El Arsenal de Mikel Arteta terminó la temporada pasada con relativamente buen sabor de boca, ya que, aunque no lograron conseguir el principal y único objetivo que tenían, clasificarse para la Champions League, conseguirlo vía competición liguera era altamente complicado, teniendo en cuenta que el técnico de San Sebastián cogió el pasado diciembre un equipo absolutamente destrozado por Unai Emery, que ya se encontraba en desventaja con respecto a todos sus rivales directos. Lo que sí que lograron fue alzarse con la FA Cup derrotando al Manchester City en las semifinales y al Chelsea en la final.

La temporada pasada

Arteta se sentaba por primera vez en un banquillo de fútbol ejerciendo como primer entrenador en el Boxing Day de las Navidades pasadas, en Dean Court. Sus pupilos empataron en casa de un Bournemouth muy flojo que acabaría descendiendo a Championship, pero el equipo parecía otro con respecto a lo que había dejado Emery. Los jugadores corrían, los pases tenían sentido y el equipo jugaba alrededor de un Mesut Özil al que por fin se le veía feliz y que le daba todo el sentido del mundo al juego, acercándose siempre para recibir entre líneas en la salida de balón desde atrás, conduciendo hasta zonas peligrosas y filtrando pases interiores decisivos. Los tres primeros meses del Arsenal de Arteta, era un equipo que jugaba a lo que Özil quería. Los últimos tres partidos de Premier League antes del parón por el Covid, el Arsenal los gana anotando ocho goles, jugando con Özil en esa posición clave y dando muy buena impresión. A partir de entonces, el campeón del mundo con Alemania no volvió a aparecer nunca más en una convocatoria hasta el día de hoy, según dice el técnico vasco, por "razones únicamente deportivas". Esto sorprendió bastante, y más aún teniendo en cuenta que lo primero que hizo al llegar al mando, fue mandar cedido al Huddersfield a Emile Smith-Rowe, la mayor perla de la cantera del club tras la explosión de Saka, lo cual dejaba a la plantilla sin ningún jugador que pudiese ocupar el puesto de mediapunta de manera natural.

FOTO: Arsenal
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En paralelo a esta situación se encontraba la de Matteo Guendouzi, quien llevaba toda la temporada siendo el mejor centrocampista del equipo indiscutiblemente, a quien Arteta apartó del equipo por coger del cuello a Maupay tras un partido contra el Brighton en el que el delantero francés lesionó a Leno, yendo al choque con él de una manera antideportiva. Guendouzi, aunque de manera equivocada seguramente por las pulsaciones del momento, fue el único que defendió a su compañero de equipo, que salió del terreno de juego en camilla señalando con el dedo índice al jugador del Brighton, culpándole de lo sucedido. El joven centrocampista gunner estuvo semanas obligado a entrenar en solitario y, desde entonces, tampoco volvió a vestir la camiseta del Arsenal. Este tipo de castigo por defender el escudo, es posible que haya influido en la poca efusividad con la que ahora los jugadores del equipo protestan las jugadas en el campo y la poca intensidad con la que compiten. Sin embargo, jugadores con comportamientos poco profesionales, como Lacazette, que ha sido fotografiado en más de una ocasión consumiendo drogas, o Willock, estrellando un coche pocas horas antes de un partido por conducir a una velocidad excesiva, no han sido penalizados por ello.

FOTO: Arsenal
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Cuando Arteta le dio prioridad a la Europa League, por ser la competición en la que seguramente había más posibilidades reales de clasificarse para la Champions, el equipo cayó a las primeras de cambio siendo remontado por el Olympiakos de manera catastrófica. Terminó la temporada ganando la FA Cup, pero hasta semifinales tuvo un camino que podría considerarse sencillo y que, en la propia semifinal, el Manchester City realizó hasta doce disparos más que el club del norte de Londres.

Temporada actual

El mercado estival de fichajes que Arteta dirigió junto a Edu Gaspar, ya fue muy criticado por la afición gunner por la polémica incorporación de Willian; por el fichaje permanente de Pablo Marí, quien sufría una lesión de varios meses de duración; por la continuidad de Ceballos, que venía de hacer una temporada pésima; y por no poder sacar ningún beneficio por jugadores con los que no se contaba, como Özil y Guendouzi, al haber hecho público que no los quería en su equipo. Tampoco sentó nada bien entre los hinchas la incapacidad de no poder cerrar ningún fichaje de peso antes del deadline day y la ridiculización pública que supuso el caso Aouar. Por no hablar de la renovación de David Luiz el día después de que el internacional por Brasil firmara la que posiblemente sea la peor actuación individual de un jugador en la historia de la Premier League.

Willian no se ha adaptado como se esperaba. | Foto: @Arsenal

Sin embargo, la temporada comenzaba bien a nivel de resultados. Una victoria ante el Liverpool en la Community Shield y dos victorias en las dos primeras jornadas de la Premier levantaron las expectativas. Nada más lejos de la realidad. El juego del equipo era malo, las alineaciones de Arteta eran peores y los cambios realizados en partido no solían tener ningún tipo de sentido. Mohamed Elneny había sido el mejor jugador del partido tanto en la flamante victoria ante el Liverpool como en el primer partido de Premier ante el Fulham y, de repente, sin ningún motivo aparente, el entrenador español lo condenó al banquillo en detrimento de su paisano Ceballos. No sucedió lo mismo con William Saliba. El joven central francés era la mayor esperanza que tenía la hinchada gunner de cara a la temporada, pero el entrenador formado en el Manchester City no le ha dado ninguna oportunidad hasta el momento. Saliba todavía no ha debutado oficialmente con el Arsenal y además ha sido excluido de la lista de de jugadores que pueden participar en Europa League por decisión técnica.

Cuando el equipo empezó a cosechar malos resultados, Arteta dejó de utilizar el 1-5-2-3, que tan buenos resultados le había dado, para probar otros sistemas sin fundamento. Es verdad que con defensa de cinco el equipo no jugaba bien, no dominaba partidos y puede que ni siquiera mereciera ganarlos, pero sí que había un plan de juego en el que se consiguió una relativa solidez defensiva y un ataque en el que es verdad que se tomaban riesgos sacando el balón desde atrás pero que muchas veces salía a la perfección y se conseguía crear una superioridad en zonas ofensivas que permitían a Aubameyang encarar con ventaja a su defensor. Desde que el capitán del Arsenal renovó en septiembre, tan solo ha marcado un gol en diez partidos ligueros y ha sido de penalti. En los últimos partidos, Mikel lo ha colocado como delantero centro, poniendo incluso a Lacazette por detrás de él. A ambos se les ve perdidos en el terreno de juego. Tras once jornadas, el Arsenal se encuentra en decimoquinta posición con trece puntos y diez goles anotados.

 General y comparación con Unai Emery

Para evaluar de manera justa un trabajo realizado, lo lógico es hacerlo cogiendo todo lo que se ha hecho y valorándolo en relación a los objetivos que se tenían. También es lógico coger los datos de la anterior persona que ha realizado dicho trabajo y comparar los resultados de ambos, ya que es posible que los objetivos no se ajusten a la realidad. Es difícil encontrar a alguien que piense que Unai Emery era la persona adecuada para este puesto, sin embargo, muchos piensan que Arteta sí lo es. Pero, realmente, ¿hay algo en lo que Arteta haya mejorado con respecto a Emery?

FOTO: Arsenal
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El Arsenal ha ganado tan solo trece partidos de Premier League desde que Arteta se hizo cargo del equipo, habiendo disputado más de treinta. El ratio tanto de puntos, como de victorias de Emery es claramente superior al de su paisano. En cuanto al rendimiento en competición de liga, no hay duda de que Arteta ha empeorado los registros, ya que Unai se quedó a tan solo un punto de clasificar al equipo para la Champions en la primera temporada y, si no se hubiese cegado priorizando la Europa League, seguramente lo habría conseguido.

En cuanto a la Europa League, con Arteta el equipo se fue eliminado en la primera eliminatoria ante Olympiakos, mientras que Emery en su primera temporada llevó al equipo a la final, que, de haberla ganado, habría conseguido el objetivo de la temporada, que era clasificar a la Champions League.

Es verdad que Arteta logró ganar la FA Cup, pero esta competición no era ni siquiera significativa para el club, ya que no solo no daba acceso a la Champions League, sino que además, aún ganándola, el club ingresó mucho menos dinero que la temporada anterior llegando a la final de la Europa League.

Con Mikel en el puesto, pese a lo que prometió al llegar, los jugadores jóvenes han perdido mucha importancia. En el año que Arteta lleva a cargo del equipo, no ha hecho debutar a ningún jugador menor de veintidós años en Premier League y, además, se estima que tras su castigo ha reducido el valor de mercado de Matteo Guendouzi en más de treinta millones de libras. Emery, por su parte, confió desde el principio en el propio Guendouzi en su primera temporada y en Martinelli en la segunda, creando así dos activos muy importantes para el club. Además de Bukayo Saka, que también lo convirtió en un jugador muy importante.

En cuanto al mercado de fichajes, en menos de un año, Arteta se ha gastado más de cien millones de libras en diez fichajes escogidos a dedo por él, mientras que en el transcurso de Emery, el club sí que gastó más dinero, pero en este caso, en las contrataciones, donde el entrenador no tenía siempre la última palabra. Es conocido el caso del fichaje de Pépé, al cual Emery siempre alude diciendo que él pidió a Wilfried Zaha, pero el club se decidió por el extremo del Lille.

Teniendo en cuenta estos datos totalmente objetivos, es difícil afirmar que Mikel Arteta esté haciendo un mejor trabajo que Unai Emery, así como que es la persona ideal para este puesto de trabajo.