cambio. Fue un resultado muy decepcionante para todos los españoles.

Equipo Puntos V D PF PC DF
Estados Unidos 6 3 0 344 247 97
Grecia 5 2 1 316 272 44
España 4 1 2 308 298 10
Corea del Sur 3 0 3 244 395 -151

Finalmente, en el D, la Unión Soviética era la gran favorita para el primer puesto del grupo. A pesar de ese favoritismo, los soviéticos llegaban al torneo diezmados con respecto a los torneos anteriores, debido a las bajas de sus jugadores lituanos (Arvydas Sabonis, Homicius, Marciulonis y Kurtinaitis), que renunciaron a la selección para solidarizarse con la aspiración independentista de Lituania.

Argentina, el anfitrión, tampoco llegó en un buen momento al campeonato del mundo. La trágica muerte de Carlos Cerutti, uno de los pívots jóvenes con mayor proyección en ese momento, trastocó los planes de Boismené, el seleccionador argentino. Además, el míster decidió prescindir de uno de sus mejores hombres, Hernán Montenegro, con lo que el papel de líder y referente, se quedó en manos del escolta Héctor Campana. Para colmo, Campana se lesionó justo antes del comienzo del Mundial y era seria duda para los primeros partidos, con lo que las opciones argentinas disminuyeron muchísimo.

Canadá quería ser la tapada del grupo y debía ser la selección que compitiese con Argentina por el segundo puesto.

Egipto era la cenicienta de ese grupo D y apenas contó con opciones en ninguno de los partidos que jugó en ese Mundial.

La Unión Soviética no dejó lugar a la sorpresa y venció en sus tres partidos, quedando primera. Argentina, con un Campana recuperado, pero repleta de dudas, consiguió vencer a Canadá y al débil Egipto, para clasificarse como segunda.

Equipo Puntos V D PF PC DF
Unión Soviética 6 3 0 289 234 55
Argentina 5 2 1 255 250 5
Canadá 4 1 2 252 254 -2
Egipto 3 0 3 209 267 -58

Segunda Fase

La segunda fase contó con los mejores ocho equipos, que se dividieron en dos grupos. El escenario escogido por la federación argentina y la FIBA fue el mítico Luna Park de Buenos Aires. En el primero la revelación Puerto Rico, compartió grupo con Estados Unidos, Australia y Argentina. Los norteamericanos partían en como favoritos y ganaron sus partidos ante australianos y argentinos, pero no pudieron doblegar a los sorprendentes boricuas, que lograron vencer en sus tres encuentros y cerrar la clasificación como primeros de grupo, por delante de Estados Unidos.

La anfitriona quedaba eliminada en segunda ronda, tras caer en los tres partidos que disputó, una decepción para los argentinos, que llegaron a creer en su selección después de su buen papel en la primera fase del Mundial. Campana, fue de lo mejor que se vio en Argentina, llegando a los 33 puntos en el partido contra Estados Unidos. Contra los norteamericanos fue el encuentro más completo que jugó el equipo argentino en todo el Mundial, demostrando que no se le había olvidado jugar a baloncesto. Finalmente, Argentina cayó por 100 a 104, pero la imagen que ofreció fue infinitamente mejor que en el resto de partidos.

Puerto Rico seguía con paso firme en la competición y presentaba su candidatura para hacerse con el oro. José “Piculín” Ortiz y un gran “Fico” López estaban liderando a un equipo que había llegado de tapado, pero que estaba demostrando tener nivel para poder ganar a cualquier selección de ese Mundial.

En el otro grupo, Yugoslavia y la Unión Soviética eran los dos claros favoritos para copar los primeros puestos. Griegos y brasileños estaban claramente un peldaño por debajo. Finalmente, se cumplieron todas las previsiones y yugoslavos y soviéticos pasaron a la fase final, como primeros y segundos, respectivamente. El partido entre ambos fue decisivo para la clasificación final. En él, los balcánicos dieron un golpe encima de la mesa y pasaron por encima de la Unión Soviética. El resultado final fue 100-77, siendo una auténtica exhibición de juego de Yugoslavia, que en ese momento se convertía en la máxima favorita para conseguir el oro.

Fase final

En las semifinales del Mundial, Puerto Rico y la Unión Soviética se enfrentaron por un lado, y Yugoslavia y Estados Unidos por otro. Los puertorriqueños, sin nada que perder, intentaron hacer historia y clasificarse para la final, pero delante tuvieron a un equipo que todavía no había dicho su última palabra en el torneo. La Unión Soviética hizo valer su mayor experiencia y madurez y doblegó a los boricuas con relativa facilidad, por 82-98, clasificándose así para la gran final.

El Yugoslavia-Estados Unidos fue aparentemente un encuentro más igualado, y digo aparentemente porque el marcador final fue 99-91, favorable a los balcánicos. Pero a pesar de la igualdad del marcador, los yugoslavos manejaron el partido de principio a fin, impidiendo que los norteamericanos tuvieran en algún momento opciones reales de vencer. Drazen Petrovic fue el gran dominador del choque, con 31 puntos, y una sensación de superioridad tremenda. Toni Kukoc también fue decisivo, con 19 puntos y 9 asistencias. En Estados Unidos, Alonzo Mourning fue el mejor y anotó 28 puntos, atrapando además 11 rebotes. Yugoslavia pasaba a la final con sus estrellas rallando a gran nivel y con una confianza que no habían tenido en anteriores torneos.

La gran final prometía ser un partido disputado, aunque lo cierto es que todos los medios dieron en todo momento a la selección yugoslava como favorita. A pesar de que los soviéticos llegasen en su peor momento, debido a la baja de sus jugadores lituanos, seguían siendo un equipo muy experimentado, que no quería ponerle las cosas fáciles a los yugoslavos. La realidad fue que Yugoslavia volvió a demostrar que en ese momento era el mejor equipo del mundo y pasó por encima de la Unión Soviética como si de un rival menor se tratase. El resultado al descanso fue de 34-52 favorable a los balcánicos y el choque terminó con Yugoslavia 17 arriba, 75-92. Drazen Petrovic fue el máximo anotador del partido, con 20 puntos, volviendo a dar una nueva exhibición ofensiva.

En la lucha por el tercer puesto, Estados Unidos logró superar a Puerto Rico por un ajustado 105-107, haciéndose así con la medalla de bronce. A pesar de la derrota, ese sigue siendo el mejor Mundial que ha hecho Puerto Rico en toda su historia.

El brasileño Oscar Schmidt fue el máximo anotador del torneo, con casi 35 puntos. Toni Kukoc fue elegido MVP por delante de su compañero de equipo Drazen Petrovic, ya que mostró una mayor regularidad a lo largo del torneo.

Futuro de la selección yugoslava

Fue uno de los mejores equipos de baloncesto que se han visto jamás. Talento, carácter, espectáculo y eficacia eran las señas de identidad de esa Yugoslavia del 1990. Con una Unión Soviética en declive, con Estados Unidos en peno debate por la asistencia de jugadores profesionales a los campeonatos internacionales y con Grecia, Italia y España en pleno relevo generacional, los yugoslavos debían ser los dominadores de Europa, y quizás del mundo, durante esa década. Pero los acontecimientos iban a depararle a Yugoslavia un futuro muy distinto a ese.

Cuando terminó la final frente a la Unión Soviética, Drazen Petrovic y Vlade Divac se fundieron en un abrazo que conmovió a muchos. Drazen croata, Vlade serbio, pero ante todo, los dos eran amigos. Lo que sucedió segundos después cambió para siempre su relación y fue un indicativo de cual iba a ser el futuro de esa selección yugoslava. Un aficionado saltó a la pista con la bandera croata, mientras los jugadores celebraban la victoria. Divac la vio y se la quitó con un gesto de desaprobación, su bandera, la de todos, era la yugoslava, debió pensar el serbio. Ese gesto no agradó a Petrovic, que desde ese día se alejó de Divac, rompiéndose así una amistad de muchos años.

En ese momento nadie lo sabía, pero ese iba a ser el último Mundial de una Yugoslavia unida. Todavía quedó el Europeo del 1991, donde la selección balcánica logró un nuevo oro, aunque fue ya sin el croata Petrovic, que no fue al torneo por motivos que aún se desconocen. Eslovenia proclamó la independencia tras el Europeo del 1991, entonces llegó la llamada Guerra de los Diez Días. Croacia sería la siguiente, con su proclamación, comenzó una guerra en toda Yugoslavia, que duró 10 años y que supuso uno de los peores conflictos que ha habido en Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Esa cruel e inexplicable guerra provocó más de cien mil muertes. Y aunque sea en un segundo plano, también privó al mundo entero de ver hasta dónde podría haber llegado esa maravillosa generación de jugadores, lo que pudo ser y nunca fue. Pase lo que pase, la Yugoslavia de ese Mundial de Argentina 1990 ha pasado a la historia como uno de los mejores equipos que ha pisado jamás una cancha de baloncesto.