Imaginar que la magia del fútbol oriental pueda verse aderezada con la disciplina del alemán, bien podría hacer pensar en un fútbol tan cualitativo como paradójico. El encanto de lo exótico sobre la rectitud de la disciplina; el misterio de lo desconocido ante la vieja escuela de un juego clásico, con identidad y filosofía propios. Todo esto es capaz de poner en liza Son Heung-Min (Gangwon, Corea del Sur, 8 de julio de 1992). Convencido de que su futuro estaba ligado al mundo del balón, un jovencísimo Son, de apenas 16 años, no lo dudaba a la hora de abandonar todo en su país para ingresar en la academia de fútbol del Hamburgo, en Alemania, donde adquiriría unas férreas y sólidas bases de buena parte de lo que hoy es su juego. Habiendo deslumbrado en pretemporada, y confirmando las expectativas que el club germano tenía depositadas en él, Son firmaría su primer contrato profesional, pasando al primer equipo, con 18 años, la misma edad con la que anotó su primer gol en la Bundesliga -récord de la competición-. 

Cumpliendo expectativas

El Leverkusen pagó su mayor desembolso por el cuarto asiático en alcanzar las dos cifras goleadoras

Lidiando en varias ocasiones con las lesiones, Heung-Min siempre salió victorioso, acortando plazos y regalándole a su equipo goles determinantes en la lucha por sus objetivos, ratificando así el desarrollo de una evolución imparable. El futbolista asiático puso fin a una gran temporada 2012/13 -la tercera en el Hamburgo- con 12 goles que le convirtieron en el cuarto jugador asiático en alcanzar los dos dígitos anotadores en la Bundesliga; una campaña de oro -20 goles en 78 encuentros- que propició su llegada al Bayer Leverkusen por 10 millones de euros, la transferencia más alta abonada por el club de la aspirina en toda su historia. De nuevo una rapidísima adaptación y su correspondiente exhibición en la pretemporada dejaban claro que pocas cosas podían parar a Son en su deseo por crecer y evolucionar. 

Y un jugador de ese calibre ha de tener, necesariamente, un hueco en la selección de su país. Son debutó como internacional con la Sub-17 de Corea del Sur; siendo un asiduo allí, puso punto y final a su participación en las categorías inferiores del combinado coreano con un total de 15 partidos disputados y siete goles anotados, un bagaje más que suficiente para tumbar las puertas de la Absoluta con la que, a pesar de su juventud, es ya todo un veterano. 23 partidos y seis goles en un trayecto no exento de alguna que otra polémica, como la que protagonizaba su padre, solicitando que su hijo quedase exento de las llamada de la selección, con el fin de que pudiera descansar y madurar como futbolista. El por aquel entonces seleccionador coreano, Cho Kwang-Rae, respondería que continuaría llamando a Son siempre que lo creyera oportuno. 

De igual  modo, y mostrando una seria preocupación por su evolución, Son ya había rechazado participar con la selección olímpica de Corea del Sur, convencido como estaba de lo necesario de fortalecer su entrenamiento y su crecimiento personal como jugador, por aquel entonces aún en filas del Hamburgo. En el Leverkusen, sus números siguen confirmando la tendencia en su evolución: 43 partidos le reafirman como una pieza importante en el esquema del equipo, que además adereza con 12 goles y siete asistencias. 

Una evolución imparable

A pesar de sus controversias cosn la selección nacional, esta ha seguido contando con él asiduamente y no es de extrañar. No son pocos los que consideran a Son Heung-Min como el próximo icono del fútbol coreando en el panorama mundial, aunque también hay quien considera que le falta extrapolar a la selección nacional de su país el mismo rendimiento que pone en uso en su equipo, en este caso, el Bayer Leverkusen. A pesar de eso, no es ningún secreto que Son acentúa poco a poco y de manera notable, su importancia en el equipo nacional, donde siempre ha ofrecido una gran regularidady donde, sin prisa pero sin pausa, mejora su rendimiento con cada partido. 

Son se define como diestro pero su golpeo con la zurda es prodigioso

Así las coas, Heung-Min es un permanente problema para las zagas rivales. Aunque su nombre es un sinónimo de gol, Son ha jugado también por detrás del '9' referencia, tanto en su equipo como en la selección, donde puede conformar una dupla de oro si, entres las alternativas del seleccionador coreano, está la de alinearle junto a Kim Shin-Wook. Si bien durante su primera etapa en la Bundesliga, en filas del Hamburgo, experimentó su explosión por la banda derecha, en el Bayer Leverkusen hizo gala de su faceta más polivalente. Él se define como 'diestro', si bien la excelente técnica de la que goza en el golpeo de balón con la zurda haría imposible adivinarlo. Descarado y decidido de cara a puerta, rápido, potente y un auténtico peligro en el uno contra uno, Son es técnicamente un prodigio, cuyo talento exhibe de forma especial en espacios cortos. Un extraordinario golpeo de balón y una concentración fuera de lo normal le convierten en un jugador llamado a dejar su huella en el fútbol del más alto nivel. 

Los grandes clubes de la Premier League le han echado el ojo

Son es muy joven pero goza de una increíble madurez, que no sólo le ha convertido en un hombre de confianza de Hong Myung-Bo en la selección, sino que también ha hecho que grandes clubes de la Premier League, tales como el Liverpool, hayan puesto sus ojos en él. El Mundial de Brasil 2014 se presenta como una ocasión única para exhibir su talento en un escaparate planetario y proyectar al mundo la existencia de una calidad que conocen muy bien en la Bundesliga y también en Corea del Sur pero quizás no tanto en el resto de Europa y el mundo en general.