Y se da la circunstancia de que ambos decidieron adoptar como propios los apellidos de sus dos progenitores: resulta habitual en la mayoría de países europeos adoptar únicamente un apellido (el paterno); sin embargo, en España, es costumbre adoptar el paterno como primero y el materno como segundo.

Y algo parecido a esto fue lo que decidieron ambos hermanos: conservar ambos apellidos, paterno y materno, pero separarlos con un guión. Y, pese a ello, en su camiseta en la Lazio acostumbra a lucir su nombre de pila, Sergej.

Pero la singularidad de Sergej no acaba en su lugar de nacimiento (posee la nacionalidad española, obviamente) y en la conjunción de sus apellidos, sino que esta se extiende a su desempeño y características en el terreno de juego.

Mediocampista puro, y con orígenes como mediocentro, desempeña un rol más de interior en el 3-5-2 (tres centrales, dos laterales largos, dos delanteros y uno o dos pivotes/dos o un interiores o mediapuntas, según las circunstancias) que plantea Simone Inzaghi como esquema de partida en este Lazio.

Muy alto, en teoría, para la posición en cuestión (mide 191 cm) y dicen no excesivamente hábil con el balón en los pies (otra vez, en teoría), Sergej Milinkovic-Savic ha sido capaz, durante su incipiente carrera en la elite (aunque no lo parezca, tiene apenas 22 años), de hacer ir evolucionando su juego y su forma de mostrarse en el terreno de juego para potenciar sus virtudes y ocultar, en cierto modo, sus defectos.

Porque allá donde su constitución física parece ser una rémora a la hora de triunfar en esa posición (en el fútbol moderno parece reservada a jugadores o bien de una ingente cantidad de trabajo o bien especialistas en el último y definitivo pase), Sergej tiene el talento - la palabra clave en fútbol, casi siempre- suficiente para explotarla y ponerla a su favor.

Su envergadura le permite proteger el balón con muchísima solvencia y su potencia en carrera compensa en gran medida su no depurada técnica. Algunos (un poco osados) le comparan con Pogba; y cierto es que puede tener algunas similitudes en lo referido a la potencia y al recorrido en mediocampo, pero no es menos cierto que el francés hoy del Manchester United posee una técnica muy superior a la del serbio.

Gracias a su notable conducción de balón, es clave en las transiciones ofensivas de la Lazio a la hora de trasladar el cuero desde el pivote (Parolo, básicamente; aunque cierto es que Lucas Leiva actúa muchas veces como tal en función de las circunstancias del juego y los partidos) a los delanteros, Luis Alberto y Ciro Inmobile, habitualmente; y a pesar de que no tiene excesiva capacidad creativa, eso no es un problema insalvable porque eso, en esta espléndida Lazio que lleva ya un año y medio armando Inzaghi, queda para ese gran descubrimiento que está siendo, en esta campaña, el español Luis Alberto.

Y, siempre basándose en su notable físico, tiene Sergej Milinkovic-Savic otras dos características que le hacen muy valorable para cualquier equipo de fútbol: su notable llegada al área y su disparo de media distancia (nueve goles lleva ya en esta campaña 2017/18, si sumamos todas las competiciones; los dos últimos logrados el pasado domingo en la goleada de la Lazio ante el Chievo Verona) y su gran dominio del juego aéreo: ya sea en cualquiera de las dos áreas o a la hora de ganar balones divididos por arriba, el serbio es una referencia ineludible.

Dos jovencisimos Sergej Milinkovic-Savic y Adrien Raboit en la final del Europeo sub-19 de 2013 (Foto: uefa.com)
Dos jovencisimos Sergej Milinkovic-Savic y Adrien Raboit en la final del Europeo sub-19 de 2013 (Foto: uefa.com)

Echando un vistazo a su vertiente internacional, a nivel de selección, sorprende mucho que un jugador de su calidad, de sus características, de su relevancia internacional y de su valor de mercado (el portal Transfermarkt le tasa en 55 millones de Euros y la prensa italiana reportó, a finales de 2017, ofertas de hasta 170 millones) sume únicamente dos presencias internacionales con Serbia.

La clave de esto parecen ser las ideas del ex seleccionador serbio Slavoljub Muslim, quien no contaba en absoluto con él. Cuentan “las malas lenguas” que una de las razones de su cese, pese a haber clasificado a Serbia para el Mundial de Rusia  '18, era no contar con Sergej Milinkovic-Savic.

Tras su cese y el advenimiento de Mladen Krstajic como nuevo seleccionador serbio las cosas han cambiado radicalmente para Sergej, habiendo sido convocado y habiendo sido titular en los dos amistosos disputados por Serbia el pasado mes de noviembre, ante China y Corea del Sur.

No obstante, y como prueba de lo polifacético que es, parece destinado en su selección a ocupar una posición diferente de la desempañada en la Lazio: si tomamos como ejemplo los dos encuentros disputados bajo la dirección técnica de Krstajic y el inamovible 4-2-3-1 que este que parece plantear, Sergej actuó, en el primer encuentro ante China, como mediocentro puro, acompañando a Nemanja Gudelj en el doble pivote (Ljajic ocupaba la mediapunta); mientras que, en el segundo ante Corea del Sur, Krstajic desplazo a Ljajic a la banda izquierda, dejando a Milinkovic-Savic como mediapunta por detrás del punta nato (Aleksandar Prijovic, reemplazo aquel día de su tocayo Mitrovic, teórico titular)

Estamos ante un futbolista peculiar, en el buen sentido de la palabra… cierto; pero llamado a escribir episodios muy notables en ese deporte. Cumple apenas 23 años en febrero y sus límites no se avistan aún; tiene, de hecho, un infinito margen de mejora. Es “carne de grande”, sea este próximo verano o el siguiente… pero, poniéndonos en su piel (o en la de su agente), habría que andar con pies de plomo: el fútbol moderno es tremendamente cruel y, pese a sus infinitas virtudes (o teóricos defectos “convertidos en”), sus marcados defectos podrían condenarlo. Como diría Sócrates “peor para el fútbol”.