En el año 2015 el Real Madrid ha cerrado la llamada "perfect season". Ya en octubre de 2014 se ganó la Supercopa de España (tercera consecutiva), que comenzaba este auténtico maratón de triunfos concatenados. Propiamente en el 2015 se comenzaba el año con ciertas dudas en la Liga Endesa (se habían perdido más partidos que en todo el año anterior), pero lo blancos seguían arriba, y habían recuperado un liderato que ya no abandonarían hasta llegar a playoff. En paralelo se iba encontrando la comunión y ritmo con los nuevos fichajes. No olvidar que se incorporaron al grupo muchas caras nuevas, pero a lo largo de los meses algunos de estos fueron clave: Maciulis, Rivers, Nocioni y Ayón fueron de menos a más y terminaron como máquinas.

solotriplesacb.com
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Se puede decir que el ensamblaje perfecto de los madridistas tuvo varios picos de forma, que a su vez fueron coincidiendo con los grandes momentos de la temporada. En todos los torneos y finales disputados, los de Laso lo dieron todo, se mostraron tremendamente serios, experimentados, curados de espanto por las previas finales perdidas y fríos como el acero. Pero los picos de forma no son eternos. Después de tantos partidos exigentes jugadores patrios e internacionales (tanto en Eurobasket como Torneo de las Americas), no tuvieron descanso alguno. Llegaron sin pretemporada, apalizados, algunos directamente lesionados, y eso hizo que al comienzo de la temporada 2015/16 el Madrid haya sufrido mucho en el primer grupo de Euroliga. Pero ahí siguen, cerrando un 2015 imperial, exitoso y brillante que ahora repasamos más a fondo.

La tercera Copa del Rey de la Era Laso

Estamos en el mes de febrero de 2015. El Madrid había ganado la Supercopa de España 2014 que daba comienzo a la temporada 2014/15. En Liga estaba en dura pugna con el eterno rival el Barcelona, mientras que Valencia y Unicaja también presentaban batalla. Todos se vieron las caras en la 79ª edición de la Copa del Rey que esta vez se celebraba en las Palmas de Gran Canaria. Gran espectáculo en las gradas y los blancos que querían ratificar el título del que eran vigente campeón.  Fueron por la parte baja del cuadro, y en el cruce de cuartos se enfrentaron al CAi Zaragoza, partido que vencieron a los maños con cierta facilidad (85-73).

Efe.com
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En semifinales el rival fue el FIATC Joventut, que se había quitado de en medio al anfitrión el Herbalife, y venía desarrollando un magnífico año, sobre todo basado en el acierto exterior de sus grandes tiradores. Y efectivamente el partido fue una ensalada de tiros desde el perímetro, con un ritmo muy acelerado y entretenido para el espectador. Pero los merengues también se mostraron superiores en su potencia de fuego y pasaron por encima de los verdinegros (83-100). De nuevo a la gran final.

Por la otra parte del cuadro, el eterno rival el FC Barcelona hacía sus deberes y también se colaba en otro nuevo clásico. Este siempre es un partido especial y caliente, pero en este caso lo era todavía más. No olvidar que en la edición anterior los blancos se llevaron un partido que tenían perdido apenas a segundos del final, gracias a una canasta sobre la bocina de Sergio Llull. Por lo que a los culés les picaba todavía aquella afrenta. El partido fue duro, con muchas faltas tácticas, trabado y bronco por momentos. Los merengues casi siempre fueron por encima, pero con ventajas muy ligeras. Finalmente se hicieron con una nueva victoria (71-77) y levantaban la 3ª Copa del Rey con Laso, y la segunda consecutiva. 

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El MVP de la Copa fue un excelso Rudy Fernández (16 puntos, cuatro rebotes, cinco asistencias, cinco robos), que hizo de todo sobre la pista y les amargó el día a los blaugranas. El eterno capitán Felipe Reyes levantaba el primer trofeo del 2015 (el segundo de esa temporada), por lo que la alegría blanca era inmensa, sin embargo seguían precavidos, puesto que ya se había hecho esto mismo 12 meses antes y luego se falló en las competiciones más importantes (Euroliga y Liga). Todavía mucha incertidumbre de si este equipo se mostraría capaz de evitarlo. Como así fue.

El duro reto europeo

Siguiente reto inmenso de la temporada. La gran obsesión de todos los madridistas y especialmente de la sección técnica y la directiva. La gran frustración de Pablo Laso y sus pupilos, que habían llegado a la final europea dos años consecutivos, y tanto contra Olympiacos como frente al Maccabi de Tel Aviv (y encima en la prórroga), se había perdido de manera dramática. Además, en ambas ocasiones los merengues llegaban como favoritos, por lo que la frustración había sido mayor si cabe.

Y encima en esta temporada la Final Four se disputada en Madrid, en el Palacio de los Deportes. Todo era una posible trampa para los locales. Tenían que llegar y ganar, o sino el fracaso sería tremendo, pero evidentemente era algo complicado. En el Grupo de la Primera Fase perdieron algún partido, pero pasaron como primeros (marca de 8-2). El Top 16 tampoco fue un camino de rosas, se perdieron varios encuentros y bailaron bastante las primeras posiciones hasta los últimos tres duelos. Pero finalmente el Madrid volvió a tirar de casta y se metió en la ronda eliminatoria de cuartos como primero de Grupo (aunque empatado 11-3 con el FC Barcelona pero con mejor basketaverage) y con ventaja de campo.

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En la eliminatoria esperaban los turcos del Anadolu Efes de Estambul, que ya se habían encontrado con el Madrid en el primer grupo, por lo que ambas plantillas se conocían a la perfección. Jugadores como Derrick Brown, Balbay, Nenad Krstic, Dario Saric o Alex Tyus siempre eran duros de pelar. La serie terminó 3-1 favorable al Madrid, que ganó los dos partidos de casa con cortas ventajas, cayó en el primero de los duelos en Estambul por muy poco (75-73), y aunque no le metiera un rosco a los otomanos remató la faena en el cuarto duelo. De nuevo los de Laso llegaban a la Final Four, e iban ya tres años consecutivos.

Reyes de Europa 20 años después

Nos situamos el fin de semana del 15 al 17 de mayo de 2015. Los cuatro rivales eran temibles. Las semifinales quedaron encuadradas de la siguiente forma: Real Madrid- Fenerbahçe y CSKA de Moscú-Olympiacos. Los griegos habían dado la sorpresa derrotando al Barcelona en la eliminatoria y era el único equipo de los cuatro que llegaba sin haber tenido la ventaja de campo previa. Ambiente de lujo todos esos días en Madrid y más en concreto en un engalanado Barclaycard Center. Ruedas de prensa por todos lados, eventos, partidillos especiales, cientos de medios de comunicación. Un auténtico espectáculo, y la presión inmensa que tenían los madridistas sobre la cabeza.

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Volviendo a lo puramente deportivo, el Madrid consiguió vencer al Fenerbahçe de Zeljko Obradovic, quizá con mayor facilidad de lo esperado. No en vano, los turcos se habían metido en la Final Four pasando por encima de sus previos rivales. Eran los que mejor racha de triunfos consecutivos llevaban (hasta 10 a estas alturas de competición). La plantilla rival era monstruosa, pero el triunfo fue local por 96-87, en un magnífico despliegue físico y ofensivo de los blancos. Por la otra parte del cuadro, en un final totalmente agónico remontaron los griegos a los rusos en el último segundo. De nuevo el rival era el Olympiacos (que ya había ganado a los madridistas dos años antes), pero que también fue al último equipo que había ganado el Madrid para levantar la ansiada Copa de Europa.

El círculo se cerraba, tensión y emoción a raudales en el Palacio. Y la final fue muy dura en los primeros compases. Los griegos ponían en pista a su genio Spanoulis, pero también a Mantzaris, Printezis, Bryant Dunston y el ex-madridista Tremmel Darden. Y desde el banquillo Sloukas, Matt Lojeski, Othello Hunter, Bratt Petway...Gente muy experimentada. El primer cuarto lo ganaron los griegos (15-19) y saltaban las alarmas. Sin embargo, de manera paulatina el Madrid si demostró su madurez, ya venían de mil batallas europeas y dos dolorosas finales perdidas. Refuerzos veteranos como Maciulis y Nocioni comenzaron a tirar del carro. También Ayón y Rivers.

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Y a la tercera fue la vencida, el triunfo total y soñado, se vencía a los griegos (78-59), con un último cuarto espectacular en el que le metieron 29 puntos a los helenos. 20 años después el Madrid levantaba de  nuevo la Copa de Europa, la ansiada Novena, el más deseado trofeo del Viejo Continente. Explosión de alegría en las gradas de tu propio estadio, ante tu afición, en tu ciudad. Espantando los fantasmas al fin.

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El MVP de la Final Four fue un Andrés Nocioni inmenso (12 puntos, siete rebotes, 2 tapones, 18 de valoración), todo casta y pundonor en la pista. El Chapu estaba exultante, vino para ganar esta Copa y lo había conseguido.

Siguiente misión: reconquistar la Liga

Casi sin tiempo para disfrutar el enorme triunfo europeo, ya llegaban los playoff de la Liga Endesa. El Madrid había terminado como líder de la temporada regular (y ya era el cuarto año consecutivo que lo lograba), con una marca de 27-7, dos partidos mejor que FC Barcelona y Unicaja. Los andaluces de Joan Plaza habían sido líderes durante mucho tiempo de la competición, pero paulatinamente se iban quedando sin pilas. Era otro reto que afrontar para el Madrid, que la temporada anterior había roto récords históricos (hasta 27-0 consecutivos y terminar la Liga 32-2), pero luego contra todo pronóstico había perdido la final ante el eterno rival blaugrana.

Destacar que a los merengues le seguían lloviendo los galardones individuales. Laso fue elegido el Mejor Técnico de la Regular y Felipe Reyes el MVP Orange de la ACB (2ª vez que el ala-pívot cordobés se hacía con el prestigioso premio). Todo era muestra de que este año 2015 les estaba saliendo a los madridistas perfecto.

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A nivel de equipo, ya se había ganado la Supercopa a finales de 2014, la Copa del Rey, y sobre todo, la Novena Copa de Europa. Conseguir ahora la Liga era la posibilidad de póker de títulos histórico que cada vez estaba más cerca. En cuartos de final el rival fue el Herbalife Gran Canaria. El formato ACB hace que esta ronda sea sólo al mejor de tres partidos, es decir, que si el visitante le gana el primer duelo al local toda la ventaja de campo cosechada durante la campaña se habría ido rápidamente por la borda. Pero el Madrid no dio opciones a los canarios, y les pasó por encima en sendos duelos por (101-74) en el Palacio y 96-83 en las Islas.

En semifinales el oponente era el Valencia Basket. Equipo serio, largo y completo que venía de menos a más en la temporada. Fue una eliminatoria muy dura, física, con marcadores bastante ajustados y altos. Finalmente la ganaron los madridistas por tanteo global de 3-1 (81-71, 89-93, 103-100, 90-84), pero cada duelo costó sangre. De hecho, los taronja se llevaron el segundo partido en el Palacio, rompían la ventaja de campo y marchaban a la capital del Turia con un ajustado 1-1.  El Madrid parecía contra las cuerdas.

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El tercer partido de la serie fue el punto de inflexión. Los dos conjuntos demostrando su enorme potencial, llegando a los segundos finales empatados. El Valencia tuvo una canasta para ganar el duelo y poner la eliminatoria muy a su favor. Pero una vez más apareció al rescate de los madridistas el inmenso Sergio Llull que enchufó un triple sobre la bocina desde casi ocho metros y dejó a los valencianos helados. Gracias a ese golpe de efecto el siguiente duelo se ganó con mayor facilidad. El imparable Madrid de nuevo a la final de la Liga.

Arransando al Barcelona

Y como no podía ser de otra manera de nuevo esperaba allí el FC Barcelona. En un auténtico "día de la marmota" del baloncesto español los dos colosos se volvían a medir. Los culés habían eliminado al FIACT Joventut en cuartos sin problemas, pero habían sufrido una enormidad para poder vencer al Unicaja en la eliminatoria de semis. Los de Joan Plaza estuvieron a punto de remontarle la serie y los blaugrana se metieron por apenas tres puntos. Había sido una eliminatoria de desgaste, que les pasó factura a los de Xavi Pascual, pero nadie esperaba el tremendo repaso que se llevaron.

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No olvidar que los catalanes ya habían llegado como "cenicientas" la anterior final de Liga ante el Madrid de los récords, pero le dieron la vuelta a las apuestas y ganaron el campeonato. Aquello había dolido mucho en la Casa Blanca (más después de haber perdido también la Euroliga), y casi le cuesta el puesto a Laso. Por ello, este Madrid más experto, veterano y ganador de todo, llegaba a la final tremendamente concentrado, nada pagado de sí mismo. Con ganas de coger al eterno rival y demostrarle que eran superiores en todas las líneas. Y literalmente así lo hizo.

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El Madrid pasó por encima del FC Barcelona con una marca de 3-0. No les dio ni la más mínima opción a los culés, ganando los tres encuentros con solvencia (78-72, 100-80, 90-85). Especialmente doloroso fue el varapalo en el segundo duelo que ganaron los blancos de +20 y porque bajaron claramente el pistón ofensivo y de intensidad pensando ya en el tercero, puesto que llegaron a ganar de hasta 30 al eterno rival.

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Magnífica final del Madrid que reconquistaba la Liga Endesa (la segunda del proyecto Laso), y sumaba el cuarto trofeo de la temporada (el tercero del año natural). Un equipo ya de leyenda, con una plantilla de lujo y un juego apabullante. El MVP de la Final de la Liga fue Sergio Llull. El Aeroplano de Mahón estaba en un momento de forma espectacular. La NBA le llamaba a toda costa, pero mientras decidía aún que hacer no paraba de levantar trofeos.

Intercontinental y el repóker de títulos

El verano había sido muy duro para la plantilla blanca. Después de ganarlo todo la inmensa mayoría de sus jugadores no tuvieron nada de descanso. Ya bastante castigados por la carga de partidos tenían que ir con sus Selecciones a seguir dejándose la piel en importantes campeonatos. Con la Ñ estaban Sergio Llull, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández, Felipe Reyes y el primer fichaje de la siguiente campaña Willy Hernangómez. Hicieron un papel maravilloso guiados como bandera por un imperial Pau Gasol y ganaron el Tercer Eurobasket consecutivo. Algo espectacular, pero volvieron al Madrid hechos polvo o directamente lesionados.

También hasta la final del Eurobasket llegó un Maciulis primoroso que se partio el cobre por Lituania, fue el capitán de los suyos y materializó enormes encuentros. Otro que terminó fundido. En el Torneo de las Americas estuvieron Gustavo Ayón, Andrés Nocioni y Facundo Campazzo (que finalmente salió cedido del club). Los tres disputaron muchos encuentros, puesto que Argentina quedó segunda del Campeonato y México tercera, siendo estos hombres los jugadores franquicia de sus países.

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Ello, sumado a la inmensa cantidad de cambios (que ya se repasarán más en profundidad luego), situaba al Madrid rumbo a Brasil el 23 de septiembre del 2015 para disputar la Copa Intercontinental. Sin haber podido completar un entrenamiento todos juntos, con falta total de conocimiento de los nuevos jugadores, con Rudy y Jeffery Taylor lesionados y el resto hechos papilla. En frente, el Paschoalotto Bauru Basket brasileño, que llevaba tres semanas concentrado y preparando exclusivamente este duelo. Además el formato era algo extraño, dos partidos en días seguidos, jugados ambos en la cancha rival, el Gimnasio Panela de Sao Paulo. El que tuviera tanteo favorable en la suma de ambos partidos ganaría el trofeo.

Y el primer duelo se le escapó a los merengues precisamente por cansancio. Fueron ganando el mismo casi todo el encuentro, incluso por más de diez puntos en varias fases, pero los últimos minutos se desconectaron físicamente, las piernas pesaban plomo. No se llegaba a tiempo a las marcas, y los francotiradores cariocas lo aprovecharon para freir a los merengues a triples y llevarse el duelo por un más que apretado 91-90. Evidentemente quedaba el segundo duelo al día siguiente, todo por decidir, pero algo era claro: el Madrid era muy superior por calidad, pero estaba mucho peor en lo físico y sin rodaje.

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Pese a ello, de nuevo los enormes veteranos de mil batallas como Felipe Reyes, Llull, Nocioni o Ayón tiraron de galones y se llevaron el segundo partido por 79-91, por lo que finalmente el Madrid conquistaba la Copa Intercontinental por ventaja global de +11. Era el Quinto título consecutivo del Real Madrid imparable, el repóker histórico, la "perfect season", algo que no había conseguido absolutamente ningún equipo en la historia, y el cuarto título del año 2015. Más legendario que nunca.

Carrusel de cambios

La plantilla de este Madrid inmortal se reectructuró mucho durante el verano. De hecho más de lo esperado. Sí parecían claras las salidas de las dos torres del juego interior. Tanto Ioannis Bouroussis como Salah Mejri habían tenido cada vez menos minutos, y su protagonismo había decrecido de manera exponencial. El griego tenía evidentes problemas personales con Laso, que le había relegado al banquillo y chocaba con él en muchos tiempos muertos. El heleno hizo buen Eurobasket con Grecia y se sacó un brillante contrato con el Laboral Kutxa Baskonia. Esta presente temporada ha vuelto a renacer y ha sido MVP de jornadas en Liga y Euroliga muy a menudo. Mejri marchó a la NBA, a los Dallas Mavericks, y allí apenas tiene minutos. Su nueva aventura no va tan bien.

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Pero además apareció el problema de los pasaportes Cotonou. El Consejo Superior de Deportes sacó una circular poco antes del verano donde afirmaba que pese a tener este pasaporte, si el jugador no demostraba arraigo con ese país (como jugar con su Selección Nacional o estar casado con alguien de allí), contaría como extranjero. Y esto afectó directamente a Campazzo, Slaughter y K.C. Rivers. Campazzo marchó cedido al UCAM Murcia, quizá lo menos traumático. Pero a Rivers (que ya le habían renovado verbalmente por dos años) le tuvieron que dar salida precipitada al Bayern, igual que a Marcus Slaughter, todo un símbolo del Madrid de los últimos años. Se marchó a Turquía a ganar mucho dinero, pero lo hizo con lágrimas en los ojos.

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A cambio llegaron dos refuerzos interiores puros como Trey Thompkins, un fino estilista que juega de ala-pívot abierto. Estuvo drafteado por Los Ángeles Clippers y demostró maneras, hasta que se rompió la rodilla y la larga rehabilitación cortó su progresión en la NBA. Después de buscarse las castañas en Europa y hacer una gran Euroliga con el Nizhny Novgorod ruso, se puso de nuevo en el escaparate y a Laso le gustaba mucho. Gran tirador pero con algo de alergia a la zona. También volvía la joven perla de la cantera Willy Hernangómez. Tras dos años fogueándose en el Baloncesto Sevilla había crecido en calidad y poder físico, su papel era el de pívot nato. Pese a ello el Madrid había perdido centímetros en la pintura.

En cuanto a jugadores exteriores las novedades fueron Luka Doncic y Jeffery Taylor. El genio adolescente nacido en Eslovenia y criado en la cantera blanca ya había jugado partidos con los blancos, sobre todo en Liga, pero siempre como último de la rotación. Pese a sus 16 insultantes años, la inmensa calidad que demuestra en cada entrenamiento convenció a Laso, que le subió directamente a la primera plantilla. Y cada vez juega más. En cuanto al alero sueco Taylor, es un portento físico que llegó en verano tocado. No tenía apenas ritmo porque en la NBA jugaba muy poco. Ha ido calentando su músculo, aprendiendo más las normas FIBA y va creciendo en el equipo.

Pese a ello, el Madrid se ha visto corto de plantilla por las numerosas lesiones (Rudy de larga duración con una hernia discal), Nocioni en el hombro, ahora Llull en los isquiotibiales, por lo que ha fichado de nuevo a K.C. Rivers (el hijo pródigo vuelve a casa), y al senegalés Maurice Ndour. Otro con un físico destacado, enorme envergadura de brazos (2,23) pero que todavía está muy verde. Gracias a ello el Madrid tiene un roster de 14 jugadores, por lo que junto a los 12 convocados habitualmente puede jugar con dos descartes permanentes que cubren lesiones, descansos y modificaciones tácticas, lo que parece más adecuado al tremendo desgaste que tienen por delante.

Proyecto Laso 5.0

Hay que tener en cuenta que los cambios no fueron solo en el apartado de los jugadores, sino que en el staff técnico del que se rodea el entrenador vitoriano también hubo remodelación. El tridente formado por el propio Laso como primera espada junto a los asistentes Jesús Mateo y Zan Tabak se rompía. Y exclusivamente motivado por el propio éxito. Mateo decidió quedarse al menos un año más con los madridistas. Sus nociones tácticas en el balance ataque defensa han sido realmente importantes para que el Madrid fuera un equipo equilibrado en las dos zonas.

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Sin embargo Zan Tabak aceptaba la oferta del Baloncesto Fuenlabrada para ser su entrenador jefe. Y no para de elevar su caché el gigante nacido en Split (Croacia), puesto que poco después de comenzar la Liga y tener a los fuenlabreños en una cómoda posición en la mitad alta de la tabla, llamaron de nuevo a su puerta, esta vez nada menos que el poderoso Maccabi de Tel Aviv. Los israelitas habían tenido un comienzo horrendo de temporada y Tabak era el elegido para corregirlo. Además de ser una leyenda como jugador (tres Euroligas con la Yugoplástica, buena carrera en la NBA), Tabak ha estado en dos etapas como técnico asistente con el Madrid. Primero con Joan Plaza ganó Liga y Copa ULEB, luego con Laso lo ha ganado todo. Enorme curriculum.

Sustituyéndole como asistente este año ha subido de nivel Francisco Redondo, entrenador de las categorías inferiores del Madrid, que evidentemente conoce a la perfección la espectacular cantera merengue y que ha sido uno de los principales valedores y descubridores de Luka Doncic. Aunque el staff pierde el brillo, importancia e imponente figura de Tabak, ha intentado compensarlo con los conocimientos desde dentro de la casa y la cercanía de Redondo.

Unos meses duros

De nuevo sin descanso y a la semana siguiente de volver de Brasil comenzaba la temporada 2015/16, y lo hacía con el primer título oficial de la misma: la Supercopa de España que esta edición se disputaba en Málaga. Precisamente en semifinales el Madrid campeón de todo se enfrentaba al anfitrión, un Unicaja tremendamente reforzado y con muchas ganas de mostrar cuanto valía ante la siempre caliente afición del Martín Carpena.

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Y así, después de más de un año ganando absolutamente todos los campeonatos que disputaba, por fin los madridistas perdían un duelo eliminatorio. Cansancio, lesiones, falta de entendimiento entre los nuevos jugadores, muchos pueden ser los motivos, pero lo cierto es que el Unicaja realizó un gran partido y se lo llevó 94-79. Finalmente el trofeo lo levantó el Barcelona frente a los andaluces. El campeón de todo había perdido.

Primer partido de la Liga Endesa. El rival el Valencia Basket, otro equipo tremendamente reforzado, con una plantilla de lujo y el experimentado Pedro Martínez a los mandos. Y el Madrid perdía ese duelo en el Palacio. Cierto murmullo. Grupo inicial de la Euroliga, el Madrid claramente favorito para acabar primero, o en todo caso entre los dos o tres primeros y pasar al Top 16 sin problemas. Lo completaban Fenerbahçe, Khimki, Bayern Munich, Estrella Roja y Estrasburgo. Era un grupo fuerte, pero los madridistas eran campeones de todo. Sin embargo, se comienzan a torcer las cosas sobremanera, no se gana nada fuera de casa y en el Palacio se viven triunfos agónicos como el triple de Carroll sobre la bocina contra los alemanes.

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Lo que parecían pequeños desajustes llegaron a un horrendo parcial de dos victorias y cinco derrotas. El campeón contra las cuerdas y sin posibilidad de error. Como si fuera un concilio mágico, tirando de mucha casta y pundonor, el cansado Madrid se fue rodando más y ganó esos partidos, metiéndose en el Top 16 de manera realmente sufrida. Actualmente está encuadrado en un Grupo F temible (Olympiacos, CSKA, FC Barcelona, Khimki, Laboral Kutxa), pero se ha comenzado ganando al Brose.

Y en Liga, después de perder contra el Valencia se concatenaron hasta once victorias consecutivas. Recientemente el Barcelona Lassa ha roto esa racha, asaltando el Palacio en el primer clásico de la temporada. Los culés también se han reforzado con estrellas como Arroyo, Samuels, Lawal, Vezenkov... Y esta nueva campaña promete más lucha que nunca.

jruizman
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Así acaba el resumen del mejor año de la historia del Real Madrid de Baloncesto. Cinco títulos, campeón de todo, ganando las finales por una media superior a los doce puntos. Pero también un año de muchos cambios, lesiones y cansancio acumulado que pueden pasar factura. La expectativa es la más alta para este equipo de leyenda, pero también lo es la presión.

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Sobre el autor
Carlos de la Rosa Llano
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Derecho por la UNED. Redactor jefe del Real Madrid de baloncesto en VAVEL, corrector y editor de la revista literaria El Mar de Tinta, experiencia previa en grandes empresas como Cadena SER y RNE. Doctorando especializado en Redacción periodística, Abogado, Master en Derecho Privado, miembro del ICAM y la Asociación de la Prensa de Madrid desde hace 10 años.