Hablar de puertos míticos y del Tour de Francia evoca, sin remedio alguno, a hablar del Tourmalet. Este miércoles la carrera francesa se topará con ella y, pese a que no es la ascensión más larga, ni la que tiene las rampas empinadas, pero es la más conocidas por el amante del ciclismo y la más temida por el corredor. El Tourmalet está situado en el Pirineo francés, muy cerca de la frontera con España y etimológicamente significa "camino de mal retorno" ya que, según los nativos de esa zona, es una premonición para todo aquel que no lo conoce, debido a su dureza y a su difícil trazado.

El inicio de la leyenda

Pero, centrándonos en su relación con el Tour de Francia, el Tourmalet comenzó a existir en 1910. Desde ese momento, ha sido todo una leyenda de la Grande Boucle y es el puerto por el que la carrera francesa ha pasado en más ocasiones. Como antes se señalaba, este puerto se incluyó por primera vez en la séptima edición del Tour de Francia, allá por 1910. Henri Desgrange, director de la prueba, envió a los Pirineos al periodista Alphonse Steinés, con la misión de descubrir "un reto" para esta edición.

Esto se produjo después de que el propio Steinés propusiera que la prueba pasase por la cordillera pirenaica, a lo que Desgrange primero respondió con un "usted está loco" y más tarde daría luz verde con la condición de que Steinés fuera a reconocer la zona. La carrera francesa en sus inicios apenas incluía dificultades montañosas y Desgrange tenía cierto recelo en que la cordillera pirenaica fuese demasiado dura para los ciclistas.

Así fue y Steinés se adentró en los Pirineos, que por entonces era una zona ruinosa, inhóspita y casi despoblada. Alquiló un coche y chófer, y atravesó Aspin y Peyresourde sin problemas. Entonces, se dispusieron a hacer lo propio con el Tourmalet y comenzó ascenderlo. A cuatro kilómetros de la cima no pudieron avanzar más debido a la nieve que había sobre el suelo.

En ese momento, a punto de anochecer, Steinés se bajó del coche y decidió coronar el Tourmalet él solo a pie mientras el chófer, asustado, le advertía que volviese al coche. Steinés, obstinado como pocos con su idea, le respondió: "Dé usted la vuelta y espéreme en Baréges. Yo sigo a pie". Poco después de iniciar su trayecto, se encontró con un pastor al que le comentó su idea de coronar el puerto y llegar al pueblo que estaba al otro lado de la montaña, idea que le desaconsejó, especialmente con la noche a punto de caer, ya que había incluso osos campando a sus anchas por ahí.

Octave Lapize subiendo a pie el Tourmalet en 1910. Foto: pyreneescycling.

Pese a todo, el periodista francés se empeñó en cumplir su meta y lo logró. En plena madrugada fue encontrado por un grupo de personas que, tras aviso del chófer, fueron a la búsqueda de Stéines, al que encontraron en las inmediaciones de Baréges exhausto, tiritando y empapado. Tras darse un baño con agua caliente y comer algo, se dirigió a la oficina de telégrafos de la localidad y envió el siguiente mensaje a Desgrange: "Atravesado Tourmalet. Muy buena ruta. Perfectamente practicable."

Esta mentira de Steinés permitió que Desgrange decidiera incluir a este mítico puerto en el recorrido del Tour de Francia 1910 por primera vez, algo por lo que el mundo del ciclismo le estará eternamente agradecido. Pero en aquella época no fue así. En la etapa reina de aquel Tour se ascendieron cinco puertos Peyrasourde, Aspin, Tourmalet, Soulor y Aubisque. Octave Lapize, ganador de aquella etapa y, posteriormente, del Tour, clamó contra la organización al finalizar la jornada en Aubisque llamándoles "asesinos".

Y es que Lapize sufrió lo indecible para coronar todos y cada uno de los puertos, pero especialmente el Tourmalet. Junto a su compañero de escapada, Gustave Garrigou, inició la escalada a este coloso para la que emplearon noventa minutos, hora y media de puro sufrimiento. Lapize realizó algunos de los tramos más duros a pie, pero Garrigou se negó a poner pie a tierra y, pese a llegar algo más tarde que el ganador, ha pasado a la historia como el primer ciclista en coronar el Tourmalet sin bajarse de la bicicleta, lo que en su día le valió un premio de 100 francos.

Tourmalet, hogar de leyendas

La verdad es que las laderas del Tourmalet no han dejado indiferente a nadie y se han vivido multitud de anécdotas. Por ejemplo, en 1913 el ciclista francés Eugéne Christophe rompió la horquilla de su bicicleta y tuvo que repararla él mismo en una forja de Sainte-Marie-de-Campan para luego proseguir con la carrera.

Eddy Merckx corona el Tourmalet en 1969. Foto: AFP.

A partir de ese día, el Tourmalet fue un habitual en los recorridos de la Grande Boucle y, es más, se pasó por él en las cuatro ediciones siguientes a las de su estreno. Actualmente se han vivido 82 pasos por su cima y en esta edición llegaremos a las 83 ascensiones por sus rampas.

España domina la cima del Tourmalet

El ciclista español tiene, habitualmente, la vitola de ser un gran escalador, y prueba de ello es que en 19 ocasiones ha sido un español el primero en coronar el Tourmalet, además de que el ciclista con más pasos en cabeza por la cima de este durísimo puerto no es otro que El Águila de Toledo, Federico Martín Bahamontes.

Además del manchego, han logrado coronar en primer puesto el Tourmalet Vicente Trueba (1933), Julián Berrendero (1937), Miguel Poblet (1955), Julio Jiménez (1964, 1965 y 1967), Andrés Gandarias (1970), Gonzalo Aja (dos veces en 1974), Francisco Galdós (1976), Peio Ruiz Cabestany (1985), Laudelino Cubino (1988), Miguel Ángel Martínez Torres (1990), Javier Pascual Rodríguez (1997) y David de la Fuente (2006).

Bahamontes corona el Tourmalet, el ciclista que más veces lo ha hecho en primer lugar. Foto: Cofradía Hermanos del Cordero.

Pero la lista de ciclistas que han logrado superar este puerto en cabeza es innumerable y de gran prestigio: Gino Bartali, Jean Robic (en tres ocasiones), Fausto Coppi (en dos ocasiones), Raymond Poulidor, Eddy Merckx, Lucien Van Impe (en tres ocasiones), Bernard Thevenet, Tony Rominger, Richard Virenque (en dos ocasiones), Andy Schleck (en dos ocasiones), Thomas Voeckler y el último en lograrlo, Biel Kadri.

Aun así, pese a ser un habitual en el Tour, desde 1947 solo dos etapas han acabado en lo alto del Tourmalet. Fue en 1974, con triunfo del español Gonzalo Aja, y en 2010, donde se impuso Andy Schleck llegando junto a Alberto Contador. Pese a ello, algunas ocasiones la meta se ha situado en La Mongie, la estación de esquí situada a mitad de puerto.

No cabe duda de que la ascensión al Tourmalet es uno de los momentos ciclistas del año cuando el Tour decide incluirlo en su recorrido. Este puerto es una de las joyas de este deporte, ese lugar donde se escriben páginas doradas del ciclismo y en el que se forjan héroes. La mentira de Steinés es un regalo para un deporte lleno de épica y heroicidad, cualidades que se ven potenciadas en este "camino de mal retorno".

Andy Schleck y Alberto Contador en el último final de etapa en lo alto del Tourmalet, con victoria del luxemburgués. Foto: Touho Häkkinen.

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