Se presentaba un día de oportunidades, tanto para Tuchel como para sus jugadores, que veían la posibilidad de reivindicarse en uno de esos momentos en el que todos los ojos están apuntando al cambio, al nuevo sistema, a los nuevos y al nuevo. Y los nuevos dieron la sorpresa. El nuevo técnico apostó por la innovación y ganó la lotería. Los goles de los españoles Azpilicueta y Marcos Alonso, con la ayuda de un indolente Burnley que no dio trabajo a Mendy, propiciaron el triunfo en Stamford Bridge en lo que fue la primera victoria de Thomas Tuchel como entrenador del Chelsea FC.

La apuesta de Tuchel

Muy distinto al 4-2-3-1 mostrado en el primer encuentro del técnico frente al Wolves, llevaba al choque un 3-4-2-1, con las grandes novedades de Marcos Alonso en un carril (Hudson-Odoi en el otro) y un Timo Werner que necesitaba reivindicarse, para lo que el germano decidió colocarlo en segunda línea de ataque, por detrás de Abraham y acompañando al hasta ahora indiscutible Mount. En la defensa de 3 los elegidos eran Rüdiger, Thiago Silva y Azpilicueta, mientras que Jorginho y Kovacic se harían con el medio del campo. Thomas Tuchel quiso darle un voto de confianza a jugadores que habían ocupado un segundo plano en esta campaña, algunos, como Marcos Alonso, ni habían aparecido por Stamford Bridge.

Foto: Chelsea FC
Foto: Chelsea FC

Muy atractivo en los primeros minutos, la iniciativa la tomaron los locales, que mostraban la explotación de un sistema en el que las llegadas a campo contrario se hacían muy sencillas, con jugadores cómodos en sus nuevos roles. Estaba claro que el nuevo sistema invitaba a probar una ofensiva tras otra y no desperdiciaron los ‘Blues’.  

No obstante, esa misma dinámica podía ser utilizada en su contra por un Burnley que no estaba, ni mucho menos, dormido ni sometido en los primeros minutos. Tras un inicio dominado por los locales, los hombres de Sean Dyche tomaron el balón y plantearon los beneficios que un sistema de 3 defensas en el rival le podría dar. No obstante, sin éxito alguno, los visitantes no supieron leer a su contrario.

Los de Tuchel se hacen con el encuentro

A la media hora de partido el Chelsea atrincheraba a los visitantes y Werner tuvo la más clara del partido. La falta de precisión del germano, por cuyas piernas pasó un balón y con ello una ocasión de remate clara, hizo fantasmas de una clara acción de peligro. A partir de ahí las acometidas Blues no cesarían hasta el descanso. Por entonces, sin problema para los de Dyche, quienes comandados por un providencial Tarkowski, estaban preparados para rechazar cualquier ofensiva. 

Lo que no esperaba el Burnley es que la mayor ofensiva fuera protagonizada por un hombre del bloque de 3. Este hombre fue Azpilicueta, quien a pase de Hudson-Odoi completaría una excepcional carrera hacia el área con un derechazo para perforar la portería de Nick Pope y firmar el primer gol de la 'era Tuchel'. 

Ya en la segunda parte se sentaron las bases del funcionamiento del equipo Blue. Entre esas bases no estaba Abraham cuya inconcluyente actuación hizo que fuera retirado en el descanso para dar ingreso a Pulisic

Sí respondían al planteamiento de Tuchel jugadores como Hudson-Odoi. El carrilero supo leer perfectamente su rol en el encuentro, lo hizo en su asistencia a Azpilicueta y lo volvió a demostrar con una finalización a la que Pope no pudo responder. Un disparo del inglés en el 57 rebotaba en la zaga visitante para estrellarse en el travesaño, para suerte de los ‘Turfites’. También la tuvo 10 minutos después en un centro rechazado por Ben Mee que bien pudo costar un gol en propia si no fuera por la sobresaliente intervención de su guardameta.

Nick Pope evitó que la diferencia de goles fuera mayor. | FOTO: Burnley FC
Nick Pope evitó que la diferencia de goles fuera mayor. | FOTO: Burnley FC

Con la lesión de Vydra en el primer cuarto del segundo tiempo, el Burnley estaba fragmentado. Sin ideas en ataque ni participación ninguna en el encuentro, dominado por un superior Chelsea, al conjunto de Dyche solo le salvó de una diferencia mayor la falta de precisión del Chelsea, que arropado en la excelente actuación de Hudson-Odoi, no paraba de visitar el área rival. El carrilero fue sustituido por Reece James, quien sólo necesitó dos minutos para probar al guardameta visitante, que tuvo que intervenir con la pierna. Por el flanco derecho los ‘Blues’ eran una estampida. 

Sorprendente que el golazo del partido llegara por la izquierda. Una espectacular volea de Marcos Alonso, precedida de un control con el pecho, posterior acomodo con la rodilla y disparo imparable, significó la reivindicación de un jugador que para Lampard no había contado esta temporada. El carrilero puso el 2-0 en el marcador y sentenció el dominio de los londinenses.

Tuchel confió en los zagueros españoles y los zagueros respondieron, nada menos, que con los goles que le dieron la victoria a su equipo. No ocurrió lo mismo con Werner y Havertz, que se encuentran en un ostracismo puro, derivado de la falta de fructificación de 154 millones que parecen haberse invertido en el limbo. El Burnley, por su parte, solo llegó una vez a puerta rival, en un remate de Tarkowski en un córner, olvidando una jugada anulada por fuera de juego en la que Mumbongo protagonizó un disparo al palo. El encuentro tuvo un claro dominador y justo vencedor en lo que significaba la primera victoria de Thomas Tuchel a los mandos del Chelsea.

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