Estocolmo, año 1958. El mundo del fútbol vivía la sexta edición de la Copa del Mundo en Suecia, país que albergaría a las dieciséis mejores selecciones del momento. La selección sueca de 1958 fue la mejor de su historia, con el anterior triunfo de las Olimpiadas de 1948.

La anfitriona pasó de fase de grupos en primer lugar, habiendo ganado dos partidos (México y Hungría) y empatando otro (Gales). En los cuartos de final se enfrentó a la Unión Soviética venciendo por dos goles a cero, y en la semifinal eliminó a Alemania por tres goles a uno, alcanzando la final de Estocolmo.

Río de lágrimas en Maracaná 

Por otra parte, Brasil venía de curarse las heridas tras el fatal desenlace de la Copa del Mundo de 1950, donde fueron los anfitriones. Perdieron la final ante Uruguay (2-1), frente a todo pronóstico, cuya tragedia se conoce como el “Maracanazo".

Doscientas mil personas presenciaron en el mítico estadio de Maracaná la tristeza en la que se había sumido la sociedad brasileña, que confiaba en el fútbol para aumentar la ilusión en el país. Tras una nueva derrota en el Mundial del 54, Brasil no podía permitirse más fallos.

Así pues, Brasil se presentaba al campeonato de Suecia cuatro años más tarde venciendo en fase de grupos a Austria y a la Unión Soviética, y empatando frente a Inglaterra. En cuartos de final vencieron a Gales por uno a cero, y alcanzaron la final tras vapulear a Francia por cinco goles a dos. 

Llegó el gran día. 29 de junio de 1958, el Estadio Rasunda recibió a la anfitriona, Suecia, frente a Brasil en la final de la Copa del Mundo. 51.800 espectadores presenciaron el renacer de Brasil. 

Brasil contaba con una formación de 4-2-4, lo que hoy en día podría ser un 4-4-2, con los extremos más ofensivos. Por otro lado, Suecia contaba con una formación de 3-4-3. 

La dupla más temible del torneo

Destacaron en Brasil los que son considerados como dos de los mejores jugadores en su historia: Garrincha y Pelé. 

Manuel Francisco dos Santos, Garrincha para su hermano debido a un ave brasileño feo y veloz, fue uno de los mejores atacantes que dio Brasil. Y es que el “11” era zambo, tenía una pierna más corta que la otra y la columna torcida, pero eso nunca le frenó para volver loco a sus rivales con sus cambios de ritmo y sus recortes imparables.

Édson Arantes do Nascimento es considerado como uno de los mejores jugadores de la historia. Recibió el apodo de Pelé debido a que su ídolo de pequeño era el portero del Vasco de Gama, llamado Bilé. Sus amigos se reían de él, pues lo pronunciaba diciendo algo así como "Pilé", y de ahí surgió Pelé. Debutó con 16 años en el Santos e inmediatamente recibió la llamada de Feola para acudir al Mundial, donde deslumbró al mundo entero con tan solo diecisiete años. Debutó en el tercer partido contra la Unión Soviética debido a una lesión de rodilla.

Fuente: gettyImages
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En Suecia destacó el mediocampo formado por Gunnar Gren y Nils Liedholm, quienes, junto con su compañero de equipo en el Milan italiano Gunnar Nordahl, formaron el trío conocido como Gre-No-Li. 

Con todo dispuesto, los capitanes Bellini y Liedholm intercambiaron los banderines. A las 15:00 el árbitro Galo Maurice Guigue dio el pitido inicial del partido en Estocolmo, dando comienzo a la final de la Copa del Mundo de 1958.  

Desarrollo del partido

En los primeros cinco minutos de encuentro fue Suecia la que dominaba el partido, descargando el juego sobre la banda derecha, donde el extremo Hamrin tuvo dos buenas llegadas. Brasil tuvo otras dos ocasiones de la mano de Garrincha.

En el minuto cuatro llegó el primer gol del encuentro. Los suecos sacaron el balón desde la defensa con varias paredes, y tras un balón a la banda que recibió el “9” Simonsson, Liedholm lo recogió para recortar a Bellini y a Orlando y batir a Gilmar con un tiro cruzado.

Tras el gol sueco, Brasil se lanzó al ataque, y a los nueve minutos Garrincha superó a su defensor por fuera y pasó el balón al centro del área pequeña, donde Vavá lo empujó al fondo de la red. Empataba el partido el conjunto brasileño.

La remontada de los brasileños

Tras una breve tregua llegó el uno a dos para los brasileños en el minuto 32 del encuentro. De nuevo apareció Garrincha en una jugada calcada a la del primer gol, deshaciéndose de su par tras un recorte por fuera y centrando el balón al área pequeña que recogió Vavá para anotar el segundo en el marcador.

Tras unos discretos cuarenta y cinco minutos de Pelé, el joven atacante apareció al borde del descanso para deleitar al espectador con la que fuera su jugada emblema, realizando un sombrero sobre su defensor para zafarse de él.

Comenzó la segunda parte atacando Suecia, pero los brasileños fueron más efectivos, anotando el tercer gol en el minuto 55. Volvió a aparecer Pelé haciendo de las suyas. Controló con el pecho un pase en largo de Nílton Santos, dejando atrás con un sombrero al defensor y definiendo con la diestra.

Persistió Zagallo durante todo el partido, y obtuvo su recompensa en forma de gol, que llegó en el último cuarto del partido. Fue una noche amarga para Suecia, a la que se le presentó una de las mejores oportunidades en su historia: jugar la Copa del Mundo ante su afición. Pero coincidieron con uno de los mejores equipos de la historia, la Brasil de Pelé. 

Precisamente fue Pelé el autor del último tanto del encuentro, en el último suspiro del partido. Brasil se coronó campeona del mundo por primera vez en su historia. 

Destacó el juego tan vertical de Brasil, con un Didi omnipotente en el juego, y con la imprescindible actuación de la dupla Garrincha-Pelé. 

La imagen del partido

La imagen del partido sin duda alguna fue la de un jovencísimo Pelé de diecisiete años envuelto en lágrimas tras ganar la gran copa de una forma tan precoz. Además, el "10" fue clave en la victoria de la Canarinha en cuartos de final al vencer a Gales por un solitario gol que anotó él mismo, así como un hat-trick a Francia en semifinales y el doblete en la final ante los suecos.

Fuente: ESPN
Fuente: ESPN

El capitán de Brasil, el defensor Hilderaldo Bellini, alzó al cielo de Estocolmo la ansiada copa Jules Rimet, nombre del torneo en honor a su creador, que sería mantenido hasta el año 1970. Brasil se convirtió, desde aquella noche, en un de las selecciones más temibles.