"Es un monstruo, como alguien salido de Juego de Tronos", así definió Carmelo Anthony a Steven Adams en sus primeros días como jugador de los Oklahoma City Thunder. No es para menos, el bigote más reconocible de la NBA mide 2'13 metros y pesa 115 kilos.

Es un año clave para la franquicia y también para el pívot originario de Nueva Zelanda. A Big Kiwi, apodo con el que se le empieza a conocer, se le renovó en la pasada temporada por cuatro años más a razón de 100 millones de dólares. Contrato de alto riesgo que, de momento, está resultando ser una buena inversión.

El '12' ha firmado un inicio de regular season para enmarcar. Al jugar con cuatro pequeños, su papel en defensa ha alcanzado dimensiones todavía más grandes. Su intimidación en la zona es el eje de los esquemas defensivos de Billy Donovan, aunque esta definición se queda demasiado corta para lo que está demostrando.

¿Se puede hablar de 'Big-Four'? | Foto: nba.com/thunder
¿Se puede hablar de 'Big-Four'? | Foto: nba.com/thunder

Aprovechando las ventajas que generan Westbrook, Paul George y Melo, se está viendo a la mejor versión de Adams en ataque. Sus números lo dicen todo y le hacen candidato al Most Improved Player (MIP) desde ya: 14'5 puntos, 8'3 rebotes, 1'5 robos y 1'5 tapones.

Allá por los playoffs de 2016, en aquellas famosas Finales de Conferencia Oeste contra los Golden State Warriors, se empezó a ver el verdadero potencial de la torre de los Thunder. Trabajador como pocos, ha llegado a este nivel a base de entrenar, incluso recibiendo golpes en el estómago mientras practica los tiros libres para mejorar esa faceta. Simplemente Steven Adams.

Un carácter muy singular, extraño hasta el punto de infundir miedo a sus rivales, pero a la vez un gran compañero y de los que mejor ambiente genera en el vestuario. Sorprendió a Carmelo, al igual que a todos su elección en el puesto 12 del Draft 2013. Llegó siendo un tipo duro, ya que eso le viene de serie al ser el menor de 18 hermanos.

Su hermana Valerie, doble campeona olímpica | Foto: New Zealand Olympic Team
Su hermana Valerie, doble campeona olímpica | Foto: New Zealand Olympic Team

Y es que su familia tampoco escapa a la peculiaridad. Tres de sus hermanos (Warren, Ralph y Sid) también han sido jugadores de baloncesto, en la liga neozelandesa. Pero luego está su hermana Valerie, que es bicampeona olímpica en lanzamiento de peso, una disciplina en la que también destacó Steven, el más alto de los 18.

Esta altura viene heredada de su difunto padre, cuyo fallecimiento afectó mucho a un Adams que solo tenía 13 años cuando sucedió. Perdió a su referente, dejó de ir al colegio y empezó a juntarse con malas compañías. Un comportamiento que él mismo califica de "idiota".

Por suerte apareció su hermano Warren, que se lo llevó a Wellington para meterle en el Scots College. Una vez ahí tuvo que decir adiós a su larga melena y sus actitudes rebeldes, pasando a lucir una imagen más formal y con el corte de pelo con el que llegó a la NBA, algo que ya se ha encargado de cambiar... ¡Bigotón!

Craig Sager entrevista a Adams tras el Draft 2013 | Foto: nba.com
Craig Sager entrevista a Adams tras el Draft 2013 | Foto: nba.com

Aparte, tuvo que ponerse al día con la lectura y la escritura, facetas en las que se había quedado atrás y que le podían haber costado su ingreso en el instituto. Pero ahí estaba el baloncesto, su gran amigo, que iba a servirle para entrar de la mano de su entrenador Kenny McFadden.

Aquí fue donde empezaron las ansias de Adams por mejorar cada día. Su técnico le ponía retos, como hacer un mate a una mano tras rebote ofensivo durante un partido a cambio de unas zapatillas nuevas. Asegura que le costó más de un año, y es que Steven también iba atrasado en fundamentos baloncestísticos, pero contaba con un buen físico y, sobre todo, ambición.

No paró de mejorar y con 16 años participó en el Adidas Nations que se disputaba en California. Era la primera vez que salía de Nueva Zelanda. Cosas así le cambiaron y, poco más tarde, la universidad de Pittsburgh iba a darle la oportunidad de vivir en Estados Unidos sin billete de vuelta.

Solo jugó una temporada (7'2 puntos, 6'3 rebotes y 2'0 tapones), pero le bastó para causar un gran impacto. Entre los jugadores de primer año de la historia de esta universidad, Steven Adams fue el que mejor porcentaje en tiros de campo presentó (57'1%), el segundo con más tapones (65) y el sexto en rebotes (203).

Fue ignorado en los Mocks previos al Draft del 2013. Pero en los Thunder, concretamente Sam Presti, decidieron confiar en él. Otro acierto en la magnífica gestión de uno de los mejores GM's de la liga. Así que pick 13 (parte del traspaso de Harden a Houston) y a competir el puesto con otro tipo duro, Kendrick Perkins.

Ya en su año rookie algunos pedían su titularidad, aunque ese puesto lo tenía bien amarrado un Perkins que presentaba un mal estado de forma, pasado de peso. Pero competencia aparte, Adams sorprendió por su sobriedad, por sus limitados errores y su nulo temor a plantar cara a algunos pesos pesados de este mundillo.

Se las ha tenido con varios, siendo recordada una que acabó con Zach Randolph expulsado. El entonces ala-pívot de los Grizzlies le asestó un codazo en el estómago y un puñetazo en la cara, pero el neozelandés apenas reaccionó, no se dejó intimidar. Impasible, como si nada hubiera pasado, sin exagerar lo que le debió doler y pensando en seguir con el partido. Impasible.

También recibió un codazo de Vince Carter, un empujón de Nick Young o una patada de Draymond Green donde más duele. Nunca se ha encarado de más, siempre ha sido más inteligente, incluso ante el rey del Trash Talking, que no es otro que Kevin Garnett.

Era su primer año en la liga y el veterano ala-pívot quiso intimidarle. La lista de víctimas de uno de los mayores bocazas de la NBA es larga, era un especialista en esto, pero Adams no cayó en su juego. Para zafarse de él optó por una opción muy sencilla: al ser extranjero le hizo creer que no entendía el inglés, por lo que KG le dejó en paz. Brillante.

Los 'Stache Bros' se vieron las caras en el primer partido de la temporada | Foto: nba.com/thunder
Los 'Stache Bros' se vieron las caras en el primer partido de la temporada | Foto: nba.com/thunder

Así es Steven Funaki Adams. Con su afán por mejorar, su carrera no para de ir a más. Poco a poco fue ganándose el cariño de Oklahoma y, especialmente, de sus compañeros. De hecho, guarda una gran amistad con Enes Kanter, con el que se hacen llamar los Stache Bros ya que ambos lucen bigote. Una dúo que se ha tenido que despedir este verano, puesto que el turco ha sido traspasado a los Knicks.

Además, sobre la cancha se entiende muy bien con Russell Westbrook. Los pick&roll que ejecutan son letales. Adams es un muro infranqueable cuando pone un bloqueo y, cuando el actual MVP le asiste, el resultado suele ser siempre el mismo: mate de Big Kiwi.

Pero es mucho más que eso. En los últimos años ha ido añadiendo recursos a su juego en el poste, especialmente el gancho y girar sobre el cuerpo del defensor hacia la línea de fondo para librarse del marcaje, muy del estilo Shaq.

El trabajo da sus frutos, y la confianza también. Un fiel reflejo de ello son los tiros libres: en sus primeras cuatro temporadas promedió un 57'1% de acierto, mientras que en esta se sitúa en un 73'3%. Un dato más para ilustrar la gran evolución de este jugador, que va camino de convertirse en la cuarta estrella de estos renovados OKC Thunder.

Su sueldo bien lo vale (25 millones por año) y está respondiendo a la confianza depositada en él. Siempre bregador, luchador y, ahora, cada vez con más talento. Alguien capaz de jugar con la mano dolorida sin bajar el nivel, que se enfada cada vez que falla desde la línea de personal.

Ha llegado el momento de Steven Adams. Uno de esos jugadores a los que se les llama infravalorados (y con razón), pero uno de esos a los que la estadística avanzada encumbra. Si en Oklahoma hay opciones de anillo es también por él, que nadie se olvide de su papel. Nadie intimida más que este neozelandés de 2'13 metros con cara de malas pulgas y que luce melena, tatuajes y un gran bigote.

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Sobre el autor
Josep Falagán
Periodismo UCM. Redactor en NBA VAVEL.