Llegaba el Tour de 1995 con la incógnita de si Miguel Indurain conseguía su quinto título en la 'Grand Boucle' e igualar en victorias a los mitos Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Bernard Hinault, salvo que él estaría por delante de ellos al realizarlo de forma consecutiva.

El navarro era el principal favorito a la victoria final aunque había dudas ya que la preparación hacia el Tour fue distinta a años anteriores. Indurain renunció a participar en el Giro de Italia y centró su preparación en vueltas menores como Midi Libre o Dauphiné Libere. Su renuncia al Giro fue tomada por muchos como un acto de cobardía tras la derrota del año anterior y aventuraban el inicio de su decadencia.

Tony Rominger, con la moral alta tras la vencer en el Giro de forma autoritaria, volvía a ser su principal rival. En la nómina se encontraban Eugeni Berzin tras su segundo puesto en el Giro y vencedor en el Giro del año anterior. Además, el ruso contaba con un gran bloque, con corredores como Bjarne Riis o Ivan Gotti como gregarios de lujo. El equipo Once con Alex Zulle y Laurent Jalabert también contaban en las quinielas por la gran temporada que estaban realizando.

Guión previsto en las primeras etapas

La etapa prólogo estuvo condicionada por la lluvia donde los grandes favoritos decidieron no arriesgar, salvo el prologuista Chris Boardman. Finalmente el británico se cayó y tuvo que abandonar la prueba. Al final, Jacky Durand se adjudico el prólogo y se vistió de líder.

El Tour tomaba dirección noreste hacia Bélgica bajo etapas llanas resueltas al sprint y una contrarreloj por equipos que no descartó a ninguno de los favoritos para la victoria final.

Zarpazo en Lieja

Todo el mundo conocía el modus operandi de Indurain. Esperar a la primera contrarreloj larga para dar el primer golpe a la general. Sin embargo, quizás por todas las acusaciones de ser conservador y de cobarde por no acudir al Giro, hicieron enrabietarse al navarro y cambiar de estrategia.

Ya en territorio belga, la etapa previa a la contrarreloj terminaba en la ciudad ciclista de Lieja con un perfil similar a la clásica belga, jalonado de cotas. A falta de 30 kilómetros Indurain lanzó un demarraje bestial en un repecho al que solo pudo responder Johan Bryuneel. Sin recibir un solo relevo por parte del de Once fue incrementando la diferencia ante un pelotón perplejo viendo la nueva ambición del gigante de Villava. Llegaron a meta con casi un minuto de diferencia. Bruyneel se llevo la etapa y el amarillo pero Indurain atemorizo a todos sus rivales.

Con la exhibición dada el día anterior nadie dudaba de que la contrarreloj sería el segundo mazazo de Indurain al Tour. Sin embargo víctima del esfuerzo del día anterior, el navarro no pudo sentenciar la carrera como solía acostumbrar. Gano la etapa pero sin la solvencia de años atrás, aventajando en tan solo 12 segundos a Bjarne Riis. El resultado de la incursión belga fue beneficiosa pero no definitiva y abría la puerta a sus rivales.

La sentencia en La Plagne

Tras el periplo belga, llego el día de descanso y el traslado hacia los Alpes. Al día siguiente era la primera etapa de montaña con final en La Plagne. Alex Zulle, que perdió cuatro minutos en la crono, se escapó al inicio de la etapa. A pie de La Plagne, la diferencia del suizo era considerable y peligrosa. Por lo que Indurain tomó la responsabilidad y con un ritmo asfixiante destrozó en menos de un kilometro al reducido pelotón en busca del suizo del Once. La imagen de que todo ciclista se ponía a rueda del navarro y aguantaba solo unos metros su ritmo quedó grabada en la retina de los aficionados. No pudo alcanzar al suizo pero la exhibición del navarro fue definitiva para sus rivales.

Indurain se mostró intratable en la alta montaña | Fuente: The Guardian

Zulle ganó la etapa y se convirtió en el principal rival del navarro con Riis en tercera posición. Rominger confirmaba que no lucharía por la victoria final y Berzin desapareció. El ruso se retiraría en la etapa siguiente camino de Alpe d'Huez, donde Marco Pantani consiguió su primera victoria en la carrera francesa. A día de hoy es la ascensión más rápida de todos los tiempos.

Contra las cuerdas en Mende

En la transición entre Alpes y Pirineos se atravesó el Macizo Central. Un terreno quebrado fue el terreno perfecto donde Manolo Saiz creo su estrategia. Un ataque en tromba del Once con Melchor Mauri, Laurent Jalabert y Neil Stephens camino de Mende puso 'patas arriba' el Tour. Banesto se vio desbordado incapaz de controlar la escapada que llegó a tener más de 16 minutos de ventaja convirtiendo a 'Jaja' en destacado virtual líder. Gracias al equipo Gewiss pudieron minimizar las perdidas y restableciendo el orden.

Jalabert se impuso en el muro de Mende, bajo el clamor de la afición francesa en el día nacional de Francia. A partir de ese día Mende se pasó a llamar cima Jalabert.

Luto en los Pirineos

La llegada de los Pirineos solo confirmó la supremacía del navarro, a Zulle como su principal rival pero sin inquietarle y a Riis completando el pódium. Marco Pantani en Guzet-Neige y Richard Virenque en Cauterets fueron los vencedores de las etapas pirenaicas.

Sin embargo, todo quedó empañado por el fatal accidente de Fabio Casartelli en la bajada del Portet d'Aspet. El italiano del Motorola se cayó en una curva a izquierdas y yacía inconsciente en el suelo. Los esfuerzos de los sanitarios por salvarle la vida fueron en vano. Al día siguiente, camino a Pau, el pelotón homenajeó al italiano sin disputar la etapa dejando a sus compañeros en Motorola entrar destacados en meta.

Dos días después, su compañero Lance Armstrong le rendía un emotivo homenaje venciendo en Limoges. De Limoges a París no hubo contratiempos y ni la contrarreloj final fue determinante. Miguel Indurain era el justo vencedor de la edición del Tour. Alex Zulle y Bjarne Riis le acompañaron en el podio.

Induráin, pentacampeón del Tour | Fotografía: rtve.es

Su relación de amor con la 'Grand Boucle'

Desde su primera victoria en 1991 considerado como una relativa sorpresa hasta la quinta donde se confirmó como rey de reyes, Indurain se amoldó como nadie a las exigencias de la ronda francesa.

Conoció poco a poco la carrera y fuera de los focos gracias a que Pedro Delgado era el líder natural en el equipo. Su primera victoria de etapa llegó irónicamente en la etapa pirenaica con final en la estación de Cauterets en 1989. Repitió victoria al año siguiente en otra etapa pirenaica y finalizó en la general en decima posición. Se mostró como un candidato a tener en cuenta en las ediciones venideras.

Indurain venció en la general al año siguiente, basándose en sus dos axiomas: dominio en la contrarreloj y controlar a sus rivales en la montaña, dejándoles el premio menor de las etapas. Vencedor de las dos contrarrelojes largas y protagonista de la mítica escapada junto a Claudio Chiappucci camino de Val Louron le valieron para adjudicarse su primer Tour. Era el cuarto español en conseguirlo.

Inicio de la 'era' Induráin' | Fuente: noticiasdenavarra.com

En 1992, volvió bajo el aura de nuevo dominador del ciclismo tras su insultante victoria en el Giro de Italia. Dejó sentenciado el Tour con una exhibición en la primera contrarreloj en Luxemburgo. Aventajó en más de 3 minutos al segundo clasificado y en ese momento se le apodó como el 'Extraterrestre'. Solo Chiappucci le inquietó en la histórica etapa de Sestriere. Doblete del navarro solo al alcance de muy pocos ciclistas.

Repitió victoria en el Giro al año siguiente, no sin sufrimiento y en el Tour venció a un Tony Rominger pletórico al que solo le tuvo que controlar en la montaña. Segundo doblete Giro-Tour, dejando claro que era el dominador en las grandes vueltas, cinco victorias consecutivas.

Al año siguiente el Tour programó un recorrido muy montañoso para evitar la tiranía del navarro. Nada mas lejos de la realidad, el de Villava mostró una agresividad en montaña hasta entonces nunca vista. Dejo la carrera sentenciada en la primera etapa de alta montaña y a sus rivales luchando por acompañarle en el pódium.

Ya en 1996 buscaba el sexto triunfo que le convertiría en el ciclista con mas Tours de Francia. Sin embargo, la adversa climatología de las primeras etapas y una pájara en la primera etapa alpina camino de Les Arcs le privaron de luchar por las primeras posiciones. Tras el fracaso en la ronda francesa y el deterioro de las relaciones con los directores de Banesto hicieron que ésta fuera la última temporada como profesional.

Con su actitud humilde y sin una ambición desmedida se ganó la admiración de todo el mundo ciclista. Una admiración que sigue estando patente en el público. Veinte años del último Tour de Francia, veinte años de su última visión con el amarillo. Un amarillo que quedará eterno, presente en la figura de Miguel Indurain.