“Le dirigimos la presente misiva para advertirle que si no clasifica a nuestra selección para el Mundial 94, olvídese de su existencia. Usted no es nada más que un estafador, un mediocre y un pobre charlatán”. Esta fue la bienvenida que recibió Xabier Azkargorta en 1992 cuando aterrizó en Bolivia para dirigir a la selección nacional del país sudamericano. Más de dos décadas después, 'El Bigotón' -como se le conoce en el mundo futbolístico- es una figura histórica del deporte boliviano.

Viene de proclamarse campeón del Apertura 2014 de la Liga Boliviana con el Bolívar, el club más laureado del país andino. Este ha sido el primer título del entrenador español más internacional que ha existido, el primero en atreverse a saltar de continente en continente sin más equipaje que su estilo. Un método basado en la relación permanente con los jugadores, sin intermediarios. Una forma pasional de entender el fútbol que a veces le colmó de presión y mermó su salud.

Azkargorta entró en la historia del fútbol español como el técnico más joven en dirigir en Primera, con 29 años, al RCD Espanyol, en la temporada 1983/84. Desde entonces ha revolucionado el fútbol con un estilo académico, que le llevó a clasificar a Bolivia para el Mundial de 1994 tras décadas de ausencia en la cita mundialista. Sánchez de Lozada, Presidente de Bolivia por aquel entonces, llegó a ofrecerle el Ministerio de Educación, Sanidad y Deporte, cargo que rechazó, al contrario que el Cóndor de los Andes, máxima distinción que puede otorgar el Gobierno boliviano a un civil.

'El Bigotón' ha ocupado cargos de responsabilidad deportiva en Chile, Japón, China y México. La suya ha sido una carrera trepidante, llena de sombras y luces, pero caracterizada por la aventura y el arrojo. La historia sólo recuerda a los grandes campeones patrios, pero el periodismo, terco y afligido, se empeña en rescatar a los profetas en tierra ajena. Esta es la aventura de Xabier Azkargorta, 'El Bigotón' nómada y conquistador.

Un entrenador de la vieja escuela

Antes de convertirse en el entrenador más importante del fútbol boliviano, Azkargorta fue uno más en la competición doméstica. El técnico español más aventurero nació en el municipio guipuzcoano de Azpeitia en 1953. Comparte lugar de natalicio con exfutbolistas como Mikel Aranburu o Mikel Labaka. A diferencia de estos, Azkargorta colgó las botas bien pronto. Pasó por la cantera de la Real Sociedad y llegó a ser contratado por el eterno rival, el Athletic de Bilbao. Lo que parecía ser una carrera prometedora se rompió de cuajo a los 24 años, cuando se retiró a causa de una lesión de rodilla.

Pero la relación de Azkargorta y el fútbol no se rompió. Su amor por el deporte rey iba más allá del campo y se pasó a los banquillos. Forma parte de la vieja escuela de entrenadores, formados de los pies a la cabeza para la tarea de dirigir. Técnicos que se diferencian de los actuales preparadores de moda, antiguos deportistas que se sacan el carnet para extender la corta carrera de futbolista.

Azkargorta empezó entrenando a los juveniles del Lagun Oak de Azpeitia. Después fichó por el Aurrerá de Ondarroa, paso previo a entrenar al Nàstic de Tarragona, por aquel entonces en Tercera División. En algunos casos daba órdenes a jugadores mayores que él, pero la claridad de ideas de Azkargorta le permitió conseguir sus primeros éxitos pronto. Alcanzó el ascenso con el conjunto tarraconense a Segunda B, un hito que atrajo las miradas de equipos de superior categoría como el Espanyol.

Azkargorta, con 29 años, se convirtió el entrenador más joven en dirigir en Primera

El club blanquiazul lo fichó para ser el ayudante del mítico Milorad Pávic. El técnico serbio recaló en la disciplina del equipo españolista tras entrenar a equipos como el Benfica (1974 - 1975), Athletic de Bilbao (1972 - 1974), CD Málaga (1975-1977) o el Celta de Vigo (1980- 1983). Pero su paso por el banquillo del Espanyol fue efímero. En la tercera jornada Pávic dio la espantada, una huida que abrió las puertas de Primera División a Azkargorta cuando este solo tenía 29 años, quien se convirtió en el entrenador más joven de la categoría.

Hizo frente con éxito al reto. Puso a un lado la precocidad y consiguió salvar al equipo blanquiazul durante tres temporadas consecutivas. Su equipo cuajó en estos tres cursos partidos memorables como la victoria por 1 - 0 que logró frente al FC Barcelona en la campaña 1983 / 1984. Más convulsa fue la temporada 1986 / 1987, en la que fue uno de los cuatro entrenadores que tuvo el Real Valladolid. Azkargorta duró más que ninguno y aguantó en el banquillo vallisoletano 38 jornadas. El Sevilla le contrató para la temporada 1987 - 1988, en la que dejó al equipo sevillista en la zona media de la tabla. Repitió objetivos en la siguiente campaña, su última en Andalucía. Su último club antes de cruzar el charco fue el Tenerife (1989 / 1990 y 1990 / 1991). Allí descubrió a un jovencísimo Fernando Redondo.

Señales de humo

Pero antes de convertirse en aventurero Azkargorta estuvo tres años en paro, que no parado. Decidió retomar su otra vía laboral. Licenciado en Medicina, el de Azpeitia se especializó como traumatólogo en la clínica Dexeus mientras esperaba una llamada que le devolviese a los terrenos de juego. Este descanso le sirvió para reducir otro de sus vicios.

Azkargorta era un fumador profesional, que como tantos otros recibía los goles entre nubes de nicotina. Las imágenes confirmaban que el técnico vasco fumaba un paquete por partido. Un hábito agresivo que combinaba con una botella de agua de litro. Aclaraba así la garganta para exhortar a sus pupilos, a los que no dejaba tranquilos en ningún momento.

El tabaco se quedó fuera de las canchas y el veterano Xabier empezó a inhalar la presión que se respira en los campos. El nervio de antaño se ha convertido en una fuerza fanática que plasma en órdenes cuasi militares. Detrás del chándal, la recia postura, el agudo observar se encuentra un comandante del fútbol, un tipo que ha extirpado del diccionario la palabra fracaso. La ha relegado a un anexo del que tiene que tirar de vez en cuando para seguir creciendo como entrenador y como persona.

"Tendríamos que tomárnoslo con más calma, pero es imposible"

A esto último, pocos le ganan, según comentan sus jugadores, firmantes de un acuerdo no escrito que convierte a Azkargorta en una especie única del fútbol. Esta pasión, casi enfermiza, le causó fatiga en los primeros años como entrenador. La presión cayó sobre el joven vasco cuando era preparador del Espanyol. Tuvo que ser internado en una clínica de Pamplona cuando regresaba de San Sebastián. El diagnóstico fue una baja de tensión. En Tenerife la debilidad volvió a colarse en su organismo. “Tendríamos que tomárnoslo con más calma, pero eso es imposible”, dijo en el transcurso del paro que abandonó en 1993, año en que Azkargorta escribió su primera gran página.

Del odio a la eterno amor boliviano

El fútbol sudamericano ha ido a varias velocidades. Ententes como Argentina o Brasil han marcado el ritmo de este deporte en el sur del continente. Pero la historia se ha revolucionado en ciertos pasajes con la irrupción de selecciones menores. En Bolivia, como en el resto de país de su contorno, el fútbol es el deporte más popular. Los mayores éxitos del combinado nacional boliviano fueron la consecución del campeonato de la Copa América en 1963 y la participación en tres Mundiales: Uruguay 1930, Brasil 1950 y Estados Unidos 1994. Esta última lleva la firma de Azkargorta y ha sido hasta la fecha la única clasificación boliviana por méritos propios. En las otras dos ediciones el combinado verde fue invitado.

Azkargorta llegó a Bolivia en 1993. En apenas un año pasó de estar sentenciado a muerte si no clasificaba al combinado para el Mundial a convertirse en uno de los héroes deportivos de Bolivia. Y todo, con 42 años, tres más que su ayudante en los banquillos, Antonio López, otro español que conquistó un país que había perdido la fe en sus futbolistas. López entrena en la actualidad al Atlético de Kolkata de la Superliga de India, una de las competiciones más pujantes del planeta.

"Se pasan de listos", clamó la afición boliviana frente a Azkargorta y López

Los que ahora son emblemas de la patria tuvieron que vencer al miedo. Azkargorta y López acudieron a su primer entrenamiento con la selección de Bolivia enfundados en traje oscuro y corbata. Querían parecer personas serias, capacitadas para el cargo, a pesar de su juventud. “Se pasan de listos”, comentaba la afición boliviana al respecto de dos mozos formados, con capacidad para la oratoria, pero inevitablemente extranjeros. El trabajo les ayudó a despegarse de cualquier etiqueta. Borraron la marca de víctima que portaba el cuadro altiplanico desde siempre, acostumbrado a pasear con la cabeza agachada por todos los campos de Sudamérica.

Azkargorta trató desde un primer momento a sus jugadores como si fueran sus hijos. Muchos de los seleccionados eran vírgenes en esto del fútbol. Tenían un buen número de minutos a sus espaldas, pero la alta competición era una utopía para ellos. Peloteaban sin más requerimiento que evitar el corte por parte del rival. Los dos técnicos españoles fueron depurando su estilo con trabajo en el campo y fuera de él. Su libro de cabecera en esta transformación fue Hombres para el fútbol, de Santiago Coca.

Azkargorta y 'El Diablo' Etcheverry | foto: La Razón.

Hombres para el fútbol

En la obra de Coca se postula que el futbolista forma parte de un grupo humano y está inmerso en un contexto social en el que se desenvuelve a través de tres estratos de la personalidad: el “yo público”, el “yo social” y el “yo íntimo”. Este tratamiento da gran importancia a las concentraciones, en las que se se forja el espíritu de equipo. Azkargorta y López crearon antes personas que futbolistas, les infundieron primero la voluntad de ganar y luego los convirtieron en triunfadores.

Este seminario tuvo también una parte táctica. Los jugadores bolivianos olvidaron el esquema 1 - 4 - 4 - 2, sagrado para la mayor parte de los equipos sudamericanos en los 80. Azkargorta implementó alineaciones variables, entre las que destacó el 1 - 5 - 2 - 2 - 1, un estilo basado en la fortaleza defensiva, clave para resistir frente a los equipos de superior categoría. Para acabar de engrasar la maquinaria, los jugadores bolivianos realizaron una pequeña estancia en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, donde tomaron contacto con el fútbol internacional. Durante esta estadía tuvieron la oportunidad de presenciar un Espanyol - FC Barcelona y un Espanyol - Cádiz, dos encuentros que se clavaron en su retina y que les sirvieron para comprender las claves del deporte de primer nivel. Tras siete meses de ardua preparación, Bolivia comenzó su periplo hacia la Copa Mundial de 1994.

La clasificación, capitaneada por Azkargorta, fue posible gracias a la brillantez de jugadores como 'El Diablo' Etcheverry, Julio César Baldivieso, William Ramallo o Erwin Sánchez. La selección boliviana quedó encuadrada en el Grupo B de la Clasificación de Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol). El debut de los muchachos fue inmejorable, al vencer por 1 - 7 a Venezuela, considerada la cenicienta del grupo. Una semana después Bolivia dio un golpe de autoridad al vencer a Brasil en La Paz por 2 - 0. Nunca antes Brasil había sido derrotado en la historia de las eliminatorias.

Brasil sufrió frente a Bolivia su primera derrota en una fase previa

Álvaro Peña y Marco Etcheverry anotaron en aquella jornada gloriosa que puso en pie a todo un país. Las calles fueron tomadas tras el pitido final, el tiempo se paró en todas las ciudades y todos los bolivianos dejaron atrás sus diferencias para unirse en un abrazo que duró toda la fase. Azkargorta evitó que se cumpliesen las amenazas de muerte que recibió nada más asumir el cargo. La testa del azpeitiarra se mantuvo en su sitio, y el cuadro altiplano superó todas sus expectativas.

La victoria frente a Brasil cubrió a Bolivia de un manto de hierro. Sus próximas contrincantes Uruguay, Ecuador y Venezuela viajaron a La Paz con respeto. Todas salieron derrotadas y los verdes lograron el pleno de puntos como locales. El equipo brasileño le devolvió la moneda en la segunda ronda. La canarinha recibió al cuadro de Azkargorta con el cuchillo entre los dientes. La venganza se consumó y los brasileños se impusieron por un claro 6 - 0 en Recife. Pero este amargo tropiezo no evitó la clasificación de Bolivia para el Mundial de Estados Unidos 1994.

El paso del combinado boliviano por la cita internacional resultó discreto. El combinado verde se vio superado por las circunstancias y apenas pudo sumar un punto. Acabó como colista de un Grupo C que compartió con la vigente campeona, Alemania, España y Corea del Sur. Frente a los surcoreanos, los pupilos de Azkargorta consiguieron su único empate.

Bolivia cayó en la fase de grupos del Mundial de Estados Unidos 1994

En la jornada inaugural dieron la cara frente a los germanos en un partido de infausto recuerdo para 'El Diablo’ Etcheverry, un jugador elevado a la categoría de deidad por la hinchada boliviana, que vivió los peores minutos de carrera tras agredir a Lothar Matthäus y dejar a su equipo con diez. Bolivia se despidió del Mundial con una derrota por 1 - 3 frente a la España de Clemente. Fue una amarga despedida para un país que tantas veces había soñado con regresar al ring donde batallan los grandes.

La crisis chilena

El éxito cosechado con la selección boliviana propagó el nombre de Azkargorta por todo el continente. Tras cotejar varias ofertas, los rumores se convirtieron en hechos y el técnico vasco fichó como entrenador de la selección chilena en 1995. La Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), órgano rector del fútbol chileno, depositó en él grandes esperanzas. El técnico vasco vivió un cambio brusco de circunstancias y objetivos a pesar de no haber cambiado de continente. Chile ha estado siempre en un peldaño intermedio entre los combinados punteros y los más débiles de Sudamérica, de ahí que las metas de 'La Roja' fueran más precisas que las del cuadro boliviano.

La salud de Azkargorta volvió a resentirse en Chile

Azkargorta aguantó poco más de un año en el cargo. Vivió uno de los periodos más agitados de su carrera. Los problemas de salud, derivados de la presión, volvieron a hacer mella en 'El Bigotón'. El momento más crítico al frente de Chile lo vivió en la Copa América de 1995, que se disputó en Uruguay. Los chilenos llegaron a este torneo heridos. La contundente derrota sufrida frente a la débil Perú (6 - 0) tres meses antes había puesto en entredicho la capacidad del vasco. Este, acostumbrado a los tiempos de Bolivia, donde era una autoridad, intentó hacer valerse dentro y fuera del campo con duras declaraciones hacia sus hombres, a los que acusó de “falta de actitud”. Sus palabras tuvieron efecto adverso.

Chile cuajó una pésima Copa América. Cayó frente a Estados Unidos (2 - 1), fue vapuleada por Argentina (4 - 0) y empató con la Bolivia post-Azkargorta (2 - 2). Conocido este último resultado, que supuso la eliminación de Chile, Azkargorta dio uno de los mayores sustos de su carrera. Se desmayó en las inmediaciones del hotel de concentración a causa de un accidente cardiovascular, según informaron medios chilenos. El entrenador vasco sufrió un colapso ante la la imposibilidad de cumplir las expectativas que se había marcado. Una vez más, demostró que el fútbol corría por sus venas como un torrente, y que cualquier incidente en el campo traspasaba las fronteras de su piel para influir en su organismo. Este incidente supuso el principio del fin de Azkargorta en Chile. Azkargorta duró 18 partidos en el cargo, que se saldaron con nueve victorias, cinco derrotas y un empate.

De Yokohama a México

Lejos de acobardarse, 'El Bigotón' dio otro golpe de timón a su carrera cuando en 1997 fichó por el Yokohama Marinos japonés. El vasco volvió al fútbol de clubes en un escenario casi inexplorado como era el nipón. En la capital de la prefectura de Kanagawa coincidió con Julio Salinas, quien vivió su penúltima etapa deportiva en la disciplina de un club en el que comenzaba a despuntar un tal Shunsuke Nakamura. Azkargorta hizo debutar al joven volante japonés, considerado uno de los jugadores más sobresalientes del fútbol del país del sol naciente. Mérito del técnico vasco también fue el hondo desarrollo de la cantera del club marino. Su buen hacer en esta faceta atrajo el interés del Real Madrid. Después de décadas de trabajo por todo el globo, el fútbol español se volvió a acordar de Xabier Azkargorta.

El Real Madrid confió al 'Bigotón' la creación de sus primeras escuelas internacionales

En 2003 se traslada a México para encargarse de la apertura de la primera escuela del Real Madrid fuera de España. Dos años más tarde, el Club Deportivo Guadalajara, uno de los clubes más populares del país centroamericano, se hizo con sus servicios. El técnico vasco asumió las riendas de la entidad rojiblanca en la sexta jornada del Torneo Apertura 2005 del fútbol mexicano. Azkargorta se convirtió en el cuarto entrenador español en dirigir un equipo mexicano. Siguió los pasos de Jaime Cuesta (Celaya FC - 1997), Jose Mari Bakero (Puebla FC - 1999) y Benito Floro (CF Monterrey - 1999 / 2001).

'El Bigotón' no aguantó más de una temporada. Fue cesado después de que el conjunto tapatío terminase en la decimotercera plaza de la clasificación general de la competición. Una vez más el vasco tuvo que hacer frente a un ambiente hostil. La afición no perdonó al multimillonario dueño del Chivas, Jorge Vergara, el despido de Benjamín Galindo, emblema de la escuadra rojiblanca en sus tiempos como jugador y entrenador del equipo en tres períodos diferentes (2004 / 2005; 2010 / 2011; y 2013).

El efímero gestor del Valencia, Juan Villalonga, le trajo consigo al Valencia

El Real Madrid de Florentino Pérez volvió a confiar en él y le ofreció hacerse cargo de la dirección deportiva del equipo chino Beijing Guoan, dirigido en la actualidad por otro español: Gregorio Manzano. Permaneció en Asia durante dos años hasta que una llamada inesperada le abrió las fronteras de España en 2008. El fichaje de Juan Villalonga como gestor del Valencia trajo de vuelta al 'Bigotón'. Un regreso desgraciado y efímero que acabó saplicado por la zafia aventura del que fuera presidente de Telefónica. Villalonga estuvo tan solo dos semanas en el cargo. Durante su efímero periplo ganó más de 700.000 euros al día. Así lo corroboró la indemnización que recibió cuando fue despedido por Juan Soler, presidente de la entidad ché por aquel entonces. El cese del gestor trajo consigo el fin de los contratos de todos sus fichajes, incluído Azkargorta.

'El Bigotón', en su etapa como Director Técnico de las 'Chivas' de Gudalajara | foto: Guadalajara.

El regreso del hijo prodigo

El belicoso técnico se mantuvo varios años en segunda fila hasta que Bolivia le volvió a citar para dirigir su selección en 2012. Dieciocho años después de la heroica clasificación, la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) volvió a encargar el destino de la seleción a Azkargorta. “Estoy muy orgulloso de dirigir a este país, estoy aquí con mucha fuerza para dar todo por el fútbol de este país y devolverle una pequeña parte de lo que me ha dado a mí”, dijo el hijo pródigo el día de su regreso.

Pero el retorno fue aciago. El azpeitiarra no dio con la tecla de tiempos pasados y los verdes ocuparon la penúltima plaza en la fase clasificatoria para el Mundial de Brasil. En marzo de 2014 la FBF anunció su destitución al conocerse que el seleccionador nacional negociaba con el Club Bolívar. Y es que Azkargorta es un nómada conquistador. Un personaje errante que nunca ha tenido miedo a las novedades ni a los cambios. Un preparador atípico que ha convertido el orgullo en un arma futbolística de incalculable calibre.

Lleva menos de un año en Bolívar, uno de clubes más importantes del país. En este corto período ha conseguido estampar su sello en el juego de la 'Academia', que acaba de cerrar un año espléndido. Azkargorta y Bolívar vienen de proclamarse campeones del Torneo Apertura 2014 de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano. Es el primer título del vasco, quien por primera vez en su carrera entrena a un equipo preparado para el triunfo. Justa y merecida recompensa para un luchador anónimo que supo mantener en la senda de la victoria a Bolívar hasta el final del campeonato.

Este título ha tenido a otros dos protagonistas españoles. El primero, Juan Miguel Callejón, hermano del avanzado del Nápoles, que se erigió como el máximo anotador del torneo con 15 goles. El segundo, el medio zaragozano José Luis Sánchez Capdevila. Ambos anotaron en el último asalto frente a Blooming, un asalto definitivo que otorgó el primer puesto del campeonato a los azules, poseedores de 25 títulos en la historia de los torneos profesionales en Bolivia, que les convierten en el equipo más laureado.

Bolívar logrón con Azkargorta la mejor clasificación del fútbol boliviano en la Libertadores

El triunfo en liga le permitirá a Bolivar jugar la próxima edición de la Copa Libertadores. Buscará revalidar la buena actuación que firmó en la última edición, en la que llegó a semifinales. Esta fue su mejor clasificación del fútbol boliviano a la que hay que sumar otra semifinal de Bolívar en 1986. Tan solo otros dos equipos han conseguido llegar tan lejos en el torneo continental. Fueron Wilstermann en 1981 y Blooming en 1985. Pero entonces, el sistema clasificatorio era diferente. Bastaba con superar una fase inicial de grupos para acceder a las semifinales.

En la actualidad existe un sistema de eliminación de ida y vuelta que comienza en octavos, por lo que la andadura de Bolívar durante esta pasada temporada ha sido única. Xabier Azkargorta puso en el mapa futbolístico al equipo de La Paz tras eliminar este al gran favorito de su grupo, el León de México, al brasileño Flamengo y el ecuatoriano Emelec, dirigido por el extécnico de la selección boliviana y del Bolívar, Gustavo Quinteros, a quien Azkargorta sustituyó en 2012 al frente del combinado nacional.

En cuartos de final, Bolívar se vio las caras con Lanús. Azkargorta afrontó esta eliminatoria sin ambages. Su equipo comenzó como visitante, pero lejos de asegurar un resultado en la ida, se fue a por todas desde el instante inicial. Esta valentía se volvió en su contra y a los siete minutos el equipo boliviano se puso en desventaja, un estado desfavorable que llegó hasta el minuto 90, cuando Ferreira hizo un empate esperanzador.

San Lorenzo, vigente campeón, eliminó a Bolivar en semifinales

En La Paz Bolívar ganó por la mínima gracias a un gol de Arce que clasificó al cuadro azul para las semifinales. En la penúltima eliminatoria San Lorenzo de Almagro devolvió a la tierra a los azules y se deshizo del cuadro boliviano por un claro 5 - 1 global. En las arcas queda la mayor recaudación económica del fútbol boliviano en su historia.

En 2015 Azkargorta intentará repetir la proeza. Escribirá una página más en su carrera, singular en todos los sentidos. Volverá a reivindicarse fuera de los límites de un país del que marchó buscando una oportunidad, una coincidencia que le permitiera vivir del fútbol. Lo que iba a ser un trayecto puntual se ha convertido en una travesía de dimensiones colosales. Décadas después del Mundial de 1994, el suyo es todavía el bigote de moda en Bolivia.