Capítulo 11: Isiah Thomas, el líder de los chicos malos

El 9 de junio de 1981 en Nueva York, Estados Unidos, jóvenes proyectos provenientes de la NCAA y del mundo se dieron cita. Una nueva edición del Draft de la NBA era el evento del día. Cuando las diez rondas de selección finalizaron, 223 jugadores habían sido seleccionados. 35 años después, vamos a homenajear al único de ellos que fue capaz de ser integrante del Salón de la Fama, ganar dos campeonatos de la NBA, ser 12 veces All-Star de manera consecutiva y ser parte de uno de los equipos más controvertidos e icónicos de la historia de la NBA. Este NBA VAVEL Vintage está dedicado a Isiah Thomas, el líder de los “Bad Boys” de Detroit.

Primeros pasos, primeros títulos

La infancia y adolescencia de Isiah se desarrolló en el Oeste de la ciudad de Chicago, la misma que mucho tiempo después lo declaró como su villano número uno. Siendo el menor de nueve hermanos y viviendo en los suburbios, lo cierto es que la infancia del joven Thomas no fue la ideal ni mucho menos.

Sin embargo, desde joven se le notaban aptitudes para el baloncesto. Se enroló en el instituto de Saint Joseph High School, donde fue el líder de su equipo en su primer año hasta llevarlo a las finales estatales, y donde fue campeón estatal poco después. Siendo considerado el mejor proyecto juvenil de todos los Estados Unidos con 18 años, Isiah se quería quedar en alguna universidad cercana a Chicago, aunque terminó decidiendo jugar en la Universidad de Indiana, en parte por sentirse atraído por los métodos poco convencionales del entrenador, Bobby Knight.

Isiah, en su etapa en Indiana (Bleacher Report)
Isiah, en su etapa en Indiana (Bleacher Report)

Luego de ser campeón panamericano con los Estados Unidos en 1979, Isiah llegó a Indiana, donde estaría por dos temporadas. En su año freshman, su estilo callejero sorprendió al coach Bobby Knight (reconocido por su método militar y poco flexible) y a los seguidores de los Hoosiers. Promedió 14,6 puntos y 5,5 asistencias en 29 partidos. Terminado su primer año fue seleccionado para jugar con la selección estadounidense en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, pero finalmente los Estados Unidos no concurrieron a la cita por realizar un boicot contra la Unión Soviética.

Esto no desanimó a Thomas, que en su segundo año subió aún más sus prestaciones. 16 puntos y 5,8 asistencias de promedio con un destacado 55% de campo, y liderando a los Hoosiers al título nacional de la NCAA. Vencieron en la final a North Carolina por 63-50, con 26 puntos de Isiah en su último partido como universitario. Pese a que Knight había desarmado su sistema para que Isiah se sienta cómodo y le rogaba para que continúe un año más, luego del título y de ser nombrado MVP de las finales, decidió dejar la Universidad (aunque luego volvería y se graduaría) y declararse elegible para el NBA Draft.

Una estrella estaba naciendo

Según admitió muchos años después, lo cierto es que “Zeke” boicoteaba sus entrevistas previas al Draft. Su sueño era jugar en los Chicago Bulls, que poseían la sexta elección, por la cercanía con su familia. Luego de que los Dallas Mavericks seleccionen a Mark Aguirre, el nuevo GM de Detroit, Jack McCloskey, utilizó su segundo pick para elegir al joven Thomas, con la misión de ser el hombre objetivo de su reconstrucción.

En el año previo a su llegada, los Pistons habían ganado solo 21 encuentros, y eran uno de los peores equipos de la Liga. En el debut de Thomas, el base se ganó a la gente ya que anotó 31 puntos y comenzaron la temporada con victoria, algo que no ocurría hacía varias temporadas. Para colmo, en su segundo partido visitaban a los Bulls, y previo al partido la gente lo ovacionó por ser el jugador más icónico que hubiera salido de allí. Isiah convirtió 28 puntos ese día, aunque no pudo impedir la derrota.

Su primer temporada, la 1981-1982, contó con los Pistons con 39 victorias, 18 más que en la temporada anterior. Thomas finalizó con 17 puntos, 7,8 asistencias y 2,1 robos por partido, siendo el Rookie del año y comenzando como titular en el All-Star Game, evento donde participó durante 13 temporadas consecutivas y solo faltó en la temporada de su retiro.

Isiah, MVP del All-Star de 1984
Isiah, MVP del All-Star de 1984

En las siguientes temporadas, su rendimiento lo situó entre las estrellas de la liga. Sin embargo el paso al siguiente nivel llegó en la 1983-1984, cuando Chuck Daly se sentó en el banco de los Pistons, y Thomas promedió un doble-doble con 21,3 puntos y 11,1 asistencias, llevando a la ciudad de Detroit a ver Playoffs por primera vez desde 1977. Pese a perder en primera ronda ante los Knicks, se iba gestando un verdadero equipo, que asaltaría la NBA unos años después.

El tercero en discordia

La NBA se hizo masiva a nivel mundial durante la década de los 80. Mucho se debió al nuevo comisionado David Stern y su afán por expandir a la liga como un fenómeno comercial, pero también se debió a la nueva rivalidad incipiente entre los referentes de las franquicias más populares. Los Boston Celtics, múltiples campeones en los 60’s, se veían nuevamente en la cima de la mano de Larry Bird. El referente de los verdes acumuló 3 anillos durante la década de los ochenta, junto a dos finales perdidas. Su máximo rival era Earvin “Magic” Johnson, quien con los Lakers del “Showtime” lograron 5 anillos en el mismo periodo de tiempo.

Isiah fue muy amigo del base mágico de los angelinos. Se saludaban previo a cada partido, pero tenía una férrea rivalidad con el alero de los Celtics. “El asesino silencioso” tal como le habían puesto a Bird en el seno de los Pistons, les había superado sin dificultades por en seis partidos en los Playoffs del 85, donde mostraron que les faltaba mucho camino para igualar a aquellos Celtics que dominaron el Este en esa época. Isiah hizo una temporada de ensueño, finalizando con 21,2 puntos y 13,9 asistencias (récord de la NBA hasta que lo superó John Stockton) pero no era suficiente aún para luchar por el título.

La revancha llegaría dos años después para los jóvenes Pistons liderados por Isiah y teniendo como escuderos a Joe Dumars, Bill Laimbeer, Vinnie Johnson y todavía con Adrian Dantley entre sus filas. Se encontraron con los Celtics en la final del Este de 1987. Luego de estar en dos juegos por lado, los Pistons llegaban al Garden con esperanzas de vencer y terminar la serie luego en el Silverdrome. En ese estadio, en el cual los de Detroit no podían ganar, estaban un punto por encima con pocos segundos en juego. Luego de que Bird falle un tiro clave, el balón salió fuera con solo 3 segundos por jugar. Si los Pistons lograban reponer de banda el partido, y media serie, eran suyas. Sin embargo, Isiah repuso erróneamente, Larry Bird robó el balón y con un pase dejó solo al compañero que anotó la canasta decisiva que daba el partido a los Celtics. Finalmente, terminaron perdiendo el séptimo partido, y la chance de acceder a las Finales de la NBA por primera vez. Luego del partido, un comentario del joven Dennis Rodman sobre Bird hizo que Isiah salga a defenderlo, atacando indirectamente al alero y rompiendo la relación entre ellos definitivamente.

Una nueva oportunidad llegaba durante la postemporada de 1988. Durante esa temporada, los Pistons demostraron que eran un contendiente en serio, y es por ello que la prensa les comenzó a prestar real atención. Destacando la intensidad física del equipo, llevando los límites reglamentarios un poco más allá, fueron nombrados los Chicos Malos, los “Bad Boys” de Detroit, liderados, como no, por Isiah Thomas. Cargándose a los Wizards y a los Bulls del joven MVP Michael Jordan, llegaban a verse las caras con los Celtics una vez más. Como en la temporada anterior llegaban al quinto partido en empate a dos, pero con un espectacular Isiah y una gran defensa sobre Bird, los Pistons ganaron en el Garden y luego avanzaban a la Final en seis partidos.

Iisah, durante su memorable tercer cuarto en las finales (nba.com)
Iisah, durante su memorable tercer cuarto en las finales (nba.com)

Allí los esperaban el equipo de su (hasta ahí) amigo entrañable ‘Magic’ Johnson, Los Angeles Lakers. Con la serie 3-2 para los Pistons, estos dominaban en el sexto partido hasta que Isiah se lesionó en el primer tiempo. Pese a tener un esguince en el tobillo, Thomas salió poseído al tercer cuarto, donde anotó 25 puntos en ese periodo, récord histórico de un cuarto en finales de NBA y unas de las actuaciones ofensivas individuales más grandes de todos los tiempos en postemporada. Con un punto de ventaja al final del partido, el árbitro pitó un inexistente foul de Laimbeer sobre Kareem Abdul-Jabbar, que marcó los dos libres y empataron la serie a tres. En el último partido, Isiah no pudo rendir por culpa de su lesión en el partido anterior, y veía como Magic ganaba su quinto anillo.

La hora de los chicos malos

En la temporada 88/89, y con pabellón nuevo, las cosas no pintaban bien para los Pistons. Adrian Dantley estaba necesitado de protagonismo y eso venía rompiendo la química interna. A mitad de temporada y con el equipo en buena posición pero dividido, McCloskey decidió moverse en el mercado y establecer definitivamente un equipo para Isiah. Traspasó a Dantley a los Mavericks a cambio de Mark Aguirre, el número uno del draft de Isiah y amigo de él de su época juvenil en Chicago.

Isiah y compañía, con Aguirre ya dentro de la dinámica del equipo, llegaban a las finales de Este barriendo a Boston y Milwaukee. Allí se verían las caras nuevamente con los Bulls de Jordan, que poco a poco se establecía como el nuevo amo y señor de la liga. Luego de que Chicago logre vencer en Detroit y poner la serie 2-1, Isiah se concentró en cómo parar a ‘’Air’’, que estaba siendo el mejor jugador de su equipo con diferencia. Allí es donde surgen las ‘’Jordan Rules’’, un complejo sistema de marcaje hacia el “23” de los Bulls, que lo desgastaba física y psicológicamente. Detroit venció los siguientes tres partidos y lograron el pasaje a una nueva final de la NBA. Esta vez no se les iba a escapar.

La revancha contra Los Angeles Lakers les esperaba. El conjunto angelino, con su plantilla algo vieja y desgastada, y con ‘’Magic’’ con molestias físicas, no fue rival para los hambrientos Pistons. Una barrida histórica por 4-0 consagra a los Pistons y a Isiah Thomas, a sus 27 años y luego de 8 temporadas como profesional, como campeones de la NBA. El momento había llegado.

La defensa del título comenzó mal, ya que antes de comenzar Rick Mahorn fue adquirido por los Minnesota Timerwolves en el draft de expansión, marchándose un gran aliado de Isiah. El equipo no respondía en el inicio, hasta que Dennis Rodman pasó al quinteto inicial en detrimento de Mark Aguirre, que se convertía en el nuevo sexto hombre. Con esa alineación, Isiah se llenó de protagonismo, y los Pistons enderezaban el rumbo que los llevaba a encontrarse una vez más con los Bulls en finales de conferencia. Scottie Pippen era el nuevo escudero de Jordan, y la serie se fue al séptimo partido. Allí, Pippen sufre migrañas debido a la presión del partido y los ‘’Bad Boys’’ pasaban a sus terceras finales consecutivas, con un Isiah estelar.

La final era contra los Trail Blazers de Portland, lugar donde los Pistons no vencían hacía 18 años. Pese a que Portland se llevó un juego de Detroit y ponía la serie en uno, los Pistons lograron vencer tres veces seguidas y se coronaban como los bicampeones de la NBA, algo que solo los Lakers habían logrado en esa era. Los chicos malos eran los mejores de la liga, y encima Isiah Thomas, aquel pequeño de los suburbios de Chicago, era nombrado como el MVP de las finales.

Todo lo que comienza, termina

La temporada 1991 era la décima como profesional para Isiah. Los Pistons llegaron a la postemporada por octava temporada consecutiva, pero aquellos ‘’Bad Boys’’ no eran inmunes al paso del tiempo. Pese a vencer a los Hawks y a los Celtics, por cuarta temporada consecutiva se veían las caras con los Chicago Bulls. Las últimas tres veces habían terminado con victoria para Detroit, pero Michael Jordan no iba a permitir que eso ocurriera una vez más. Sencillamente los barrieron. No solo fue un 4-0 para la historia, sino que fue el fin de una era. El traspaso del cetro. De los Pistons a los Bulls. Y por qué no, de Isiah a Jordan, aunque ello no ocurrió de la mejor forma. Cuando faltaba poco para que termine el cuarto y definitivo partido, Thomas incentivó a su equipo a abandonar la cancha, sin saludar a sus rivales. Era el final  de todo, aunque los “Bad Boys” no lo hicieron con estilo.

Jordan se tomaría revancha de ello un año después, cuando puso como condición para integrar el “Dream Team” que Isiah no forme parte del plantel. Bird, con quien había tenido aquel episodio, lo apoyó, y como la relación con “Magic” se había roto totalmente, luego que le diagnostiquen HIV y Thomas haga declaraciones desafortunadas, no había lugar para el base en ese gran equipo.

Sus penetraciones electrizantes, su carisma y su liderazgo en el mejor equipo de la historia de los Pistons iban llegando a su fin. El núcleo ganador se fue desintegrando poco a poco, y en la temporada 93/94 el equipo terminaba con solo 20 victorias, siendo la temporada de Thomas con menos minutos, menos puntos, menos asistencias, menos robos y menos partidos jugados. Además, fue la única temporada como profesional en la que no fue All-Star.

El día que la camiseta de Isiah fue retirada por siempre (Getty Images)
El día que la camiseta de Isiah fue retirada por siempre (Getty Images)

A los 33 años y luego de ese mal año, decidió retirarse, dejando una estela imborrable. Promedió a lo largo de su carrera 19,2 puntos, 9,3 asistencias (quinto en la historia), 3,6 rebotes y 1,9 robos por encuentro, en 979 partidos de temporada regular con los Pistons. Es el jugador con más  minutos disputados, con más tiros convertidos, más robos, más asistencias y más puntos a lo largo de la historia de los Detroit Pistons. Además de ser nombrado en el 2000 como uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA, su camiseta número 11 cuelga del Palace de Auburn Hills retirada, el estadio que lo vio consagrarse como campeón y donde fue el jugador más importante de su historia.

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Sobre el autor
Tobias Lairo
Argentino. Periodismo deportivo. Un apasionado de todo lo que hago.