Dícese de un jugador estandarte que es aquel que simboliza el significado de un club, de su historia y de la idiosincrasia de su hinchada. Esta es la crónica de un mediapunta brasileño que marcó un antes y un después, no sólo en el Fenerbahçe S.K., sino en el fútbol turco: Alexsandro de Souza, 'Rey de Kadıköy'.

  • La pasión turca

Asentada entre dos continentes y dividida por el estrecho del Bósforo, el encanto de la cosmopolita Estambul, la ciudad de las mil mezquitas, atrapa al visitante nada más pisar su milenario suelo. A un lado, el Mar Mediterráneo; al otro, el Mar Negro. Las diferencias entre la ciudad vieja, en el lado europeo, y la nueva, en territorio asiático, son un distintivo que la hacen única e inigualable. Así, el turístico barrio de Eminönü o el centro histórico de Sultanahmet contrastan, por ejemplo, con el residencial Bostancı, en el corazón del distrito de Kadıköy, más alejado del bullicio. El calor de la gente y su complacencia con el viajero (propia de una sociedad históricamente relacionada con el comercio) llena las calles de vida y diversidad, gracias al variopinto mestizaje cultural que emerge del contacto entre lugareños y extranjeros.

La pasión por el fútbol se hace evidente desde el primer momento en que uno llega a la metrópoli. Infinidad de banderas y bufandas de los tres grandes equipos de Turquía (originarios de la misma Estambul) cuelgan de balcones de edificios, paredes, escaparates de restaurantes y comercios, ventanas traseras de buses y vehículos privados (según las preferencias del conductor), en paneles publicitarios, por las calles y las plazas… ¡Hasta en las mezquitas! Los colores de Fenerbahçe S.K., Galatasaray S.K. y Beşiktaş J.K. adornan el extraordinario paisaje estambuliota.

En este vídeo se puede apreciar como se vive la locura de los instantes previos a un Fenerbahçe-Galatasaray en Kadiköy:

Hasta principios de 2000, la mayoría de héroes de la competición balompédica otomana habían sido nacionales. Grandes jugadores de la talla de Şenol Güneş, Fatih Terim, Aykut Kocaman, Hakan Şükür, Rüştü Reçber o Nihat Kahveci, laureados por sus respectivos logros en los equipos en que militaron, tenían el distintivo de ser turcos de nacimiento. Pocos extranjeros poseían el honor de ser venerados como tales. Una población muy apegada a sus costumbres, con un sentimiento de amor ferviente hacia su origen, veía a los fichajes foráneos con cierta distancia, desde el convencimiento de que su único cometido debiera ser el hacer triunfar al club para, posteriormente, volver a su país de origen con todos los honores.

El verano de 2004, un mediapunta brasileño llegó a Estambul para romper con los esquemas, marcando un antes y un después en el fútbol de Turquía. Alexsandro ‘Alex’ de Souza aterrizó en el club de los ‘canarios amarillos’ procedente del Cruzeiro, recién ganador del Campeonato Mineiro. El proyecto europeo de un Fenerbahçe victorioso en Superliga, que volvía a la Champions League tras un año de sanción, necesitaba un fichaje ilusionante; el paranaense fue el elegido.

La estatua construida en su honor, en el año 2012, evidencia el hecho de que su paso por la entidad significó, para la hinchada, algo mucho más profundo que un simple recuerdo del rédito que obtuvo sobre los terrenos de juego.

Estatua en honor a Alex de Souza en el Parque Yoğurtçu de Estambul  | Foto: Serpil Lindsay
Estatua en honor a Alex de Souza en el Parque Yoğurtçu de Estambul | Foto: Serpil Lindsay

 

  • El Rey de Kadiköy

Desde el primer momento en que pisó Kadıköy (distrito donde se ubica el estadio Şükrü Saraçoğlu y símbolo del enclavamiento del club), el de Curitiba se encontró con una afición acérrima y entregada, fiel a los suyos y ansiosa por ver jugar a un futbolista que había triunfado en Sudamérica. El brasileño devolvería todo el cariño recibido en forma de goles y éxitos deportivos. Su devoción por los colores del equipo, así como por su entorno y la cultura turca, ensalzarían su figura hasta el punto de ser alabado y aplaudido por las hinchadas de los grandes rivales del Fenerbahçe.

Entre 2004 y 2012, años que Alex de Souza defendió la camiseta sarı-lacivert (amarillo-azul marino), el Fenerbahçe ganó 3 Superligas, 1 Copa de Turquía y 2 Supercopas de Turquía. El mediapunta no tardó en demostrar la calidad que atesoraban sus botas: su visión de juego, su carácter ganador y la capacidad de liderazgo exhibida, así como su valor humano, dentro y fuera del campo, lo llevarían a ser el primer extranjero en convertirse en leyenda del fútbol turco.

El carácter ganador de Alex de Souza enamoró a los fans del Fenerbahçe | Foto: Onediyo
El carácter ganador de Alex de Souza enamoró a los fans del Fenerbahçe | Foto: Onediyo

En la temporada 2006/07, la del centenario del club, los canarios amarillos lograrían conquistar el título liguero, siendo este el broche de oro a 100 años de historia llenos de éxitos. El futbolista paranaense, máximo goleador de la competición doméstica y pieza clave en dicha efeméride, fue apodado por la afición como Gol Kralı (Rey de los Goles). En la siguiente campaña, por aclamación popular y elección del vestuario, heredaría el brazalete de la mano de un Ümit Özat recién traspasado al 1. FC Köln. Hasta su marcha, en 2012, mantendría dicho honor.

Durante sus 4 años como capitán, se encuadran los mejores resultados europeos del conjunto otomano desde su fundación. Fue en la Champions League 2007/08, a las órdenes del portugués Zico, donde el Fenerbahçe se plantó en cuartos de final tras una magistral actuación en la fase de grupos, eliminando posteriormente al Sevilla FC en octavos. Acompañando a Alex, grandes jugadores de la talla de Semih Şentürk, Roberto Carlos, Diego Lugano, Mateja Kezman o Stephen Appiah, entre otros, llevarían a los de Kadıköy a ganar la Copa de Turquía. La derrota ante el Chelsea privó a los canarios amarillos de alcanzar las semifinales de la competición continental por primera vez en su historia, pero no empañó uno de los años más ilusionantes de dicha escuadra.

Entre los logros más célebres del paranaense se encuentran el hito de ser el máximo goleador extranjero del Fenerbahçe, así como el primer futbolista no turco en superar los 100 tantos en Superliga.

No fueron sólo sus efemérides en el campo lo que le convirtieron en leyenda. Desde su llegada, Alex de Souza se amoldó al estilo de vida turco, adoptando sus costumbres y tradiciones. Se esforzó en aprender el idioma otomano e hizo que sus hijos estudiaran en la escuela estambuliota. En definitiva, se convirtió en un lugareño más. Para una sociedad tan arraigada a su idiosincrasia y su sentimiento nacional, eso significó muchísimo. Con dichas intenciones, se ganó el respeto no sólo de su propia hinchada, sino de toda la población, incluyendo a los seguidores de sus dos grandes equipos adversarios, Galatasaray y Beşiktaş. Así, el de Curitiba logró lo que muchos jugadores turcos no habían sido capaces de conseguir: ser aplaudido en la cancha del eterno rival.

Alex de Souza y su familia adoptaron el estilo de vida turco y lo exteriorizaron con orgullo | Foto: Resimdiyari.com
Alex de Souza y su familia adoptaron el estilo de vida turco y lo exteriorizaron con orgullo | Foto: Resimdiyari.com

La entrega sobre el césped y la energía y efusividad con la que celebraba cada gol con la camiseta sarı-lacivert (amarillo-azul marino) hacían las delicias del seguidor 'canario', que empezó a practicar con orgullo el culto a la personalidad del brasileño. De esta manera, en el año 2012, a través de una propuesta impulsada por diversos grupos de animación del club, se levantó en su honor una estatua en el parque Yoğurtçu de Kadıköy, lugar de reunión de los aficionados más jóvenes del Fenerbahçe, justo al lado del estadio.

El busto de Alex de Souza se convertiría rápidamente en un destino de peregrinaje de seguidores de los canarios amarillos. Todavía hoy en día muchos curiosos, amantes del fútbol turco, se desplazan hasta el lugar para inmortalizar el momento y lograr una foto de recuerdo junto a la escultura.

  • Un adiós cruel

En 2010, la llegada de Aykut Kocaman al banquillo de la entidad supuso un revulsivo en una plantilla falta de ideas y motivación, que en la temporada anterior había cosechado unos pobres resultados en todas las competiciones, practicando un fútbol gris y apagado. Bajo la batuta del técnico de Geyve, el equipo recuperó la agresividad en ataque y la solidez defensiva, ganando la liga, en mayo de 2011, en una última jornada para el recuerdo.

Un Alex en gran estado de forma anotó 28 goles en 34 partidos, acabando la temporada como máximo anotador y máximo asistente, a su vez. El entrenador turco recuperó la mejor versión del paranaense, que al año siguiente volvería a ser el más solvente en ataque, siendo pieza clave del equipo en la consecución de la Copa de Turquía 2011/12.

De la noche a la mañana, una aparente disputa entre futbolista y técnico, en octubre de 2012, acabó con el repentino adiós del de Curitiba. Ante el apoyo público mostrado desde el club al mánager, el brasileño prefirió apartarse del equipo y volver a su país natal. En su despedida, entre lágrimas, Alex justificó su marcha como "lo mejor para la estabilidad del vestuario".

La hinchada se posicionó, en todo momento, a favor del jugador, llegando a pedir la dimisión de Aykut Kocaman en varias ocasiones. Aún con eso, el respaldo de la entidad al entrenador de Geyve pesó demasiado y precipitó los acontecimientos. El icónico mediocentro paranaense abandonaba la entidad por la puerta de atrás, pero con el estatus de una auténtica leyenda, siendo ovacionado desde el día que llegó hasta el último adiós a la hinchada del Şükrü Saraçoğlu. El Fenerbahçe fue el único club europeo en que el brasileño prestó sus servicios, a lo largo de sus 8 años de travesía por el viejo continente.

Alex de Souza, entre lágrimas, se despide de la afición del Fenerbahçe en su último partido en Kadıköy | Foto: UEFA
Alex de Souza, entre lágrimas, se despide de la afición del Fenerbahçe en su último partido en Kadıköy | Foto: UEFA

Como dato peculiar, en el momento de su marcha Alex de Souza se encontraba a tan sólo 5 goles de igualar al máximo anotador de la historia del club, récord ostentado, curiosamente, por el propio Aykut Kocaman.

  • Una leyenda eterna

El Gran Capitán fue el jugador extranjero más laureado de la historia del fútbol de Turquía. Su legado, además, abrió la puerta de la Superliga al mercado brasileño y Sudamericano en general. Los equipos se lanzaron a la búsqueda de talentos en dichos países, para hacerse con su “Alex de Souza” particular. Así, jugadores de la talla de Muslera, Falcao, Robinho o Gary Medel, entre otros, pisarían tierras otomanas en algún momento de su carrera. Sin embargo, hasta la fecha, nadie ha logrado igualar los hitos del de Curitiba.

Esta es la crónica sobre un brasileño que se consagró en el escenario balompédico turco y esculpió su propio busto, en base a sus valores humanos dentro y fuera del campo. Alex de Souza será, para siempre, la primera gran leyenda foránea del Fenerbahçe S.K. y de la Superliga.