Dicen que el fútbol es Carnaval, es más, desde que el mundo del fútbol vio jugar a Romario son legión los que están convencidos de ello, especialmente Cruyff, que en una ocasión contó la anécdota de que en un partido el genio de Jacarezinho le retó con una apuesta:

- Míster, si marco dos goles me deja marchar a Brasil a vivir el Carnaval.

Johan aceptó y Romario hizo su trabajo, firmó dos goles y se acercó al banquillo: ¿Míster, ahora que he cumplido me puedo marchar? Y Johan sustituyó al brasileño y le dijo: disfruta de tu Carnaval, que aquí queda el disfraz de tus goles. Romario tomó un avión y se transfiguró en samba por el camino.

Por todo ello, porque Don Carnal siempre fue un apasionado torcedor del fútbol y la samba, porque Momo como buen dios de escritores y poetas es reportero del sarcasmo, la ironía y la crítica, porque de la máscara de su mirada brota la crónica de la grotesca esfera que lleva al aficionado a la locura, el fútbol es puro Carnaval. Y si no que se lo pregunten a Ricardinho…

Fútbol de Carnaval

Y es que el protopartido de fútbol tiene su origen en martes de Carnaval, ese día, a las dos de la tarde y en el punto kilométrico central de un pueblo británico se canta solemnemente el God Save the Queen. Las metas, dos ruedas de molino ubicadas a las orillas del río Henmore y separadas por cinco kilómetros de distancia, marcan el escenario de una batalla campal por el gol. En busca de sus orígenes los archivos documentales trasladan al investigador hasta la Edad Media, cuando el Fútbol de Carnaval o fútbol medieval inglés, como juego tradicional británico se convirtió en el verdadero embrión de una serie de deportes que comparten una vinculación histórica y evidente con el término fútbol. Como en el fútbol actual era un deporte popular practicado entre facciones o grupos rivales de villas y ciudades, así como entre pueblos y parroquias. Descendiente directo del soule, es posiblemente uno de los mayores ascendientes del fútbol conocido, aquel que se popularizó de tal manera, que comenzó a ser practicado en todas las escuelas británicas.

Conocido como el Royal Shrovetide Football, desde el siglo XII los lugareños se citan dos días al año en Ashbourne, pequeño pueblo en el condado de Derbyshire, para dar rienda suelta a su locura por el balón. La tranquilidad, la enorme paz que se respira durante todo el año en Ashbourne se ve alterada por la división del pueblo en dos. La zona norte (Up´ards) y la zona sur (Down´ards), entre el Martes de Carnaval y el Miércoles de Ceniza, una batalla sin precedentes se da a lugar por sus angostas calles. Con la meleé como denominador común, la ingente masa de más de mil personas pelea por la posesión de la pelota durante dos días. El contacto es total, casi todo vale, la fuerza de la masa impulsa la trayectoria del balón con el objetivo de trasladar la pelota al lugar ubicado como meta, para una vez allí golpear tres veces en el punto marcado en una rueda de molino. El que logra convertir el tanto es considerado prácticamente como un héroe y pasa a la posteridad con el placer de ser el Roll of Honor.

Pese a que el Rey Eduardo II emitió una orden de suspensión para este juego el 13 de abril de 1314, y que otros reyes mantuvieron la prohibición, ni las Guerras Mundiales pudieron paralizar la práctica del Fútbol de Carnaval. Tan solo un brote de fiebre causado por las vacas locas pudo suspender su celebración en dos ocasiones. El partido comienza un Martes de Carnaval a las 14:00 horas y, se puede alargar como máximo hasta el Miércoles de Ceniza a las 22:00 horas. La pesadez del balón y la pugna encarnizada de la masa hicieron de este juego una curiosa y en muchas ocasiones violenta celebración de las fiestas de carnaval.

En Ashbourne no hay máscaras, no hay papelillos, prácticamente nada que recuerde a los festejos de Don Carnal, pero es que en este pueblo británico, la máscara es una pelota de piel y corcho que es metáfora del fútbol, la pelea por la posesión, y la búsqueda de la posteridad que golpea una rueda de molino que es el gol. El origen del fútbol, un juego que sigue teniendo mucho de violento, de lucha, de rivalidad, de asociación, de masa enfervorecida. Un juego hoy llamado fútbol, que en cada punto del planeta al que llegó, tanto por barco como por ferrocarril, encontró su propia personalidad, su reinterpretación, siendo un absoluto Carnaval en los pies de los brasileños. Hay que tener por tanto en cuenta el Martes de Carnaval para reconocer en él los orígenes del fútbol, pero no para volver a él, porque no hay nada como la máscara del espectáculo para seguir amando al fútbol.

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Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.