¿Os acordáis cuando el fútbol no tenia un dominante fijo, y todos los equipos tenían oportunidad de triunfar en el fútbol internacional sin necesitar grandes cantidades de dinero? Pues esto dejó de pasar en gran parte por culpa de la Ley Bosman.
Nos remontamos al 15 de Diciembre de 1995, cuando la Ley Bosman agitó todo el entorno del deporte rey. Desafiando incluso a organismos como la UEFA.
A principios de los 90, un jugador del RFC de Lieja, Jean-Marc Bosman. Denunció al club ya que le ofrecieron renovar por un 75% menos, y una considerable reducción de sus primas.
Bosman, claramente no aceptó, y el club le declaró transferible con una cláusula de más de 11 mil francos belgas, que son 400 mil euros actualmente.
Recalcó que antes el jugador no podía decidir el equipo por el que quería fichar, y aunque el club ya no dispusiese de sus servicios, sino que aun dependía del Lieja y el club que quisiese ficharlo tendría que pagar al club la cláusula.
El primer equipo en ponerse en contacto con el Lieja, fue el Dunkerque de la segunda división francesa. Los dos clubes pactaron la cesión del jugador por un año, pero el club belga reclamaba la opción de compra del jugador. El club francés se negó, y el Lieja acabó apartando a Bosman del equipo.
Bosman se vio en graves problemas, y le contó a un abogado todo lo que había pasado. Jean-Louis Dupont, le contó el caso a su bufete de abogados. Desde ese momento comenzó una batalla que duró 5 años. Denunciaban la vulneración de un derecho fundamental, que era el derecho de libre circulación de trabajadores en la Unión Europea. Su objetivo era equiparar los derechos de los futbolistas a los de cualquier trabajador.
- Consecuencias -
Bosman recibió una indemnización de 20 millones de francos belgas, 400 mil euros actuales, y consiguió dar mayores derechos a los futbolistas. Sin embargo, la Ley Bosman, causó un efecto mariposa, que haría que el fútbol no volviese a ser igual. A partir de ese momento los jugadores europeos, no ocupaban plaza de extranjeros en la plantilla. Cosa que hizo que los clubes que tenían más dinero podían fichar a todos los jugadores europeos que quisiese y seguirían teniendo las plazas de extranjeros para poder fichar a otros jugadores.
Aquel evento propició que en España pasasen de haber 92 extranjeros a 199, gastando 170 millones de euros entre todos los equipos.
