Hoy día vivimos engañados en lo que la vida del futbolista se refiere. No todos los futbolistas profesionales están en una burbuja, como las estrellas mundiales. Ser futbolista no es cobrar millones y vivir en estancias de lujo, a veces ser futbolista es una vía de subsistencia para muchos.

Piermario Morosini, o “Moro” (como era apodado), ha tenido que superar él solo las diferentes tragedias que la vida le ha ido poniendo. Tragedias que son las más duras que cualquier persona puede afrontar, y pocas personas las afrontarían como él lo hizo. Este artículo es un pequeño homenaje a Piermario Morosini, que dedicó su vida a su familia y al fútbol italiano.

Una adolescencia rodeada de tragedias

Un pobre adolescente que afrontó un dolor insufrible, del que sacó fuerzas para seguir hacia delante

Cuando estaba jugando para las categorías inferiores del Atalanta, Morosini perdió a su madre Camila, cuando él tenía tan sólo 15 años, en 2003. Fue un golpe muy duro para la familia del centrocampista italiano y para él en particular, que tenía una relación muy especial con ella.

Dos años después del fallecimiento de su madre, el jugador recibiría un golpe aún más duro. Sucedió en 2005, cuando el  corazón del viudo padre del jugador, Aldo, dejó de latir repentinamente.

El jugador se convirtió entonces en el responsable de sus dos hermanos, Carla María y Francesco. Ambos sufrían discapacidad.

El jugador afrontó esta situación con una humildad y un valor que no son propios de una persona de tan solo 18 años.

Su hermano Francesco no pudo soportar la situación de la orfandad, por lo que decidió quitarse la vida a sí mismo semanas después de la muerte de su padre, lo que dejó a Piermario sumido en la desesperación y en la angustia de otra tragedia.

Los tres duros golpes que le dio la vida con tan sólo 18 años le ayudaron a coger una fuerza sobrenatural por su hermana Carla María, pues era la única familia que le quedaba.

Tras haber perdido a casi toda su familia, Morosini aseguró que él se encargaría de poner más ímpetu en los sueños que hubieran querido cumplir sus padres (Camila y Aldo) y su hermano Francesco, que él se encargaría de cumplirlos por ellos.

Piermario Morosini antes de un partido con la selección sub-19 | Foto: Getty Images
Piermario Morosini antes de un partido con la selección sub-19 | Foto: Getty Images

Así fue la vida de Piermario Morosini

Piermario Morosini nació el 5 de julio de 1986 en Bérgamo, Italia. Su trayectoria futbolística empezó en la cantera del Atalanta, que fueron quienes vieron crecer futbolísticamente a Piermario y además fue un equipo que nunca se olvidaría de él. No obstante, sería en el Udinese donde se centraría el inicio de su carrera como futbolista profesional. Nunca tuvo las oportunidades necesarias para coger rodaje en Udinese, pues era una constante moneda de cambio para equipos de la Serie B, donde siempre recalaba cedido el joven mediocentro.

El club donde más aguantó Piermario fue el Vicienza, club que lo contrató con cuatro temporadas de contrato. De esas cuatro temporadas, el mediocentro solo cumplió dos, ya que la familia Pozzo reclamaría sus servicios.

No hace falta ganar un Balón de Oro o ganar títulos para ser un futbolista grande y recordado

Pero el mediocentro siguió siendo moneda de cambio, estuvo cedido en equipos como el Reggina, el Padova y el mismo Vicenza se hizo con su cesión, hasta que consiguió recalar, definitivamente, en el Livorno. Aunque también en calidad de cedido.

El joven mediocentro había pasado por seis equipos durante su carrera profesional, donde se le recuerda con mucho cariño. Pues él era un futbolista de raza y que se desgastaba en el campo, dando igual el resultado, el rival que estuviera en frente.

Además, pasó por todas las categorías inferiores de la selección italiana, pero sin llegar a debutar con la absoluta.

Morosini en un partido con el Livorno. Foto: FIFA
Morosini en un partido con el Livorno. Foto: FIFA

Su forma de ser

Como reaccionaríamos nosotros si la vida nos hubiese golpeado tan fuerte como le golpeó a Morosini con la pérdida de sus dos padres y el suicidio de su hermano Francesco, cuando él tan sólo tenía 18 años para afrontar estos mazazos emocionales. ¿Resentido con cómo le trató la vida? ¿Sin ganas de seguir luchando? ¿Sin ganas de vivir así? ¿Quitándose la vida como su hermano Francesco, pues esta les había tratado muy mal? Estos pensamientos habrían atormentado muchas mentes que estuvieran en la misma situación que el italiano, pero no la suya, y por eso rendimos homenaje a su memoria con este artículo.

Alegre y divertido, pese a todo lo que tuvo que sufrir

Piermario Morosini era un jugador fuera de serie y no por su juego, sino que lo era por su forma de ser. Él poseía un espíritu de lucha, una capacidad de amor y una viveza inigualables. Su carácter, siempre alegre y amable, era una realidad diferente a las duras adversidades que tuvo que afrontar en su adolescencia.

Según futbolistas que tuvieron la suerte de disfrutar de la compañía de Morosini, su felicidad y sus ganas de vivir quedaban manifiestas allá donde iba. La muestra de esto se refleja en las redes sociales, específicamente en Twitter, donde el jugador exponía las imágenes que demostraban su gran alegría. Curiosamente, el jugador creó el hasthag #SoloCoseBelle, donde solo entraban la cabida de la belleza de la instantánea realizada y del momento que reflejaba.

Foto del jugador cuando empezó a jugar. Vía: Twitter del jugador.
Foto del jugador cuando empezó a jugar. Vía: Twitter del jugador.

El 14 de abril del 2012, la fatídica fecha

Todo se apagó el 14 de abril de 2012. El Livorno, donde militaba Morosini, llegaba a Pescara para medirse al equipo de Zdenek Zeman, como visitantes. El conjunto local estaba liderado por caras conocidas mundialmente en la actualidad. Verrati, Immobile e Insigne jugaban como locales. El encuentro correspondía a la jornada 35 de la Serie B. El partido comenzó muy favorablemente para el cuadro visitante, era el minuto 25 y ya ganaban 0-2, tantos anotados por Dionisi y Belingheri.

El 14 de abril del 2012 fue al mundo del fútbol al que también se le paró el corazón

Corría el minuto 31 y Morosini, dispuesto a realizar la ayuda defensiva en un ataque de Verrati, cayó sobre el césped, intentó levantarse en dos ocasiones, volviendo a desplomarse hasta el tercer intento, donde su cuerpo acabó yaciendo en el verde del campo. Rápidamente, los médicos entraron al campo y realizaron masajes de reanimación, mientras metían al jugador en la ambulancia con una camilla. Sus compañeros y sus rivales, ante tan trágica y sorprendente imagen, lloraban atónitos desconsoladamente.

Piermario Morosini fallecería repentinamente antes de llegar a la clínica Santo Spirito con tan sólo 25 años por un paro cardiaco. La noticia estremeció al fútbol europeo, pero en especial al italiano, que hizo una jornada de luto por el fallecimiento del jugador.

Sus compañeros le rendían homenaje con camisetas. Foto: SkySports
Sus compañeros le rendían homenaje con camisetas. Foto: SkySports

La vida de una persona que había luchado contra todo tipo de problemas, que fueron afrontados con una fuerza sobrenatural. Una vida que se había apagado, pero había encendido otras. Una vida que se apagó en un terreno de juego, dejando un ambiente amargo en el deporte rey.

La muerte de Morosini hizo que el fútbol italiano sacase su cara más solidaria

La noticia estremeció al fútbol europeo, y en especial al italiano que hizo una jornada de luto en homenaje al jugador. La vida de un futbolista que había luchado contra todo tipo de adversidades, se apagó por completo, dejando un sabor agridulce en el mundo del fútbol. Sin duda, la nobleza del calcio tan solo da más valor al campeonato. Se realizó una gran y más que digna ceremonia de despedida a la imagen del jugador. Tanto Livorno como Vicenza decidieron retirar el número 25 que lucía en honor a su figura.

Su hermana Carla María, con problemas de discapacidad, debería de preocuparse por la falta de apoyo económico y de cuidados. Antonio Di Natale, Udinense y Atalanta, decidieron cubrir los gastos de la hermana de “Moro”ante la ausencia de este

Altar de los aficionados en honor a Morosini. Foto: Goal.com
Altar de los aficionados en honor a Morosini. Foto: Goal.com

Antonio Percassi, presidente del Atalanta: "Es mi deber cuidar de Carla María Morosini. Ella no deberá preocuparse por nada, será siempre parte de nuestra familia"

Además, el accidente que tuvo Morosini en pleno encuentro hizo que se mejoraran los medios en caso de otro accidente similar, así nadie más debería correr su misma suerte.

El mismo Antonio Di Natale, futbolista ya retirado, dejaba una de las frases más sentidas sobre su compañero: “Mario era como un hermano para mí, le apreciaba de modo especial porque era un chico estupendo que había sufrido mucho”, aseguraba.

La vida de Mario Morosini nos enseña a valorar lo realmente afortunados que somos, y nos ha dado ejemplo de entrega, fortaleza, espíritu de superación, capacidad de amar y de superación que ningún otro futbolista actual nos da.

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Sobre el autor
Carlos Fernández Serrano
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