Hugo López Muñoz (44 años) es un entrenador vallisoletano que actualmente dirige al Carramimbre CBC Valladolid de Liga LEB Oro.

Tras una etapa formativa en su ciudad natal, Hugo decide probar una aventura extranjera en Estados Unidos, la cual lo enriqueció en su etapa formativa. Después, llegarían más cargos en equipos extranjeros, de Angola y Canadá, concretamente. Además, es recordado por su presencia como ayudante de Pablo Laso en el Lagun Aro, y especialmente en el Real Madrid, siendo clave en su "resurrección". En estos momentos entrena al Valladolid, donde ha sido nombrado mejor entrenador de la temporada recientemente.

Fuente: Instagram particular
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Pregunta: Ha sido segundo entrenador del Lagun Aro, del Real Madrid, ha vivido experiencias en Estados Unidos, Canadá, Angola...es usted un auténtico "trotamundos" de los banquillos...

Respuesta: Bueno, creo que el entrenador de baloncesto en el Siglo XXI no puede tener fronteras. Yo empecé mi carrera en Valladolid pero rápidamente pegué el salto a Estados Unidos porque creo que era uno de los sitios donde más podía aprender. Luego regresé a España, y he estado de la mano de muchos grandes entrenadores, de los que aprendí un montón. 

P: Comenzó en torno al año 1999 en el Forum vallisoletano, pero el interés por el baloncesto ya estaba despierto desde mucho antes...

R: Cuando estaba en el actual Segundo de Bachillerato, ya empecé a entrenar a un equipo de minibasket femenino. Ahí empezó mi devoción por el baloncesto. Estuve junto a un grandísimo formador como es Willy Crespo, y él me enseñó mucho sobre cómo enseñar el baloncesto a niños pequeños. Después fui segundo entrenador del equipo de Liga EBA del Forum Valladolid directamente, y esa fue mi primera experiencia antes de pasar por un junior y un infantil del Forum hasta que me salió la oportunidad de salir a Estados Unidos.

P: ¿Qué fue lo que le impulsó a tomar la decisión de abandonar España y enfrentarse a un baloncesto diferente como es el estadounidense?

R: Intentar hacer algo diferente. Aquí a veces se ponen límites a los entrenadores jóvenes, o al menos por aquel entonces, y yo sentía que necesitaba un poco más. Cuando me salió la oportunidad, pensé que podía ser una buena manera de vivir de más cerca eso que podíamos ver en las cintas de VHS o en los libros que podíamos comprar en las bibliotecas.

P: ¿Tuvo que adaptarse como entrenador (sus técnicas de trabajo, su metodología...) al llegar allí?

R: Totalmente. Ellos estaban muy acostumbrados a jugar situaciones de tres contra tres, cuatro contra cuatro, y traté de meter mucha más técnica y táctica individuales, y luego el equipo lo agradeció. 

P: Fueron dos años los que estuvo en Estados Unidos antes de que volviera a España. ¿Qué aspectos notó que más había mejorado en esa experiencia?

R: Me sorprendió lo diferente que hacen allí las cosas. Aquí hay más estereotipos en cuanto al trato a los jugadores, por ejemplo, y en el baloncesto americano van siempre un poco adelantados a nosotros en las ideas y dan más prioridad al jugador y su importancia. Muchas veces formamos al jugador, pero no lo escuchamos.

Fuente: Instagram particular
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P: Estuvo en Los Barrios en Cádiz con entrenadores como Mocho Fernández o Félix Alonso. ¿Todos le aportaron su granito de arena en su formación?

R: Sin duda. Félix me dio la oportunidad de entrenar en el baloncesto profesional, y tampoco nos podemos olvidar de Quino Salvo. Cada uno con sus virtudes me aportaron ideas completamente diferentes, y yo traté de absorber de ellos todo lo que pude.

P: ¿Para un entrenador asistente, estar acompañando a tantos entrenadores diferentes en un lapso de tiempo tan corto, resulta complicado en cuanto a la adaptación a cada uno de ellos?

R: Yo creo que cuando eres ayudante yo principal que tienes que hacer es escuchar al primer entrenador. Él tiene sus ideas, pero es fantástico debatir y ofrecer tu opinión cuanto te pregunta. Un ayudante debe ser el escudero del primer entrenador, la persona que va de la mano con él.

P: Después de la etapa en Los Barrios, llegó la llamada de Pablo Laso. ¿Ya lo conocía a nivel personal o se basó meramente en su historial para ofrecerle el puesto?

R: Fue un momento muy curioso. Fue en el verano de 2009 cuando con Los Barrios jugamos la fase de ascenso a ACB, que perdimos, y llegó la crisis económica que afectó allí mucho hasta su desaparición. Moncho Fernández encontró trabajo en el Murcia de ACB, pero yo me quedé en el paro. Y de repente en agosto, recibí una llamada de Pablo, al que yo sólo conocía de habernos enfrentado, me dijo que quería comer conmigo, y me ofreció la oportunidad.

P: En Lagun Aro, completaron una etapa sensacional que les valió el fichaje por el Madrid. ¿Cómo fue ese momento en que les comunican que el Real Madrid los quería?

R: Primero salió la noticia de que Pablo iba al Madrid, y yo le felicité. Y más adelante fue Pablo el que me dijo que le gustaría que fuera con él. Fue un momento espectacular. Estaba en Valladolid dando un paseo, y alguna lágrima me salió de la emoción. Yo he sido muy madridista desde pequeño, y fichar por el club de tus amores y uno de los más grandes de Europa hace mucha ilusión. Es una suerte y una responsabilidad enormes.

P: El salto de Lagun Aro al Real Madrid, a pesar de ser dos clubes ACB, sería enorme, ¿no? No sólo en cuanto a plantillas y aspiraciones, sino también a nivel de presión por la obligación de ganar siempre.

R: Sin duda, se nota desde el primer momento. Pero la mayor presión te la metes tú mismo como entrenador porque el Madrid vivía unos momentos difíciles y se buscaba un cambio. Nosotros queríamos hacerlo lo mejor posible en todas las competiciones, y cada día era importante sabiendo el grupo de jugadores, que también exige una gran demanda táctica y técnica.

P: ¿Qué es lo que más destaca de Pablo Laso? 

R: La normalidad. Cómo es como persona es cómo es como entrenador. Te tomas un café con él, y es igual que como técnico. Concibe el baloncesto como un juego donde los jugadores tienen que disfrutar jugando. Habrá un momento en la historia del deporte en el que se estudiará cómo Pablo en estos ocho años ha gestionado los diferentes grupos y los egos en distintas plantillas de jugadores.

Fuente: Marca
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P: En un equipo élite como el Madrid, ¿resulta complicado hacer que cada jugador se sienta partícipe del proyecto, pero a la vez cada uno asuma su rol, porque me imagino que todos querrán ser titulares y jugar siempre, y más en un club con tantas aspiraciones?

R: Lo has dicho tú bien claro, ese es el gran trabajo de Pablo. Hay que hacer conscientes a todos los jugadores de que pueden ayudar en cualquier momento de la temporada y hacerles sentir importantes. Un día te tocará jugar 25 minutos, y otro ni saltar a la pista. Es una de las tareas complicadas del entrenador.

P: Ustedes continúan en el Madrid siguiendo una gran evolución. ¿Cual fue el motivo entonces de su marcha del club?

R: No fue una decisión mía personal. El 30 de junio del 2015 se acaba mi contrato y el Madrid decide no renovar a Jota Cuspinera y a Hugo López. A partir de ahí, tengo que seguir siendo entrenador de baloncesto, y me sale la oportunidad de ir a los Malabo Kings, y la tomo.

P: Es decir, ¿si el Real Madrid hubiera querido, Hugo López seguiría entrenando junto a Pablo Laso?

R: Totalmente, sí.

P: Después llegó esta experiencia que comenta. ¿Fue complicada la decisión por un nuevo cambio de aires?

R: Bueno, partimos de la base de que no tuve que ir a Malabo, sólo estuve una vez de presentación. A mi me ficharon para fichar el Campeonato de África de Clubes, y estuvimos concentrados en Madrid, con lo cual todo facilitaba el fichar por ese equipo. Fueron tres meses y una competición particular únicamente.

P: Tras esto, regresa a un club español, al Fuenlabrada, que también se encontraba sumido en un momento muy duro con Luis Casimiro en el banquillo. ¿Cómo encontró ese vestuario el primer día?

R: Yo llego al equipo un 7 de enero con el equipo colista. Venían de perder muchos partidos, estaban fastidiados. Y luego, además, Jimmy Baron, uno de nuestros americanos, aceptó una suculenta oferta de Turquía y se empiezan a trastocar los planes. No conseguimos encontrar a nadie para suplirlo durante cuatro semanas, y eso lastró mucho al equipo. Luego finalmente fichamos dos jugadores, pero ya estábamos sumidos en una dinámica de derrotas. Aún así, saco conclusiones buenísimas y una lectura que me enseñó muchísimo.

P: En el tiempo en que estuvo allí, ¿le dio tiempo a instaurar su metodología en el equipo? Hablamos mucho de las cuestiones de confianza en los entrenadores, y que en un periodo breve de tiempo, a un técnico quizá no le da todo el tiempo que requiere aplicar sus métodos de trabajo, y a pesar de esto el club no sigue confiando en él.

R: Es muy difícil. No tienes una pretemporada y solo unos pocos entrenamientos, y un partido tras otro. Es complejo, y a mí no me dio tiempo a ayudar al equipo con mis ideas para poder sacar aquello adelante.

Fuente: Marca
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P: Tras esto, una vez más hacia el extranjero. Primero Canadá, y luego Angola. No le temblaba el pulso a la hora de hacer la maleta y probar nuevas aventuras...

R: Yo salí a Canadá porque fue una oferta buena, y en España no tenía ninguna. Me pareció que una liga cerca de Estados Unidos podía ser interesante. Me sentí muy cómodo, y la liga era parecida a la G-League. Creí que me podía abrir mercado de cara a Estados Unidos y ampliar conocimientos en cuanto a nuevos jugadores cuando pudiera tener la oportunidad de volver a Europa. Salió todo muy bien, ganamos el campeonato y fui nombrado mejor entrenador del año. Una experiencia espectacular.

Después, en España quizá se le resta valor al ganar campeonatos y galardones en el extranjero. Hay que demostrar mucho para entrenar en España. Yo, de nuevo, no tuve ofertas aquí, y me salió la oportunidad de ir a Angola, un país que estuvo en Olimpiadas y con una liga muy competitiva. Afortunadamente, me volvió a salir bien, ganamos campeonatos y fue un año duro pero fantástico.

P: En cuanto a la ACB, ¿le parece que hay un círculo de entrenadores un tanto cerrado al que cuesta introducirse desde fuera?

R: En la ACB hay muy buenos entrenadores, igual que en LEB y en el extranjero, como Iván Déniz, Paco Olmos o el mismo Hugo López, ganando campeonatos. Hay que dar valor al entrenador. Ganar es muy difícil, da igual dónde. Hay entrenadores LEB que han demostrado que pueden entrenar arriba, pero hay veces que los clubes fichan un perfil de entrenador concreto.

P: Además de la experiencia en clubes, en 2018 se convirtió en seleccionador nacional sueco. Seguir a hombres seleccionables como Jerebko, Pantzar o Taylor, que están en grandes ligas, imagino que será más sencillo, pero ¿los medios de los que dispone aquí en España para hacer ese seguimiento a los suecos que están en ligas un tanto menores, como Hakanson en Polonia, son suficientes?

R: Cuando me hice cargo, lo primero de todo no estaba entrenando a ningún equipo, así que tenía mucha facilidad de movilidad, y había ocho jugadores en ACB y uno en LEB. Los visitaba cada poco y todos estos partidos se retransmiten. El principio fue muy diferente. Aún así, la Federación Sueca retransmite todos los partidos de sus jugadores, a los que puedo acceder con un código incluso para verlos en diferido. Este año estoy más ocupado con el Valladolid, pero tengo contacto con los jugadores por videollamadas, y a algunos todavía los he podido visitar los fines de semana tras jugar los viernes en Valladolid, como a Nick Spires o Chris Czerapowicz.

P: Compaginar el cargo de entrenador de Valladolid con el de seleccionador de Suecia, ¿le resulta complicado por la distribución de los tiempos de dedicación?

R: Principalmente, el mayor tiempo lo ocupo con Valladolid. Es mi equipo día a día. Luego, sobre todo los fines de semana o algún rato libre, junto con mis ayudantes con los que he dividido el trabajo de seguimiento de jugadores, los observamos. Manejamos una pista de 24-30 jugadores seleccionables, divididos entre los tres entrenadores. Y luego, cada dos meses vamos poniendo ideas en común sobre ellos.

P: Al aceptar el cargo de la selección sueca, ¿puso la condición de que en el caso en que recibiera una oferta de un club, pudiera aceptarla y compaginar ambos puestos, como por ejemplo hace Scariolo con España y los Raptors, o Mike Taylor con Polonia y el Hamburgo?

R: Sí, siempre ha habido una relación extraordinaria con la Federación Sueca. Ellos han entendido que soy entrenador, y un entrenador tiene que entrenar. La Selección está muy bien, pero ocupa poco tiempo. No me pusieron ningún impedimento en este sentido.

Fuente: Instagram particular
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P: Le quiero preguntar también por el fichaje por Valladolid. Hace unas semanas, Iván Martínez, otro vallisoletano, nos dijo que regresar a su ciudad de nacimiento fue muy especial para él. ¿Con usted pasó lo mismo?

R: Sí, yo hacía veinte años que no entrenaba en Valladolid. Además, el Director Deportivo actual, Pepe Catalina, fue mi agente y primero mi amigo. Fue muy claro y muy directo, él quería que yo fuera el entrenador. Tengo que devolver a Valladolid lo que siempre me ha dado y asumir el cargo con mucha ilusión y responsabilidad, porque venían de hacer años extraordinarios con Paco García.

P: ¿Cuántas ligas sigue con asiduidad, además de en la que entrena y en las que juegan los jugadores suecos?

R: Últimamente sigo mucho la NBA, por trabajar con Serge Ibaka y haber hecho el training camp con los Raptors. Intento seguir también la liga de Canadá, y en Europa me gustan Grecia y Turquía.

P: Respecto a su amistad con Ibaka, ¿de dónde proviene, cuál fue su inicio?

R: Él y yo nos conocimos en el verano de 2011, cuando el "lockout" de la NBA. Empezamos a trabajar individualmente a raíz de su llegada al Real Madrid, y a partir de ahí, manteníamos pequeños contactos, pero no mucho. Después, en el año sabático que yo me tomé entre el final de Angola y el fichaje por Suecia, estuve en Toronto con él, dos o tres semanas, y ahí comenzamos a hablar de la posibilidad de trabajar juntos en el verano. Y afortunadamente, en esa temporada posterior salió campeón de la NBA, lo que fue una alegría para todos.

P: ¿Qué fue lo que le comentó que quería que le ayudara a mejorar? ¿Qué aspectos concretos?

R: Sobre todo, por cómo estaba evolucionando la NBA, el lanzamiento exterior porque había momentos donde podía jugar al cuatro, y al cinco. Y además, mejorar algunos movimientos de poste bajo y enfatizar en el juego cerca de la canasta, y el manejo de balón.

P: ¿Llegó a conversar con Nick Nurse, su actual entrenador?

R: Sí, nosotros cuando estuvimos el primer verano en Miami, comenzamos a entrenar sin saber quién iba a ser el entrenador de los Raptors. Después, a los cinco días de que nombraran a Nick, vino a Miami a ver las sesiones, y sus palabras fueron espectaculares. De ahí salió una buena amistad que mantenemos. Me invitó al training camp de Vancouver, y desde ahí, agradecido para siempre.

Fuente: Instagram particular
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P: Usted, que ha tenido experiencia tanto como entrenador asistente como de primer entrenador, ¿cuáles destaca como las principales "ataduras" o "limitaciones" que tiene el asistente y que no cuenta con ellas el principal?

R: Yo creo que ataduras ninguna, sino lo contrario. El entrenador ayudante tiene mucha responsabilidad, pero ataduras únicamente las que le ponga el entrenador, pero son muy abiertos a aceptar consejos e ideas.

P: Ya para terminar, le quiero preguntar globalmente lo siguiente: ¿qué considera que ha cambiado en usted, no únicamente en cuanto a conocimientos de baloncesto, sino en cuanto a actitudes o visiones de la vida, desde que comenzó a entrenar hasta el momento actual?

R: Sobre todo me quedaría en una diferente visión de lo que es un equipo, en cómo gestionar los roles y a las personas. Creo que soy mucho más pausado y tranquilo que anteriormente, cuando era más nervioso e impulsivo. Y luego, a nivel de baloncesto, intento verlo desde otro prisma con más pausa para ver cómo las cosas pueden ir viniendo.

Desde VAVEL.com, queremos agradecer a Hugo López la predisposición y amabilidad mostradas, así como desearle la mejor de las suertes en el futuro a nivel personal y profesional.

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