El viernes 9 de noviembre de 2018 no ha sido un gran día en lo que a repercusión mediática futbolística se refiere, pero en la región de Twente, y más concretamente en la ciudad de Almelo, situada en la provincia de Overijssel, se ha disputado uno de los partidos de mayor rivalidad en el fútbol holandés: het Twentese Derby. El Football Club Twente, procedente de la ciudad de Enschede, y también perteneciente a Overijssel, se desplazaba  apenas 30 kilómetros al norte para disputar un partido frente al Heracles, que históricamente ha tenido una importancia más allá de lograr los tres puntos. 

El cuadro visitante llegaba al encuentro que tendría lugar en el Polman Stadion bajo la atenta mirada de 8.500 espectadores, con 18 puntos, ocupando la antepenúltima plaza del campeonato doméstico. Las necesidades empezaban a ahogar verdaderamente al club, que se encontraba a cinco puntos de salir de las plazas que condenan a batallar por la salvación a final de temporada en los trágicos play-off por evitar el descenso. Se hace extraño ver a un histórico de Holanda como el Twente, desde su fundación en 1965, inmerso en la lucha por no descender de categoría en una temporada 2017-18 que no está siendo fácil para el equipo que fuera campeón de la Eredivisie en 2010 y de la KNVB Beker o copa de los Países Bajos en 2011. 

Por su parte, el Heracles llegaba en una situación mucho más cómoda en la tabla; con 33 puntos, ocupando la undécima posición. El descenso no era la mayor preocupación para los heraclieden, por lo que el ansia por hundir aún más a su mayor enemigo dentro de las canchas de fútbol, era la motivación del conjunto local.

Primera parte de tanteo

El duelo comenzó con un Twente inconsciente de su situación actual, siendo su rival el encargado de amasar la posesión y poniendo en jaque desde el principio la meta defendida por Drommel. En los primeros minutos, una falta ejecutada por Kuwas con potencia desde 30 metros, ponía en apuros al joven guardameta que desviaba a corner en la que sería la ocasión más clara de todo el primer periodo. Fueron unos 45 minutos con miedo a perder, donde ambos equipos no asumieron riesgos y defraudaron al espectador. Los pases sencillos se sucedían, y salvo en alguna veloz transición ofensiva por parte de los franjinegros, no se vio peligro hasta que el colegiado indicó el camino a los vestuarios. Apenas un par de tímidas aproximaciones, y tan solo un disparo entre palos fueron la baza del Twente para intentar llevarse el gato al agua, y los tres puntos que en esta ocasión sí eran necesarios dada la situación del equipo.

Segunda mitad digna de un Twentese derby

En la reanudación, los locales seguían tocando en busca de que aparecieran huecos en una defensa férrea por parte de los visitantes. Sin embargo, una de esas intentonas por romper el empate y poner el 1-0, se volvió en contra de los Heraclieden, y en un contraataque conducido por un enchufado Fredrik Jensen, el Twente iba a aprovechar el primer descuido de los locales para poner el 0-1. Su autor fue Tighadouini, ese delantero que ha sufrido cinco cambios de club en los últimos tres años y vagaba prácticamente sin rumbo hace unos meses en el Málaga C.F.

La réplica no tardó en llegar, y apenas siete minutos después, iba a llegar de nuevo el empate. Una apertura en profundidad por parte de Kuwas hacia el sector izquierdo, que recordó a la conexión Messi - Jordi Alba (salvando las distancias), iba a ser culminada por Kristoffer Peterson con la colaboración del guardameta Joël  Drommel. En el 57´de partido, ya habíamos visto más implicación ofensiva, ocasiones y goles que en todo el primer periodo. Ahora el aficionado neutral sí se estaba divirtiendo.

Las ocasiones se sucedían y el 2-1 parecía estar cerca. Jamiro Monteiro se situó en el lado derecho de la medular del conjunto de Almelo, y cada vez que encaraba hacía que los aficionados del Twente se atragantasen con su bocadillo de queso Gouda tan típico del país. Sin embargo, un omnipresente Jensen volvió a visualizar los espacios en la zaga del Heracles, condujo igual de bien que en la jugada del primer gol, pero esta vez se topó con la intervención milagrosa de Bram Castro. 

Los visitantes torturaban a la contra, aunque la iniciativa y la inercia ofensiva la seguía llevando el equipo dirigido por John Stegeman. Y ya se sabe que cuando el cántaro va tanto a la fuente, se acaba rompiendo. Otro uno contra uno en banda por parte de Jamiro Monteiro provocó el corner que desembocaría en el 2-1 final. Aparentemente el remate de Robin Pröpper no llevaba peligro, pero a medida que se acercaba a la portería se iba envenenando y ni siquiera un intento fallido por parte de Adam Maher por sacar el remate en línea de gol fue suficiente para evitar el segundo gol que hizo sonar nuevamente L'amour toujours, canción con la que la grada del Polman Stadion festeja cada gol de su equipo.

A partir de entonces, el Heracles controló los arreones twenteses, y salvo un par de llegadas del hiperactivo Jensen a falta de diez minutos para la conclusión; y un remate apelando a la heroica por parte del recientemente ingresado Mounir El Hamdaoui, los locales mantuvieron a raya a los tukkers. Los tres puntos se quedan en Almelo y el Twente sigue jugando con el fuego del descenso.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Iñaki María Avial
Estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, redactor de la sección Calcio Vavel, y coordinador y redactor de Holanda Vavel. Por las mañanas, en El Graderío de Inforadio.