Pedro Manuel Torres, también conocido como Mantorras, nació un 18 de Marzo de 1982 en la ciudad angoleña de Huambo. Ironías del destino, desde su nacimiento su vida estuvo ligada a Lisboa, pues su ciudad natal Huambo es conocida como "la pequeña Lisboa" desde la época colonial en la que los portugueses ocuparon Angola.

Su juego

En sus inicios, Mantorras era un jugador muy veloz, con un gran dribbling y buena conducción, pero lo que le ha caracterizado a lo largo de toda su carrera y algo que nunca le ha abandonado es su estupenda definición. Con el paso de los años y un físico muy mermado, Mantorras pasó a ser un jugador más lento pero que poseía una gran intuición y buen posicinamiento dentro del área, lo que le permitía seguir haciendo goles. Además, Mantorras demostró siempre una entrega y un compromiso envidiables.

Sus comienzos

Mantorras comenzó su carrera en el Progersso Associaçao do Sambizanga, club angoleño que desarrolla sus funciones en la capital, Luanda. Mantorras no tardó en llamar la atención de ojeadores portugueses que vieron en él mucho potencial y en 1999, con solo 17 años, fichó por el modesto club portugués FC Alverca. Su primera temporada en Europa fue dura, tan solo disputó seis encuentros a lo largo de toda la temporada, siendo incapaz de anotar ningún gol. Fue en su segunda temporada en el Alverca cuando Mantorras empezó a destacar, jugando 26 partidos y anotando 9 goles. Esta temporada le sirvió para suscitar el interés de los grandes clubes portugueses y en 2001 el Benfica se hizo con sus servicios a cambio de cinco millones de euros, una cantidad nada despreciable para tratarse de un jugador de 19 años.

Explosión en el Benfica

Su primera temporada en el Benfica fue realmente buena, ya que Mantorras hizo nada más y nada menos que trece goles. Como no podía ser de otra forma, se le empezó a comparar con el que ha sido el mejor jugador de Portugal y del Benfica a lo largo de la historia, Eusébio. El parecido es razonable, dos delanteros de origen africano que triunfan en el Benfica. El propio Eusebio dijo de Mantorras que "era un jugador especial y con un gran futuro". Esta gran temporda le valió a Mantorras para obtener el galardón de mejor africano joven del año 2001. Por supuesto, al Benfica le empezaron a llegar las ofertas de los grandes clubes europeos, en especial Barcelona e Inter de Milán se interesaron mucho por Mantorras. Un jugador que siendo tanojóven había demostrado tanto potencial parecía una buena opción para casi cualquier equipo del mundo, pero desde la dirección del Benfica rechazaron todas las ofertas y Mantorras continuó en Lisboa.

La lesión

Mantorras iba camino de ser uno de los mejores delanteros del mundo cuando a principios de la temporada 2002/2003 sufrió una tremenda lesión que estuvo a punto de rretirale de los terrenos de juego con solo 20 años. Este ha sido el punto de inflexión de su carrera, una carrera que prometía ser brillante y que fue truncada por una espectacular lesión. Pero Mantorras no iba a abandonar el fútbol tan fácilmente. Mantorras demostró ser todo un luchador y un ejemplo de superación, y tras dos años y medio en el dique seco, Pedro Manuel Torres pudo volver a calzarse unas botas de fútbol.

El jugador de los momentos decisivos

Mantorras regresó a los terrenos de juego a mediados de la temporada 2004/2005, ayudando a que el club lisboeta pusiese fin a una sequía de once años sin ganar el título de liga. El jugador angoleño disputó quince partidos, muchos de ellos saliendo desde el banquillo, pero tuvo una importancia capital en el título. Mantorras anotó cinco tantos esa temporada, cuatro de los cuales fueron en el último mes y medio, valiendo varios de ellos los tres puntos. Mantorras se convirtió en el hombre gol de los momentos decisivos. En lo que se conoce como un jugador clutch.

En las siguientes temporadas fue disminuyendo progresivamente su papel en el Benfica, tanto es así que en sus dos últimas temporadas solo disputó un partido. Mantorras decidió retirarse en 2011, con apenas 29 años, poniendo fin a una carrera que por culpa de una lesión fue mucho menos de lo podría haber llegado a ser. Pero Mantorras se llevó del fútbol algo que no dan ni los títulos ni los goles y que, probablemente, esté por encima de esto; el recuerdo, el cariño y el respeto incondicional y eterno de toda una afición tan grande como es la benfiquista.

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Foto: Orgullo Benfiquista

Un jugador querido

Y no solo es querido entre los benfiquistas. Un turista que visitaba año tras año Lisboa se encontró en una de sus visitas un cromo de Mantorras, lo que le hizo especial ilusión. Entonces, le enseñó el cromo a un aficionado del Sporting que conoció, el cual, sorprendentemente, le pidió que o se lo entregase o se lo guardara con cariño. Además de contar el inmenso cariño que se le tenía a ese jugador en Portugal, este aficionado leonino contaba que, junto a Eusébio, Mantorras era el único jugador que respetaba y admiraba de todos los jugadores que habían pasado por el Benfica. Esto, a pesar de ser solo la opinión de un aficionado cualquiera, demuestra la repercusión y el carisma que tenía Mantorras, un jugador recordado en Lisboa, ya sea para unos aficionados u otros.

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Eusébio y Mantorras. | Foto: Orgullo Benfiquista.