Allá por 1949 el mundo del fútbol sufrió un varapalo terrible. Pero todo comenzó mucho antes. Para empezar nuestra historia, debemos remontarnos a 1943.

En una Italia en plena Segunda Guerra Mundial, el fútbol también era motivo de propaganda. Cuando este panorama asolaba a una Italia en plena reconstrucción, un equipo brillaba con estrella propia. Desde el Stadio Filadelfia, abandonado hoy día, 'Il Grande Torino' hacía olvidar las penas de todos los turineses allí reunidos.

Existe un curiosa historia sobre el Stadio Filadelfia. Cuentan que en una ocasión el Torino iba perdiendo por cero goles a tres, bien entrada ya la segunda parte. Entonces, ante el silencio de todo el estadio y la falta de intensidad de su equipo, un trabajador ferroviario, encargado de hacer sonar la trompeta de aviso de llegada y salida de los trenes, la hizo sonar tres veces en mitad del estadio. Mazzola, que oyó el sonido de la trompeta, se remangó y gritó a los suyos 'Andiamo!'. Y el Torino hizo cuatro goles en quince minutos. Nació así la leyenda del cuarto de hora mágico del Torino.

Imagen: ilgrandetorino.net

Hasta 1949, el Torino Calcio dominó el verde de toda Italia. Cinco Scudettos consecutivos y un estilo de juego que bien hace olvidar el tan famoso catenaccio. Más que olvidar, desterrar. 168 partidos ganados y 483 goles a favor. Unos números de escándalo para el fútbol de aquella época.

Entre sus jugadores formaba filas 'Il Capitano' Mazzola. El buque insignia de un equipo campeón. Su apellido aún hoy día sigue causando sensación y pasión allá por donde suena. Tanto es así que incluso su propio hijo acabó siendo futbolista.

Infografía de Marca.com

Todo empezó a truncarse en abril de 1949. El Torino Calcio viajaba a Lisboa para disputar un encuentro amistoso ante el Benfica en homenaje a Francisco Ferreira, amigo de Valentino Mazzola. El conjunto turinés aventajaba en cuatro puntos al Inter de Milán cuando restaban cuatro partidos de la competición, por lo que el amistoso no trastocaba demasiado los planes del conjunto granata.

El Torino Calcio salió derrotado por 4-3 del amistoso ante el Benfica. El 4 de mayo los jugadores, técnicos, dirigentes, periodistas y la tripulación se embarcaron en un avión Fiat que nunca llegaría a su destino. Solo dos supervivientes quedaron de aquella tragedia. Ladislao Kubala y Sauro Tomá. Al primero se le conoce de sobra. El espectacular jugador húngaro que después se convertiría en una estrella mundial se quedó en Lisboa por enfermedad de su hijo. El otro, un joven lateral de 23 años que acababa de fichar por el Torino. Se quedó en Turín por una lesión de rodilla que le impidió viajar a Lisboa.

Volviendo al avión, el Fiat N.212 despegó de Lisboa con 33 pasajeros. Ninguno sobrevivió. A escasos minutos del aeropuerto de Turín, la espesa niebla del piamonte jugó una mala pasada a los pilotos y averió uno de los tres motores de la avioneta. El aeroplano cayó en picado y se estrelló contra la Basílica de Superga. El resto es historia.

Imagen del Fiat N.212 tras el accidente.
Imagen: Marca.com

Tras la tragedia se repitieron los homenajes uno tras otro. El más significativo fue el que realizaron los cuatros rivales a los que aún debía enfrentarse el Torino en la lucha por el Scudetto. El Torino Calcio debió alinear a los juveniles para la disputa de esos encuentros, y como homenaje y señal de respeto, los rivales hicieron lo propio.

Los homenajes llegaron incluso desde Argentina, donde River Plate viajó hasta Italia con todas sus estrellas para disputar un encuentro homenaje contra un conjunto con estrellas de la Serie A, llamado 'Torino Símbolo'.

El funeral de los caídos en Superga congregó a más de un millón de personas y se convirtió en un símbolo para los jóvenes del futuro. Cada 4 de mayo, el equipo y la afición siguen visitando la Basílica de Superga en honor a los caídos. También es reseñable, y habitual, que los nuevos fichajes del Torino sean presentados allí, en Superga, donde ocurrió la tragedia.

Nadie sabe qué podría haber ocurrido en el fútbol si aquel avión no se hubiese estrellado. Nadie sabe en qué lugar de la pirámide de poder estaría el Torino. Nadie sabe qué habría sido de la Italia de los 50, y de la historia de los Mundiales. Lo que sí se sabe es que el Torino Calcio brindó alegría y esperanza a los corazones de todos los italianos durante unos años de penumbra. Esta no es la historia de un equipo. Es la historia de una leyenda. La historia, del Grande Torino.

Para más información, aquí tienen el documental realizado por Mario Gago, periodista español afincado en Italia, sobre la tragedia de Superga.

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Sobre el autor
Adrián Rangel
Periodismo en Sevilla.