Hay una imagen que se ha repetido hasta en 306 ocasiones. Una imagen que se nos ha quedado grabada en la retina y que nos hará recordar a una de las figuras más legendarias del fútbol moderno. Estamos hablando de la ya mítica –e inolvidable– voltereta con la que Miroslav Klose (38 años) celebraba sus goles, una celebración que han podido disfrutar en Kaiserslautern, Bremen, Múnich y hasta en Italia, pero que, en realidad, todos los aficionados del planeta fútbol hemos podido hacerlo. Miroslav Klose dejó huella allí por donde pasaba y su legado, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, será eterno.

De Kaiserslautern a Roma, pasando por Bremen y Múnich

Pese a nacer en una pequeña localidad del sur de Polonia (Opole, 1978), Klose y su familia tuvieron que emigrar a Alemania para huir del régimen comunista. Allí se empezó a fraguar lo que ahora es una leyenda viva del fútbol, pero hay algo insólito en sus inicios como profesional porque hasta los 21 años estuvo trabajando como carpintero, una premisa inexorable en su familia. "Mis padres sólo me permitieron perseguir mi sueño de ser futbolista si me sacaba el título de formación profesional", confesó el propio Klose en una entrevista para la FIFA antes del Mundial de Brasil de 2014.

Su primer equipo en tierras germanas fue el FC Kaiserslautern, donde estuvo un total de cinco temporadas (1999-2004) en las que se alió para toda la vida con el gol. En sus 147 partidos con los Die roten Teufel, Miro consiguió anotar un total de 52 goles. Los primeros de una larga lista. 

El FC Kaiserslautern fue el primer de Miroslav Klose / FOTO: dfb.de

Estos registros le permitieron dar el salto a un entonces poderoso Werder Bremen (2004-2007). En el equipo del noroeste de Alemania se empezó a forjar como uno de los mejores gracias a sus actuaciones. Allí, el espigado delantero logró la que ha sido su mejor cifra goleadora: 31 goles en la temporada 2005/06, repartidos entre liga, Copa Alemana y Champions League; además, los 25 que anotó en la Bundesliga le permitieron alzarse como el máximo goleador de la competición. Tras tres temporadas en Bremen, Klose fichó por el Bayern de Múnich por 11 millones de euros, donde fue dirigido hasta por cuatro técnicos diferentes. En la capital bávara, continuó el idilio con el gol pero cierto es que no vivió sus mejores temporadas como profesional. El hecho de quedar relegado al banquillo por Louis Van Gaal no le privó de ganar sus primeros títulos importantes: dos Bundesligas en las cuatro temporadas que vistió la camiseta bávara.

En su etapa en el Lazio, Klose marcó un total de 64 goles en 172 encuentros, convirtiéndose así como el máximo goleador extranjero de la historia del club. 

Con 33 años, Miro se marchó al Lazio. Con el club biancoceleste –al que llegó gratis– demostró que la edad no es un impedimento para seguir estando al máximo nivel. Un total de cinco temporadas en las que marcó, asistió, ganó (una Coppa de Italia) y hasta dio clases magistrales de valores. Pero no sólo eso, sino que en el Lazio se convirtió en el máximo goleador extranjero de la historia del club con sus 64 goles en los 172 encuentros que disputó.

Klose fue despedido con todos los honores por los tifosis del Lazio / FOTO: dfb.de

Pasado, presente y futuro de la Mannschaft

Si la huella que deja en Kaiserslautern, Bremen, Múnich y Roma es de dimensiones estratosféricas, la que ha dejado en la selección alemana lo es aún más. Hay que remontarse hasta el 24 de marzo de 2001 para ver el debut de Klose con la camiseta de la Mannschaft en un partido frente a Albania. No tardó en dar muestras de sus dotes como goleador y en su segundo partido anotó el gol que permitió a Alemania liderar el grupo de clasificación para el Mundial del 2002. Antes de su primera gran cita con la selección nacional, Klose quiso dejar dos hat-tricks en los partidos amistosos frente a Israel y Australia.

En el Mundial del 2002 disputado en Corea y Japón, Miro se dio a conocer –si no es que ya lo conocían– en tierras asiáticas. Allí consiguió anotar cinco goles que le permitieron acabar como máximo goleador de la competición, empatado con Rivaldo, y que ayudaron al equipo a conseguir la medalla de plata (perdieron 0-2 frente a Brasil). Pero esos cinco tantos tienen algo de especial y es que todos fueron de cabeza, una hecho nunca antes visto en una Copa del Mundo. 2002 fue el inicio de esta prolífica historia con la camiseta de la Mannschaft.

En el Mundial de Corea y Japón, Klose marcó sus cinco goles con la cabeza / FOTO: dfb.de

Dos años mas tarde, en el Mundial de Alemania de 2006, Klose volvió a maravillar a propios y extraños. En su tierra, la tierra que le vio hacer mil y un maravillas, Miro no defraudó: cinco goles para convertirse en el Bota de Oro de ese Mundial. Le quedó la espina de no llevar a su equipo al olimpo. Sudáfrica 2010 le daría una nueva oportunidad. Allí, Klose consiguió entrar por la puerta grande en el selecto grupo de máximos goleadores de los Mundiales con 14 goles, igualando a su compatriota Gerd Müller. Sus cuatro goles le permitieron dejar atrás a jugadores como Pelé (12) y el francés Fontaine (13). Pese a esto, el anhelo de conseguir el título mundial se le resistía.

Frente a Brasil, en el histórico 1-7, Klose se convirtió en el máximo goleador de la historia de los Mundiales con 16 goles. 

Y así llegó el Mundial de Brasil de 2014. Qué mejor que conseguir el título de campeón del mundo en el país que ha visto alzar la copa a su selección hasta en cinco ocasiones. Y con esto en la cabeza, Miro llegó a su última gran cita como jugador internacional. Llegaba con 36 años pero con ganas de más. Tenía a su alcance dos grandes retos: convertirse en el máximo goleador de toda la historia de los Mundiales y levantar la Copa del Mundo. Y bien que lo hizo. El 8 de julio de 2014, en el histórico 1-7 frente a Brasil, Klose alcanzó el cielo de los goleadores gracias a un gol que le convirtió en el máximo artillero de los Mundiales: 16 goles como 16 soles. Un hito solo al alcance de los elegidos. Siempre bien colocado, siempre con el gol entre ceja y ceja. Además, también se convirtió en el tercer futbolista que marcaba en cuatro mundiales consecutivos, junto a leyendas como Pelé y Uwe Seeler. Sólo le quedaba una cosa más: levantar el tan ansiado trofeo de campeón del mundo. Y finalmente llegó el día: el 13 de julio de 2014, en un estadio mítico como Maracaná, Klose y su tropa conquistaron lo que buscaban desde Italia 90: levantar al cielo la ansiada Copa del Mundo.

Con este gol a Brasil, Klose se convirtió en el máximo goleador de la historia de los Mundiales con 16 tantos / FOTO: dfb.de

“Ganar el título en Brasil fue un sueño hecho realidad desde la infancia. Me siento feliz y orgulloso de haber contribuido a este gran éxito para el fútbol alemán. Para mí no podría haber mejor momento para terminar el capítulo de la selección”. Estas son las palabras de Miroslav Klose tras anunciar su retirada de la selección. 137 partidos y 71 goles después, Klose deja la Mannschaft dejando una huella imborrable. A partir de ahora, su sabiduría y sus cualidades las transmitirá desde del banquillo y es que Miro entrará a formar parte del staff técnico de Joachim Löw. Y Löw lo tiene claro: “En Miro veo un entrenador brillante”. Mientras tanto, nosotros, los aficionados a este deporta tan hermoso solo podemos decirte una cosa: gracias, thank you, grazie, danke, 感謝.

Tras su retirada, Klose formará parte del staff técnico de Joachim Löw en la Mannschaft / FOTO: dfb.de
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Sobre el autor
Josep Maria Bergadà Corominas
En Radio MD. Antes en RAC1 y editor en la web del FC Barcelona