El curso del Udinese estaba dejando un buen sabor de boca, tanto a sus propios tifosi como a los espectadores neutrales seguidores de la Serie A, aunque el comienzo no invitó al optimismo, con dos victorias y siete derrotas en las primeras nueve jornadas ligueras. A pesar de ello, la directiva friulana siguió confiando en Luigi Delneri como comandante del barco, aunque no muchos partidos más.

Sin ir más lejos, un mes después sería ‘fulminado’ de su puesto de forma sorprendente, poco antes del duelo frente al Napoli. Ese sería el primero en el banquillo de Massimo Oddo, el que fuese entrenador (y también destituido) del Pescara la temporada pasada. Con el campeón mundial de Italia en el puesto, el Udinese creció de manera fulgurante: seis triunfos, tres empates y tres derrotas en liga. O lo que es lo mismo, 21 puntos de 36 posibles. No obstante, esta dinámica acabó tornándose del lado contrario -y de qué manera-: seis partidos sin conocer la victoria, traducidos en un solo empate y hasta cinco derrotas. Esto les ha llevado a la 12ª plaza con 33 unidades, a unos 17 de Europa y, ojo, solamente nueve del descenso.

Massimo Oddo: mano de santo

Todo esto se vio claramente favorecido por el clima que reinó en la escuadra de Udine. Oddo, a su llegada, encontró la estabilidad que habían perdido. Y parecía que iba a ser así, que iba a poner fin a años vagando sin rumbo por la Serie A, incluso rozando los puestos de descenso. Aunque bien es cierto que a ese equilibrio hay que darle parte del mérito al acierto en los fichajes por parte de la dirección deportiva bianconera. Una de esas caras nuevas que más está gustando como ha encajado es la del checo Antonín Barák (23). En el esquema de 3-5-2 (o 3-5-1-1) se siente de lujo. Como interior derecho, junto a su compatriota Jankto (interior izquierdo), ejercen de escuderos, bien de Behrami o Hallfreðsson.

Con un 1’90 de envergadura, jugando en la misma posición que otro jugador similar a sus características físicas/técnicas como es Milinković-Savić, mezcla de forma ideal con sus compañeros. El natural de Příbram, al igual que el serbio, es un as bajo la manga de Oddo. Un seguro en los duelos aéreos, tanto para despejar como para recuperar la posesión. O a la hora de atacar, claro. Porque sus registros, en lo que a goles se refiere, no son nada desdeñables: en 26 partidos ha anotado siete dianas, además de repartir dos asistencias. Así, ha superado su récord desde que debutase como futbolista profesional con el FK Příbram, encadenando dos cesiones, pasa acabar en el ya mencionado Slavia Praga antes de aterrizar en Italia.

Mapa de calor de Antonín Barák ante el Chievo. / Foto: Squawka
Mapa de calor de Antonín Barák ante el Chievo. / Foto: Squawka

A priori, Barák fue fichado para el puesto de pivote, en el cual estaba acostumbrado a jugar en sus anteriores equipos. Esos 190 centímetros invitan a pensar en un buen cortafuegos, destructor de juego… Pero nada más lejos de la realidad. En Udine ha mutado en un interior armonioso, coral. Además de un clásico llegador. Esa pierna izquierda es un auténtico y preciso cañón. Le encanta asomarse al balcón del área, y más con el balón en los pies. No se lo piensa dos veces. Si tiene que soltar un latigazo, lo hace. Y si tiene que filtrar un pase milimétrico, también.

Los Pozzo ya se frotan las manos

El Udinese siempre se ha caracterizado por ser un club vendedor. Es decir, ojear los lugares más recónditos del mundo, fichar jóvenes perlas a precio de saldo e intentar sacar el máximo provecho deportivo/económico. Algo que no les ha ido nada mal en estos últimos años. Algunos ejemplos son los de Vincenzo Iaquinta, Alexis Sánchez, Mauricio Isla, Samir Handanovič, Antonio Candreva, Kwadwo Asamoah, Cuadrado, Luis Muriel, Mehdi Benatia, Roberto Pereyra, Piotr Zieliński, Bruno Fernandes... Y así un sinfín de nombres.

Barák pujando por un balón con Santon. / Foto: ceroacero
Barák pujando por un balón con Santon. / Foto: ceroacero

En este próximo mercado estival, Giampaolo Pozzo seguramente no ponga a Barák en la lista, pero esperará ansioso a las ingentes cantidades de dinero que los gigantes europeos estarán dispuestos a soltar por el proyecto checo. Juventus, Barcelona o Chelsea son dos de los equipos que más están sonando por seducirle y atraparle con sus tentáculos. Y es que el Iniesta checo -declaró su "amor" por el manchego-, y también fan del Arsenal, es una de las mejores noticias de este 2017/18 en Udine. Su primera campaña, y puede que la última, le ha bastado para ganarse un hueco habitual en la selección de la República Checa, bajo el mando de Karel Jarolím, con quienes lleva nueve duelos y cinco tantos.