Hace apenas dos temporadas, un base pequeño y con un talento impresionante, lideraba a un joven equipo dirigido por Jasikevicius hasta la Final Four. Ese base era Kevin Pangos, un jugador que ya había destacado en Gran Canaria y que había demostrado un gran nivel en su primera experiencia europea. Esta gran adaptación al baloncesto del viejo continente le valió llamar la atención de uno de los mejores bases de la historia del baloncesto europeo, Sarunas Jasikevicius, que reconvertido a entrenador, se convirtió en el gran mentor del canadiense, al que fichó para su equipo, el Zalgiris de Kaunas, donde “Saras” tiene el control absoluto.

Explosión espectacular a los mandos del Zalgiris

Bajo la batuta del técnico lituano, Pangos demostró su mejor nivel hasta la fecha, anotando y dirigiendo de un modo sublime y llamando a las puertas de los mejores equipos del continente, que vieron en aquel director de orquesta, a un jugador muy interesante y llamado a liderar conjuntos grandes, como ya había hecho con el Zalgiris, al que llevó a una histórica Final Four, donde el joven equipo báltico no decepcionó y peleó de tú a tú con los mejores equipos de Europa.

Tras despuntar en Kaunas, el FC Barcelona fue su siguiente paso, el más importante en la carrera de un jugador joven, el de asentarse en la élite y con uno de los equipos más potentes del panorama baloncestístico en Europa. Los inicios nunca son fáciles y más en un equipo como el culé con una de las plantillas más talentosas de la competición y compartiendo posición con uno de los mejores bases del momento, Thomas Heurtel, quien ya se había hecho con el puesto de titular en la anterior campaña y no se lo iba a poner fácil al norteamericano.

Pero tras unos partidos de adaptación al nuevo equipo y de aclimatación a su rol, el de Denison, sacó todo su potencial y demostró su gran talento y capacidad para jugar en un equipo grande, a pesar de que sus números no fueran demasiado brillantes, pero con un nivel que recordaba a su etapa en Lituania, donde con su dirección, el equipo mejoraba.

Una lesión frena en seco su crecimiento

La primera temporada no había sido mala, pero se esperaba mucho más del canadiense y más cuando en la segunda campaña, al inicio, el Barcelona contaba con la baja de larga duración de Thomas Heurtel. Esa circunstancia obligaba a depositar la llave del equipo en el puesto de base en Pangos. La temporada comenzó en la Supercopa, donde el director de juego, no arrancó de la mejor manera, pero por delante, un largo periodo para demostrar su nivel y liderar a uno de los mejores equipos de Europa.

Pero una lesión en el pie, trastocó sus planes y le hizo parar por al menos, un par de meses, un tiempo en el que el club catalán se quedaba sin bases puros y que tuvo que reconvertir a Hanga en un “1”. La lesión del canadiense no avanzaba y el jugador seguía sin recuperarse del todo y sin poder participar en entrenamientos ni en ayudar al equipo desde la pista. Hasta antes del parón por el coronavirus, el base llevaba 6 meses ya fuera de las pistas, y en palabras de su entrenador, Svetislav Pesic, iba a estar muy difícil que volviera en el tramo final de la campaña.

27 años y un año en blanco

El futuro de Kevin Pangos, parece que no seguirá siendo blaugrana, ya que acaba contrato a final de esta temporada y la lógica dicta que no se le ofrecerá la renovación después de esta temporada perdida. Eso sí, el canadiense cuenta con una gran carta de presentación en multitud de equipos europeos que podrían pensar en el canadiense como parte importante de su plantilla, aunque todo supeditado a si se recupera totalmente de la dolencia que le ha tenido en la banda toda la campaña. Equipos que buscan dar un paso adelante como Baskonia, Valencia Basket, Khimki, Olympiacos o el mismo Zalgiris, se fijan en el norteamericano como un jugador a tener en cuenta si logra dejar atrás los problemas que le han impedido brillar como azulgrana y recupera el nivel con el que maravilló a Europa hace apenas 2 temporadas.