La final de la FA Cup de este año guarda similitudes con la del año pasado. Manchester City y Arsenal: dos equipos acostumbrados a los puestos de arriba, millones de fans en todo el mundo o aerolíneas de los Emiratos Árabes estampadas en sus camisetas, viéndose las caras contra equipos modestos. Wigan Athletic y Hull City: el primero acabó descendiendo tras conquistar la final mientras que los tigers hicieron el camino contrario ascendiendo a la Premier League. Veremos si la historia se vuelve a repetir en el estadio de Wembley este sábado a partir de las 18:00 de la tarde.

Primera parte igualada

Los de Roberto Mancini salieron mejor que los de Roberto Martínez. La primera ocasión de peligro fue una falta al borde del área a favor de los citizens que no supieron aprovechar. Minutos después, la ocasión de peligro fue para los latics: un gran pase de Arouna Koné dejaba a su compañero Callum McManaman frente al portero. El disparo del delantero inglés no encontró portería y la ocasión para adelantarse en el marcador se perdió. Llegada la media hora de partido, el que rozó el gol fue Carlos Tévez gracias a un disparo con la punta de los pies pero Joel Robles consiguió atajarlo.

Acto seguido, llegaría la polémica en forma de penalti no pitado. Pablo Zabaleta derribaba claramente a Roger Espinoza pero Andre Marriner no pitó nada. No iba a rendirse el Wigan ya que, minutos después, elaboraría una gran contra para una jugada personal de McManaman. Tras regatear a portero y defensas, consiguió abrirse hueco para el disparo pero el balón fue desviado por uno de los zagueros. La última ocasión de la primera parte fue para Samir Nasri que disparaba desde fuera del área pero Joel Robles estuvo muy atento de despejar.

El Wigan acaba imponiéndose

En la segunda parte, el Manchester City comenzó atacando la portería del Wigan Athletic con un gran remate de Sergio Agüero que fue desviado a córner por Boyce. Las contras bien llevadas por los de Roberto Martínez comenzaron a incidir en forma de tarjetas para los citizens: Pablo Zabaleta y Matija Nastasic fueron amonestados en el minuto 60 y 75. El lateral argentino volvería a ver la cartulina por derribar a McManaman y, de esta manera, dejar a su equipo con uno menos a falta de seis minutos para el final.

Una expulsión que vino precedida de un disparo de Shaun Maloney al larguero. Pero no iba a ser el último aviso del Wigan Athletic. Llegado el descuento, un córner botado por Maloney fue cabeceado en el primer palo por Ben Watson para marcar el único y definitivo gol de la final. Ben Watson fue la única sustitución que vio conveniente el español Roberto Martínez, por lo que el gol del inglés supuso una locura tanto en las gradas como en el banquillo. Tras el pitido final, la celebración de los vencedores fue apoteósica y merecida. Asimismo, el trofeo a Mejor Jugador del Partido fue para Callum McManaman.

De esta manera pudo David vencer a Goliat en una fecha clave. El Wigan Athletic consiguió el, dudoso honor, de clasificarse para la Europa League estando en Championship. Además, el resultado desencadenó en la marcha de los dos técnicos: Mancini se fue para dejar sitio a otro proyecto con Manuel Pellegrini mientras que Martínez llegó a un club más importante como el Everton. El 11 de mayo de 2013 se convirtió en una fecha histórica para el mundo del fútbol, uno de esos días en los que no siempre gana el más grande.

Fotos: Getty Images.

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Sobre el autor
Raúl Marse Gil Navas
1993, Moratalaz, Madrid. Fútbol Internacional.