Comienza la hora de la verdad en Brasil con los octavos de final. El espacio para el margen de error es mínimo y cualquier traspiés puede pagarse muy caro. A Alemania le espera una selección argelina cómoda sobre el papel, pero indigesta en el menú, como pudieron comprobar rusos y surcoreanos. La Argelia de Bentaleb, Feghouli y compañía no será faena de aliño para los pupilos de Joachim Löw, quienes, sin embargo, bien pueden reclamar un lugar entre los claros favoritos al triunfo final, máxime si se tienen en cuenta las tempranas partidas de españoles, italianos, ingleses o portugueses.

Argelia debutaba en un Mundial ante Alemania Occidental

Tras lograr pasar por primera vez en su historia de la fase de grupos de un mundial, los argelinos se verán las caras con los teutones en un duelo, que si bien solo ha tenido lugar en una ocasión, sus consecuencias y resonancias aún se recuerdan. Argelia llegaba al primer partido del Mundial de España de 1982 como debutante mientras que enfrente le esperaba la República Federal de Alemania, vigente campeona de la Eurocopa dos años antes, celebrada en Italia. A priori, el choque no podía ser más desigual, aunque el único precedente entre ambas selecciones hablaba a favor de los africanos, que contabilizaban una victoria por 2-0 en un amistoso disputado en 1964.

Bernd Schuster había abandonado la selección poco antes del Mundial 1982

Para el choque, que tendría lugar en el estadio El Molinón de Gijón, Alemania Occidental partía con el cartel de indiscutible favorita. Campeona continental y dirigida por Jupp Derwall, contaba en sus filas con jugadores de Rummenigge, Magath, Littabarski y un jovencísimo Matthäus, aunque debido a problemas extradeportivos y de indisciplina, había sufrido la baja de Bernd Schuster. El controvertido pero fabuloso centrocampista teutón, por aquel entonces en las filas del FC Barcelona, tomó la polémica decisión de dejar la selección alemana con tal solo 23 años.

Bajo las órdenes de dos entrenadores, Mahieddine Khalef y Rachid Mekhloufi, aterrizó en España la deshinbida Argelia, donde un nombre sobresalía por encima del resto: el de Rabah Madjer, que pasó la historia del fútbol por aquel tremendo gol de tacón con el Oporto al Bayern de Múnich en la final de la Copa de Europa de 1987. Un combinado nacional que asimismo dispuso en su plantilla a jugadores bregados en el fútbol francés, como Kourichi o Merzekane, o en el belga, caso de Djamel Zidane, sin ninguna vinculación de sangre con el astro campeón del mundo en 1998.

La estrella argelina era Rabah Madjer, futuro campeón de Europa con el Oporto

Teutones y argelinos quedaron encuadrados en el grupo 2, junto a Chile y Austria, y jugarían sus partidos de la primera fase en Asturias. Alemania Occidental compareció en el césped de El Molinón con Schumacher, Kaltz, Foerster, Stilike, Briegel, Dremmel, Breitner, Magath, Littbarski, Hrubesch y Rummenigge. Una auténtica potencia a la que Argelia hizo frente con Cerbah, Merzekane, Mansouri, Kourichi, Guendouz, Ferhani, Dahleb, Madjer, Madjer, Zidane y Assad. Pitaría el encuentro el colegiado peruano Enrique Labo Revoredo.

El partido comenzó con el esperado dominio germano, pero con avisos de Argelia, como en una clara situación en la que Belloumi erró el control definitivo antes de encarar a Schumacher. Con el público gijonés mayoritariamente en contra, la Mannschaft se mostraba incapaz de hallar grietas en el muro africano, aunque mediado el primer acto, Rummenigge pudo adelantar a los suyos en un cabezazo franco que extrañamente marró el delantero del Bayern. A jugada y servicio de Littbarski, Briegel también tuvo la opción de desnivelar el tanteador, pero de nuevo su remate se marchó alto.

Los argelinos resistieron el asedio alemán y se adelantaron en el marcador

Rummenigge continuó sin ver puerta pese a sus ocasiones y una Argelia mantenía el tipo tras haber resistido el asedio alemán en el primer tiempo. A los diez minutos de reanudarse el partido, saltó la sorpresa. En un fantástico contraataque, Belloumi volvió a quedarse solo delante de Schumacher y fallar en la definición. Sin embargo, esta vez Rabah Madjer estaría atento para aprovechar el rechace del guardameta del Colonia para abrir el marcador. Fruto de la incredulidad, las alborazadas gradas de El Molinón celebraron con entusiasmo el gol argelino.

Argelia anotó el segundo gol justo después del empate

Apenas un cuarto de hora duró la alegría en la casa del pobre. Alemania Occidental redobló esfuerzos en el cerco del arco de Cerbah y en un centro raso y fuerte de Magath, el capitán, y ariete germano Rummenigge embocó para empatar el partido. La suerte semejaba estar echada para Argelia, quien por otra parte, se reservó una bala en la recámara. Nada más sacar de centro, Madjer avistó a Assad en el carril siniestro, de cuyo centro Belloumi esta vez si sacó tajada y restauró la ventaja africana en el marcador en un Molinón que no cabía en sí. Fruto de la impaciencia, las intentonas alemanas por medio de Hrubesch se marcharon al limbo, aunque ambos combinados nacionales vieron como Labo Revoredo les anulaba un gol a cada uno.

El árbitro peruano señaló el final del tiempo reglamentario y al punto la alegría de argelinos y espectadores prendió como la pólvora. En su debut en una fase mundialista, Argelia había conseguido derrotar nada menos que a una bicampeona como Alemania Occidental, sin lugar a dudas uno de los grandes favoritos a alzar la Copa del Mundo en el Estadio Santiago Bernabéu el 11 de julio de 1982.

Karl-Heinz Rummenigge en un lance del Alemania Occidental-Austria del Mundial de España 1982. | Foto: Duncan Raban/EMPICS Entertainment.

Una polémica victoria alemana sobre Austria eliminó a Argelia

El destino se mostraría cruel con los intereses de Argelia en el porvenir del Mundial 1982. Derrotada en el segundo partido del grupo por la Austria de Krankl, se jugaría su pase en el último duelo ante Chile en Oviedo y con la vista puesta en lo que pudiera suceder en Gijón entre alemanes y austríacos. A triple empate, una victoria por la mínima daba el pase a los dos conjuntos centroeuropeos por la diferencia de goles y en efecto, eso fue lo que ocurrió. Mientras Argelia vencía por 3-2 su partido, la Mannschaft se impuso con un solitario gol de Hrubesch a Austria entre las sospechas y los abucheos del público gijonés, receloso de un posible pacto entre ambos y que, entre la ironía y el enfado, les gritaba peyorativamente "¡que se besen, que se besen!".

Alemania Occidental sería derrotada en la final por Italia

Tras las grandes sensaciones mostradas y haber conseguido nada menos que dos victorias, Argelia quedaba eliminada a las primeras de cambio. Para Alemania Occidental, el tránsito fue largo. Clasificada como primera de grupo, posteriormente se midió en una segunda fase triangular con Inglaterra y España, de la que también salió vencedora. La polémica no abandonó al combinado alemán en ningún tramo del torneo, venciendo a Francia en semifinales desde los once metros en un duelo recordado por el calibre del fútbol derrochado en un 3-3 espectacular y por la salvaje acción de Harald Schumacher sobre Patrick Battiston. En la final acaecida en Madrid, una gran Italia ganó por 3-1 a los germanos, que volverían a repetir subcampeonato en México 1986.