Es un día normal en Manchester, el tranvía Metrolink recorre las calles de una ciudad conocida por su húmedo clima y por haber sido una de las grandes potencias del siglo XIX en la Revolución Industrial. Al noroeste de Inglaterra se encuentran dos de los equipos más históricos de la Premier League, el Manchester United y el Manchester City. Cuatro millas separan al "Teatro de los Sueños" (Old Trafford), del Etihad Stadium. Pero hay algo que les separa de una manera abismal, y es la repercusión de uno y otro equipo. 

Las tornas han cambiado desde hace unos años, más concretamente desde la salida de Sir Alex Ferguson de Old Trafford, allá por el año 2013, y la llegada a los mandos del Manchester City del jeque Mansour en el 2008. Mientras uno crecía progresivamente y se iba reconstruyendo como club potente a largo plazo, otro veía cómo poco a poco se disipaba todo lo que un tipo de Glasgow erigió durante veintisiete años. Como el chaval que se está sacando el carné de conducir, un pedal sube y este otro baja. Eso mismo pasó en Manchester con estos dos clubes de fútbol. 

Al contrario de lo que piensa el aficionado medio, el Manchester City también es un equipo histórico en el fútbol inglés, siendo importante en los años 30 y 60 con triunfos en la Primera División inglesa y Community Shield, entre otros. A pesar de ello, cierto es que son los diablos rojos los que más importancia o más rédito han tenido históricamente en el fútbol inglés. Sir Bobby Charlton, Denis Law, George Best, Bryan Robson; son algunos de los nombres representativos en la historia del Manchester United, y ahora Phill Jones, Fred o Jesse Lingard. El agua y el aceite; el día y la noche; el frío y el calor; Kevin Muscat y el juego limpio.

Ole Gunnar Solskjaer es el actual entrenador del Manchester United | Fuente: gettyimages
Ole Gunnar Solskjaer es el actual entrenador del Manchester United | Fuente: gettyimages

La decadencia del Manchester United ha llegado a ese peligroso punto en el que ya no sorprende que el club se encuentre en este punto, que se normalice el que no le pueda plantar cara a un "Big six", o que la aspiración más alta por parte de la afición sea la clasificación europea. Al normalizar esta terrible situación en la que se encuentran los muchachos de Ole Gunnar Solskjaer, puede conllevar a algo más terrible aún, un descenso progresivo en la tabla de clasificación, hasta convertirse en un equipo mediocre de media tabla. Al fin y al cabo, es difícil determinar de quién ha sido la culpa de este declive, ¿de la dureza que impuso José Mourinho en los años que dirigió al United? ¿Del inesperado fracaso de David Moyes al frente del equipo? Ninguna de las diferentes opciones pueden ser válidas si entre ellas ninguna apunta a los hermanos Glazer, incapaces de hacer sostenible a un club que no solo se cae a pedazos en el estadio, sino en el conjunto entero. 

Parece una buena metáfora el lamentable estado en el que se encuentra Old Trafford, con goteras que simulan cascadas dentro del estadio. Así es como se encuentra el Manchester United, sumido en una gotera que les está hundiendo poco a poco en la miseria más absoluta.