El humilde escritor que comienza este reportaje se siente consternado. Patidifuso. Su curiosidad le hace reflexionar acerca del deporte que le apasiona. Como para tantos otros, para él el fútbol es mucho más que un deporte. Es una religión. Y por ello, condena con todas sus fuerzas a cualquier persona que manche el nombre de esta bendita práctica deportiva.

En la revista Kaizer Magazine, un artículo le abre los ojos. “Fútbol y dopaje, una relación silenciada” se titula. En él, aparecen casos cuanto menos sangrantes. Son diez, unos de sobra conocidos por la opinión pública (Maradona en el Mundial de Estados Unidos en 1994 o Guardiola en su época en el Brescia). Sin embargo, hay otros que fascinan y crean un nudo en la garganta de este aprendiz de periodista. Hablan de prácticas ilegales en equipos y selecciones que marcaron un antes y un después en la historia del balompié mundial. Lo peor es que las voces que lo afirman están lo suficientemente autorizadas como para temer que es cierto, que el bonito arte del fútbol pueda estar manchado (o pinchado en este caso) por unas agujas cargadas por el mismísimo diablo para mejorar el rendimiento de unos jugadores cegados en su momento por el “vencer o morir” que hizo célebre el dictador Benito Mussolini en el Mundial de Italia en 1934. Este reportaje se adentrará en las cloacas del fútbol, en un recorrido que abarca la mayor parte de la historia de este deporte, comenzando con el Milagro de Berna de 1954 y acabando, nada más y nada menos, con las sospechas que empañan el éxito de la Selección Española en los últimos tiempos.

¿Milagro o trampa?

Hubo una vez, hace mucho tiempo, que un equipo asombró al Mundo. No era para menos. Había arrancado la década de los 50 y la hoy debilitada Hungría era una auténtica máquina de producir fútbol de muchísimos quilates. En pleno régimen estalinista, la escuadra dirigida por Gusztáv Sebes y que contaba con jugadores de la talla de Puskas, Czibor, Kocsis, Hidegkuti, Szusza, Bozsik y Grosics, encadenó una racha de 32 encuentros consecutivos sin conocer la derrota.

Como muchos lectores ya se imaginarán, es de recibo mencionar la histórica goleada en Wembley (3-6) en 1953, convirtiéndose en la primera selección no británica en asaltar aquél mítico escenario. Pero este dominio también se tradujo en logros (medalla de oro en Helsinki 1952).

Imaginen la situación. Hungría domina con mano de hierro y pie de seda el mundo del balompié. Llega el Mundial de 1954 en Suiza. Los Magiares Mágicos no son favoritos. Son favoritísimos. El combinado de Sebes destroza a Corea del Sur (9-0) y humilla a Alemania con un resultado casi imposible de repetir: 8-3.

Los húngaros llegarían a la final de Berna venciendo en partidos épicos a Brasil (duelo conocido como “la batalla de Berna”) y a Uruguay, ambos sin Puskas. Enfrente volverá a estar Alemania pero, según varios informes conocidos cincuenta años más tarde, los germanos se guardaban un as en la manga que nada tiene que ver con lo estrictamente deportivo.

Hungría perdió. Aquel equipo mágico se quedó sin corona, sin el “premio gordo” del fútbol. Los elogios fueron a parar a Alemania, a esa “industria pesada” que se sobrepuso al mazazo del 8-3 para vencer en el choque decisivo por 3-2. El Milagro de Berna. Historia del fútbol hasta que alguien tiró de la manta.

El conserje del Wakdorstadion: "Encontré ampollas en el suelo del vestuario alemán"

El País del 1 de abril de 2004 se hacía eco de un reportaje publicada por la cadena alemana Report (sí, cadena alemana y no húngara, atención al dato) que ponía patas arriba uno de los mayores hitos de la historia del deporte teutón. El triunfo del 54 le vino a la RFA como anillo al dedo para aupar los ánimos de una nación todavía deprimida por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Según este reportaje, el doblete decisivo de Rahn no fue solo gracias a las innovadoras botas que preparó para los alemanes el creador de Adidas (Adolf Dassler), sino también por unas ampollas que un limpiador del Wakdorfstadion de Berna se encontró en el vestuario alemán después de terminar la final.

Walter Bronimmann se guardó este secreto durante cincuenta años. Las ampollas fueron a parar a un amigo que le juró el mayor de los silencios, pero, medio siglo después, el conserje decidió hablar: “Encontré ampollas con algo que debía estar prohibido”.

El médico de la Selección campeona, Franz Loogen, que disfrutaba de sus últimos años de vida, lo negó rotundamente: “Simplemente, inyectamos vitamina C a los jugadores porque descubrimos que esta práctica aumentaba la resistencia en animales”.

Una investigación afirmó que los alemanes tomaron metanfetamina pervitina para ganar a Hungría

Seis años después, en 2010, una investigación del Instituto Federal de Ciencias Deportivas alemán arrojó más luz a este espinoso asunto. Aseguran los investigadores que los futbolistas recibieron metanfetamina pervitina. Nada de vitamina C como aseguraba el médico. Tampoco glucosa, como comentaban los supervivientes de aquel encuentro.

Dicha sustancia era utilizada en la Segunda Guerra Mundial para convertir el miedo de los soldados nazis en agresividad. Pueden hacerse a la idea de las consecuencias que puede tener este estimulante en un campo de fútbol. Y si no pregunten a la Selección de Hungría, que todavía se lamenta por aquél partido.

Por último, hay que destacar que ocho de los jugadores campeones enfermaron de hepatitis. Liebrich y Hermann murieron de cirrosis. Lo curioso, es que el segundo de ellos jamás probó una gota de alcohol. Todo parece indicar que Hermann enfermó por la falta de higiene en las jeringuillas de la época.

Falleció en 1962, ocho años después de alcanzar la gloria en Berna, el lugar donde ocurrió algo que cada vez huele menos a milagro.

El café “cargado” de Helenio Herrera

Il Grande Inter” no era un equipo cualquiera. Con un fútbol tremendamente eficaz, precursor del Catenaccio, defensivo pero también ordenado, contundente y resolutivo, fue capaz de ganar la Copa de Europa en 1964 (derrotó por 3-1 al Madrid de Di Stefano) y en 1965 (1-0 al Benfica de Eusebio).

Un hito al alcance de muy pocos, de auténticos elegidos para la práctica de este deporte como los españoles Luís Suárez (único futbolista nacido en España hasta el momento que ha conseguido ganar el Balón de Oro) y Joaquín Peiró, Fachetti (¡vaya lateral!), el brasileño Jair y el legendario capitán Picchi. Además, como no, de Sandro Mazzola.

Helenio Herrera dirigió al Inter que se alzó con dos Copas de Europa consecutivas en los 60. Foto: futbolistadigital

Precisamente, la familia Mazzola destapó el caso que se narra en este reportaje. El hermano de Sandro, Ferruccio, también perteneció a aquel mítico Inter. Apenas jugó un partido oficial, pero alcanzó la fama en 2005, cuando, en un libro autobiográfico, acusó al técnico franco-argentino de “atiborrar de anfetaminas” al equipo reserva neroazzurri

El menor de los Mazzola aseguraba en “Il Terzo incomodo” que fue utilizado como conejillo de indias para los éxitos interistas:

Ferruccio Mazzola: "Helenio Herrera nos atiborraba a pastillas. Llegué a estar tres días con alucinaciones después de un partido"

Herrera nos atiborraba a pastillas para ver qué rendimiento daban en el campo y en los entrenamientos. Mi hermano Sandro me comentó que, si no quería tomarlas, solo tenía que ir al baño y escupirlas. Cuando Helenio se enteró, comenzó a disolverlas en los cafés. De hecho, tras uno de estos peculiares cafés después de un Como - Inter, estuve hasta tres días como un epiléptico, con alucinaciones de todo tipo”.

Un relato cuanto menos aterrador, que pone la carne de gallina. ¿Y si todo fue mentira? Massimo Moratti, presidente del Inter, denunció por calumnias a Ferruccio, pero un juez le dio la razón al joven de los Mazzola. Dicho juez se amparó en la veracidad de la narración tanto del exjugador como de otros futbolistas que compartieron vestuario con él.

Ferruccio culpaba a Herrera de la prematura muerte de la gran mayoría de reservas de aquella época. Aunque el único ilustre fue el capitán Picchi (falleció a los 35 años), reservas como Giusti, Tagnin, Miniussi, Bicicli y Minuissi fallecieron todos antes de los 65 años.

Ferruccio murió en 2013. Y lo hizo sin dirigirle la palabra a su hermano Sandro, que decidió no hablarle más tras la publicación del polémico libro (“Mi hermano piensa que estos asuntos se deben aclarar de puertas para dentro”) y sin la amistad de Fachetti que, al igual que Sandro, se enemistó con el autor de esta biografía.

Pero falleció con la conciencia tranquila y dando a conocer las oscuridades de un Helenio Herrera al que, por lo que se cuenta en el libro, solo le importaba ganar a toda costa, haciendo caso omiso al juego limpio. De hecho, cuando se marchó del Inter a la Roma, continúo con estas prácticas, algo que, según varios compañeros, le costó la vida a Giuliano Taccola.

Herrera tras la muerte de Taccola: "Esta muerto, no podemos hacer nada y el miércoles tenemos otro partido"

Taccola había sido operado de amígdalas y sufría fiebre antes de jugar. Poco le importo este hecho a Helenio. Taccola tuvo que ser inyectado a la fuerza y, tras unos minutos de convulsiones, falleció en el vestuario del Cagliari.

Las palabras de El Mago Herrera a sus jugadores hacen dudar de la cordura de este personaje: “Vámonos, está muerto. No podemos hacer nada y el miércoles tenemos otro partido”. El Mago de la Farmacia lo apodaron a partir de entonces. No hace falta decir más…

Dopaje estatal en la RDA

El Mundial de Alemania 74 pasó a la historia por desarrollarse en una nación dividida. El Muro de Berlín separaba dos mundos totalmente opuestos. Como si en un ring de boxeo se tratase, a la izquierda (occidente) se encontraba la República Federal Alemana. A la derecha (más próximos al Este de Europa), la República Democrática, aquella de la cual nada se sabía en Occidente. El “Telón de acero” no tenía ningún tipo de vía de escape por el que se filtrara la información. Al otro lado del Muro, la sociedad comunista de la época preparaba a conciencia a sus deportistas, que sorprendían al mundo tanto en las Olimpiadas como, en el caso que se trata, en la Copa Mundial de la FIFA.

La RDA dopaba a sus deportistas para mostrar al mundo las ventajas del comunismo

Así, la selección de la RDA se presentó en Hannover el 22 de junio en la última jornada de la fase de grupos del Mundial que se estaba disputando en la otra mitad del país para enfrentarse al anfitrión. En plena Guerra Fría, todo un acontecimiento. Ambos combinados ya estaban clasificados, pero daba igual. El fútbol traspasó las fronteras del deporte para adentrarse en la escena social. Ganar significaba “demostrar” qué sistema político era mejor.

Por increíble que parezca, la RDA salió victoriosa. Un equipo semidesconocido tumbó a los Beckenbauer, Vogts, Muller o Maier con un gol histórico de Jurgen Sparwasser. Una heroicidad que, dados los testimonios de atletas de aquel país, con el paso del tiempo cada vez es más cuestionada.

Y es que, para mostrar al mundo las ventajas del comunismo, el Estado ordenó el dopaje de más de diez mil atletas que arrasaron en los medalleros de las Olimpiadas. Era sorprendente ver a unos deportistas que no competían durante el año conseguir logros de tal magnitud. Según declaraciones de las propias víctimas, los trataban verdaderamente como “objetos” y “esclavos” para alcanzar sus objetivos. Muchos (la gran mayoría) sufren ahora las consecuencias de haber consumido tal cantidad de sustancias para mejorar su rendimiento. El culpable fue Manfred Ewald, encargado del programa olímpico de la RDA desde los años 70.

Sin ir más lejos, y como caso más curioso, a la atleta Heidi Krieger le cambió la vida tras el excesivo consumo de las píldoras “Oral Turinabol”, que suministraba hormonas masculinas a las deportistas. Heidi se sentía hombre y decidió cambiarse de sexo. Ahora se llama Andreas y vive con su mujer y su hijo. Él tuvo suerte. Otras no pueden dormir, sufren cáncer, esterilidad o, simple y llanamente, perdieron la vida por culpa de Ewald y Hoppner (director médico del programa de dopaje).

Sparwasser, sobre el dopaje en la RDA: "Lo hubo, pero no en el fútbol. En nuestro deporte no sirve para nada"

Ante esta situación, aunque el autor del histórico gol a la RFA, Jurgen Sparwasser declarase en una entrevista en 2006 que el dopaje “solo sirve para el competiciones como el atletismo, cuando el deportista se prepara para una competición puntual; en el fútbol no sirve para nada” aquél combinado siempre cargará con la sombra de la duda por haber pertenecido a una nación contaminada por el dopaje.

La polémica entre Beckenbauer y Schumacher

Pero, ojo. Al otro lado del Muro no eran precisamente unos santos en este sentido. Las palabras del “káiser” Franz Beckenbauer así lo confirman: “En la Bundesliga, uno se inyecta y toma pastillas de todo tipo. Varias veces al mes se me ha extraído sangre de una vena del brazo para volver a inyectármela en otra de un muslo. Es el momento de que la FIFA se preocupe más seriamente del problema del doping".

Beckenbauer, en 1977: "En la Bundesliga se inyectan y toman pastillas de todo tipo"

Tremendas declaraciones de una institución futbolística en mayo de 1977, cuando habían pasado tres años de aquella derrota ante la RDA que fue clave para que Alemania Occidental se hiciese con el triunfo definitivo (la RFA evitó en la segunda fase a Holanda, Argentina y Brasil) y Beckenbauer ya se había marchado a jugar a Estados Unidos.

Schumacher y Beckenbauer, en el Mundial de México de 1986. Foto: hello-berlin.net

Un acto, el de reconocimiento, que “honraría”, dentro de lo que cabe al fantástico jugador alemán. Lo curioso es que, diez años después, Beckenbauer era el seleccionador germano y su polémico portero Harald Schumacher denunciaba prácticas similares en su libro “Anpfiff” (traducido al español como “Tarjeta Roja”).

Harald Schumacher en su biografía: "En el Bayern hay un jugador apodado 'La Farmacia Ambulante'"

En dicho libro, el arquero reconocía que en la Bundesliga se dopaban con “Captagon y otras medicinas” y revelaba que a un jugador del Bayern Munich se le apodaba “la Farmacia Ambulante”.

Imaginen la polvareda que levantó este caso. El propio Schumacher afirmó que no le podían “castigar por decir la verdad”. Sin embargo, su homólogo belga Jean Marie Pfaff declaró que Toni “debería mirarse al espejo, ya que sus declaraciones no hacen más que perjudicar a la Bundesliga”. El meta belga del Bayern llegó incluso a jurar “por sus tres hijos” que nunca había visto a médicos que repartan dopaje entre los jugadores.

Prácticamente todos los clubes de Alemania decidieron denunciar a Schumacher, que no dejó indiferente a nadie. Para muchos, un auténtico loco. Para otros, el valiente que no dudó en abrir la caja de Pandora que diez años antes dejó encajada el propio Franz Beckenbauer…

La Naranja Dopada

“Había doping, aunque yo nunca lo suministré”. El autor de esta frase demoledora fue el médico de la Holanda que maravilló al mundo en la década de los 70.

Resulta cuanto menos frustrante que la selección que se quedó sin corona en Alemania 74 y Argentina 78 realizando un fútbol totalmente maravilloso estuviera manchado por la sombra del dopaje. Johan Cruyff militaba en este combinado que, entrenado por Rinus Michels, colocó en el escaparate futbolístico a los Países Bajos.

Cruyff y Beckenbauer se enfrentaron en la final del Mundial de 1974. Imagen: futboldecafé

Holanda no había participado jamás en una Copa del Mundo y, en su debut, alcanzó la final desplegando lo que quedó bautizado como “fútbol total”. Esos tulipanes melenudos eran un bloque, una maquinaria engrasada que solo cedió un empate antes de la final (0-0 en la segunda jornada de la primera fase ante Suecia) haciendo morder el polvo a Argentina (4-0) y Brasil (1-2).

Además del mítico jugador que cambió la historia del FC Barcelona, Jongbloed, Suurbier, Rijsbergen, Haan, Krol, Jansen, Neskeens, Van Hanegem, Rep y Rensenbrink formaron en el once inicial de la final disputada en el Olímpico de Munich.

El médico de La Naranja Mecánica: "Había doping, aunque yo nunca lo suministré

Para la historia quedará como los once de naranja silenciaron a todo un país cuando sacaron de centro y tocaron y tocaron hasta llegar a las inmediaciones del área defendida por el alemán Maier. Allí, un cambio de ritmo de Cruyff fue decisivo para que Vogts derribase al Holandés Volador en la zona de castigo. Neeskens, que ese mismo verano llegaría a Can Barça, lanzó como era habitual en él. Fuerte al centro. Gol. Holanda tocaba el cielo…

Hasta que Alemania despertó. Breitner igualó también de penalti y Muller, Torpedo Muller, dio el título a los anfitriones. Esta desgracia acompañó a Holanda cuatro años después.

En Argentina, sin Cruyff por razones que todavía hoy son confusas, el panorama se repitió como por arte de magia. Allí, Nanninga, que había sustituido a Rep a la hora de partido, llevó la final a la prórroga igualando el gol inicial de Kempes. Pero el ariete argentino estaba en racha y volvió a desequilibrar el partido en el 105’. Bertoni sentenció y dejó a Holanda con un palmo de narices. Como los reyes sin corona. De nada sirvió esa mágica forma de jugar al fútbol…

.…Y las anfetaminas que, según el libro “Misterios del Fútbol”, escrito por Guido Derksen, mordisquearon en ambos encuentros decisivos. Esta práctica también fue llevada a cabo por los jugadores del Ajax (doble campeón de la Copa de Europa en el 72 y el 73), Twente y Feyenord (campeón en el 70).

El Feyenoord conquistó la Copa de Europa de 1970. Foto: anotandofutbol.blogspot.com

Ajax y Feyenord ganaron la Intercontinental "bajo los efectos de las drogas", según el periodista Guido Derksen

Tanto que Derksen asegura que Ajax y Feyenord ganaron la Intercontinental “bajo los efectos de las drogas”. Como argumentos para dar credibilidad a estos hechos, el periodista destaca los ataques al corazón que sufrieron varios jugadores holandeses después de dejar el fútbol (por ejemplo, Johnny Rep). Además, se destaca que, en 1980, varios jugadores del Feyenord se desmayaron al finalizar su partido ante el AZ “sin razón aparente”.

Argumentos que dan que pensar. La Naranja Mecánica, después de leer este libro, se ha convertido en “La Naranja Dopada” para muchos. Sin Noticias de Holanda, decía el título de una famosa canción. Hoy ya las hay. Y dan rabia. Mucha rabia.

España: del 12 a 1 a las palabras de Eufemiano Fuentes

21 de diciembre de 1983. Estadio Benito Villamarín. La Selección España debe ganar por once goles de diferencia a la débil Malta para clasificarse para la Eurocopa de Francia del 84. Al descanso, las cosas no van bien para el combinado de Miguel Múñoz: ganan solo por 3-1 y la clasificación parece una auténtica quimera.

Sin embargo, dos arreones cargados de goles al comienzo de la segunda mitad permitieron a la “Furia Roja” ver factible el milagro que, finalmente, se consumó con el ya mítico tanto de Señor que certificaba el pase por la puerta grande a la Euro. Incluso, en pleno éxtasis, el árbitro de la contienda anuló la que pudo ser la diana número 13 a Gordillo. Una auténtica locura que verdaderamente marcó a toda una generación de españoles.

Formación de España en el histórico 12-1 a Malta. Foto: as.com

Holanda vio tongo en aquél partido y Malta…Malta se excusó alegando que los Rincón, Maceda, Santillana, Gordillo, Sarabia, Lobo Carrasco y compañía alcanzaron la gloria dopados.

Los jugadores de Malta afirman que vieron "jeringuillas" en el vestuario español

Cuando se cumplieron 25 años de esta gesta, los jugadores malteses Busuttil, Fabri y Holland, y su entrenador Victor Scerri declararon en un programa de su país natal que nunca habían visto a unos jugadores “correr tanto como lo hizo España en aquella segunda mitad”. Además, relataron que cuando acabó el partido “fuimos al vestuario español a intercambiar las camisetas, algo imposible aquel día a pie de campo por la cantidad de gente que había, y vimos jeringuillas en el suelo e, incluso, a alguno le salía de la boca un líquido verde muy extraño”.

Los futbolistas de Malta reconocieron que “durante los últimos diez minutos no sabíamos ni lo que estaba pasando; los españoles estaban furiosos y si hubieran querido meter quince lo hubieran hecho”.

El 12-1 fue el logro más recordado por los españoles en la edad moderna del fútbol, hasta que una generación de “jugones” dirigidos en primera instancia por Luís Aragonés y posteriormente por Vicente Del Bosque decidió que España no necesitaba furia. Con el tiki-taka bastaba. Así llegó la etapa más brillante del fútbol patrio.

Así marcó Iniesta el gol que dio el Mundial a España en 2010. Foto: rtve.es

El gol de Torres en Viena dio la Euro 2008 y el de Iniesta en el Soccer City de Johannesburgo en 2010 permitió a Iker Casillas alzar al cielo el primer Mundial en la historia de España. El culmen llegó con la goleada a Italia en la final de Kiev para revalidar el título europeo en 2012.

Eufemiano Fuentes: "Si yo hablara no tendríamos ni Mundial ni Eurocopa"

Una auténtica delicia para cualquier amante del balompié que, sin embargo, fue puesta en duda por el médico Eufemiano Fuentes, implicado en la Operación Puerto, que aseguró en un juicio que si él hablara “España no tendría ni Mundial ni Eurocopa (la de Austria y Suiza) de fútbol”.

Ahondando más en este tema, cabe destacar las palabras del ciclista Óscar Pereiro en 2011. El gallego declaró lo siguiente en Punto Pelota:

“En la Operación Puerto había un montón de bolsas de sangre en las que ponía ‘Campeonato de Europa’ y dicha competición no existe en el ciclismo. Ojalá algún día Eufemiano tenga el valor de contar todo lo que sabe

Dopaje Mundial

¿Cómo es posible que el semidesconocido haitiano Ernst Jean - Joseph y el astro argentino Diego Armando Maradona tengan relación entre sí? La respuesta es bien sencilla. Ambos forman parte de la lista negra del fútbol. Aquí ya no se habla de suposiciones, sino de hechos contrastados: positivo en los controles antidopaje organizados por la FIFA en la Copa del Mundo. Junto a ellos, el escocés Willy Johnstone y el español Ramón Calderé completan dicha lista, si bien es cierto que cada caso tuvo unas causas y unas consecuencias bien diferentes.

historiasbola.blogspot.com

El caso de Jean-Joseph por ejemplo, pilló desprevenido al máximo organismo del fútbol. Y es que nadie esperaba que, recién implantados los controles antidopaje, alguien fuera a caer en ellos. El haitiano, no obstante, dio positivo por efedrina en el choque ante Polonia (Haití fue goleada 7-0), una sustancia que provoca en el deportista un aumento considerable de energía. Viendo el resultado del partido, de poco o nada le sirvió esta energía al futbolista.

La FIFA no lo sancionó, pero sí el dictador haitiano Papa Doc Duvalier, que ordenó la expulsión del jugador de la concentración y, además, Jean-Joseph estuvo dos años en una prisión clandestina.

londonhearts.com

Cuatro años más tarde, en Argentina 78, el escocés Willy Johnstone dio positivo por fencafeína (estimulante para la motricidad física) y, este sí, fue el primer jugador castigado duramente por los mandamases del balompié. De hecho, aunque mantiene que fue inocente, Johnstone no volvió a jugar con Escocia después del control al que fue sometido tras el partido ante Perú. La FIFA lo excluyó del torneo y la Federación Escocesa de Fútbol lo suspendió a perpetuidad. A nivel de clubes, eso sí, continuó jugando en el West Bromwich Albion de Inglaterra.

Hubo que esperar hasta México 86 para encontrar otra polémica. Esta vez, además, muy cercana. Se trataba de Ramón Calderé, que militaba por entonces en el FC Barcelona y actualmente entrena al Castellón en Tercera División. El centrocampista tarraconense dio positivo después de la victoria ante Irlanda del Norte por efedrina (la misma sustancia que Jean Joseph tomó doce años atrás).

Un jarabe para la tos fue el causante del positivo de Calderé en México '86

El positivo, según explicaron fuentes de la expedición españolas, se produjo por ingerir Calderé un jarabe para curar la diarrea que sufría un día antes de jugar contra la selección norirlandesa. El medicamento fue aconsejado por un médico de la FIFA y aceptado por los galenos españoles. El error fue que Calderé ingirió el jarabe tan solo doce horas antes del inicio del partido y no setenta y dos, como recomendó la FIFA.

Calderé fue sancionado con un partido y la Federación Española tuvo que pagar un millón y medio de pesetas. Sin embargo, hubo comentarios que no estaban para nada de acuerdo con la versión oficial y seguían pensando que el futbolista había tomado esta droga a conciencia para mejorar su rendimiento deportivo.

Y el último caso, el más sangrante, fue Maradona. D10S. El mejor jugador argentino de la historia (con permiso de Leo Messi) fue descubierto en el Mundial del 94 en Estados Unidos. El Pelusa jugó los dos primeros partidos de la primera fase (Grecia y Nigeria) y, al término del segundo, el 25 de junio en Boston, dio positivo por hasta cinco sustancias estimulantes (entre ellas, nuevamente la efedrina). La FIFA declaró que Maradona se había preparado un auténtico “cóctel casero” dada las dosis encontradas en el análisis. Esto dejó sin efecto la excusa de la Federación Argentina que, en un primer momento habló de “tratamiento terapéutico” para luego esgrimir algún tipo de negligencia médica que salvase a su estrella.

Maradona se preparó un "cóctel casero" en el Mundial de Estados Unidos

No lo consiguieron, a pesar de que utilizaron el caso de Calderé en su defensa (la Federación Española informó a la FIFA antes de que el jugador se tomara el fármaco, algo que no hizo Maradona, que ni tan siquiera informó al galeno argentino, Ernesto Ugalde).

La AFA aceptó retirar a Maradona del Mundial (“Me cortaron las piernas”, declaró Diego Armando al conocer la noticia) para aplazar la dolorosa sanción que se conoció después del Mundial: 15 meses de inactividad, que hicieron imposible que Maradona volviera a jugar con su selección.

Maradona, momentos después de haber dado positivo en el Mundial de EEUU de 1994. Foto: futbolred.com

El combinado albiceleste, por su parte, accedió a Octavos como tercera tras caer 0-2 frente a Bulgaria en la última jornada de la Fase de Grupos y, sin su líder, fue eliminada por Rumanía (3-2).

Nombres propios

Con mayor o menor relevancia, además del ya mencionado caso de Maradona, muchas celebridades han tenido problemas con los controles antidopaje en el mundo del fútbol.

Guardiola: El actual entrenador del Bayern levantó una verdadera polvareda militando en el Brescia italiano, ya que dio positivo por nandrolona en 2001. Fue condenado a cuatro meses de inhabilitación que nunca cumplió, debido a que la Corte de Justicia Federal Italiana dio la razón al catalán el 8 de mayo de 2009 (Pep ya ejercía como entrenador del Barça). A pesar de que el Fiscal Antidopaje del CONI, Etore Torri, solicitó reabrir el caso, el Tribunal Antidopaje de Italia lo desestimó el 29 de septiembre de dicho año, dando por finalizado el asunto.

Gurpegui y Guardiola pelearon hasta el final por demostrar su inocencia

Gurpegui: El centrocampista del Athletic dio positivo en la primera jornada de la 2002-03 en un derbi que la Real ganó por 4-2. En la orina de Gurpegui, que anotó los dos goles de su equipo, se encontró norandrosterona, un metabolito de la nandrolona. El Comité de Competición le retiró cautelarmente la licencia por doping en febrero de 2003 y Apelación ratificó la suspensión.

Sin embargo, en abril, el Comité Español de Disciplina Deportiva dejó sin efecto la sanción y Gurpegui volvió a jugar, hasta que, en mayo de 2003, el Comité de Competición decidió sancionar al navarro con dos años de inhabilitación.

El Athletic alegó que el jugador producía esta sustancia de forma natural en momentos de máximo esfuerzo físico. Pese a todo, tanto el Comité de Apelación y el CEDD desestimaron el recurso en mayo y noviembre respectivamente. En 2004, la Audiencia Nacional confirma la sanción y, el 31 de julio de 2006, desestimó la última bala que le quedaba al Athletic. Gurpegui no volvió a jugar hasta el 27 de abril de 2008, cuando los leones visitaron el Santiago Bernabéu.

Hoy, Gurpegui es un fijo en las alineaciones de Ernesto Valderde, portando, incluso, el brazalete de capitán de los vizcaínos.

Romario: O Baixinho fue suspendido por dopaje durante 120 días en diciembre de 2007. Según los análisis, Romario consumió finasterida, una sustancia que se encuentra en productos contra la caída del cabello. El propio jugador afirmó haber consumido esta sustancia durante más de una década.

Finalmente, Romario tan solo cumplió la mitad de su condena, puesto que el 14 de febrero de 2008 fue absuelto de dicha suspensión en el Juicio de Apelación que se realizó en la sede del Tribunal de Justicia Deportiva brasileño pero ya era demasiado tarde para volver a vestirse de corto en el Vasco de Gama. El ex de Barça y PSV decidió retirarse en abril de ese mismo año.

Cannavaro: El Balón de Oro de 2006 se vio envuelto en dos escándalos por dopaje a lo largo de su carrera deportiva. Primero en 2005, cuando se hizo público un vídeo del día previo a la final de la UEFA que disputó con el Parma en 1999. Il Bello aparecía inyectándose en el vestuario. Según él, se trataba de un “fármaco (Neoton), que afortunadamente no está en la lista de dopaje”.

De vuelta a la Juve tras su paso por el Real Madrid, en 2009, el capitán de la azzurra dio positivo por la picadura de una avispa. Para evitar un shock anafiláctico se le aplicó un antialérgico con cortisona que desató un gran revuelo en Italia.

Tanto que el propio Cannavaro salió en su defensa cinco días más tarde de que se destapara el positivo para declarar lo siguiente:

Cannavaro y Zidane, dos Balones de Oro, fueron salpicados por el dopaje en Italia

No ha sido dopaje. Todo ha sido culpa de una maldita avispa. Tengo la conciencia tranquila y me toca los cojones que los medios me traten como si fuera un dopado. Y en cuanto a lo del video, solo tengo que decir que fue una tontería mía y espero que esa duda de dopaje no me persiga y empañe toda mi carrera”.

Zidane: Un futbolista como Zinedine Zdane, considerado el “Sexto Grande” para muchos, también fue salpicado por el dopaje. Concretamente, a comienzos de 2004, el jugador francés, que por entonces militaba ya en el Madrid, admitió que consumió creatina para aumentar su masa muscular en la Juventus. ”Solo lo hice en Italia, no tomé nada de eso en Francia ni ahora tampoco en España”.

El francés, campeón mundial en 1998 y subcampeón en 2006, afirmó que necesitaba esta sustancia y vitaminas por vía intravenosa (así se lo prescribió el doctor Riccardo Agricola) para aguantar “más de setenta partidos en una temporada”. Por suerte para él, la creatina no es una sustancia prohibida por el COI, al menos por el momento.

Un año más tarde, el cantante francés Johnny Holliday afirmó a Le Monde que su buen aspecto se debía al tratamiento de oxigenación de sangre al que se estaba sometiendo en Suiza, siguiendo las recomendaciones de su amigo Zinedine Zidane, que va allí “dos veces al año”, según palabras del cantante.

Piensen y reflexionen...

¿Y si todo fuese mentira?

Fuentes: EL PAÍS, MARCA, AS, ABC y 20 MINUTOS y latercera.com

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Sobre el autor
José Manuel  Gallardo
Elige una profesión que te apasione y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida. Periodismo en la Universidad de Sevilla.