Jack Grealish sigue de escándalo en escándalo. El que fuera el extremo más prometedor de Inglaterra no consigue levantar la cabeza y dar el salto definitivo para consagrarse como uno de los mejores jugadores del país.

Tras renovar este pasado verano con el equipo de su vida, el Aston Villa, volvió a ocupar todas las portadas de los medios del país al ser el centro de una investigación por el posible uso de la conocida como 'droga legal' por excelencia en Gran Bretaña. El entrenador de los villanos en ese momento, Roberto Di Matteo, aseguró que el jugador debería cambiar su actitud si quería gozar de una buena carrera, y su sustituto en el banquillo, Steve Bruce, a ciencia cierta deberá pensar lo mismo.

En su estreno en Villa Park decidió darle la alternativa desde el incio al habilidoso extremo y aunque forzó el polémico penalti que le sirvió a Jonathan Kodija para abrir el marcador del partido. Poco después empató Hélder Costa también desde los once metros y cuando todo parecía destinado a morir con empate sin incidentes el internacional sub21 decidió dar la nota negativa del partido. Poco antes del descanso y en una jugada aparentemente inocente, Grealish cayó al suelo y decidió pisar a propósito el tobillo de Conor Coady que se revolvió con violencia creando una tángana que involucró a los 22 protagonistas sobre el terreno de juego.

Grealish no fue expulsado tras la agresión. Foto: Getty Images
Grealish no fue expulsado tras la agresión. Foto: Getty Images

Coady y Ross McCormack vieron sendas cartulinas amarillas dejando sin castigo a Grealish, aunque la FA ha actuado de oficio tras el pitido final y ha decidido impartir la justicia que no pudo durante el partido David Coote.

El jugador aceptó el cargo de conducta violenta y con ellos los tres partidos de sanción automática además de denegársele una audiencia privada con la Comisión Regulatoria Indepentiende del fútbol inglés. 

Walter Zenga, técnico del Wolverhampton señaló tras el partido que aunque se considera un gran admirador del juego de Grealish, este debió ser expulsado, algo que sin duda alguna podría haber cambiado el resultado final de empate a uno.

El 40 de los villanos deberá disfrazarse más a menudo de héroe si no quiere ser uno de los sacrificados por la inversión económica que va a relizar el Aston Villa este próximo mercado invernal y si quiere reconducir su carrera en Birmingham, la ciudad que le ha visto crecer como futbolista y como persona.

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