El Etihad Stadium sonreía, con un dulce cosquilleo que le despertaba el reencuentro que estaba a punto de presenciar. Su esfinge, tras un año sumida en el más profundo ostracismo muscular, volvía a ser titular. Desde el mes de enero de 2020 sin perforar meta contraria, pero con la ilusión que le brinda su estatus de leyenda, el Kun Agüero reaparecía, aunque la expectación sería más rimbombante que su aportación. Ese nerviosismo inicial se multiplicaba con el retorno de Kevin De Bruyne a su jardín, en un mediodía donde Guardiola hacía hasta siete cambios respecto al once que doblegó al Borussia Monchengladbach (0-2).

Airlines Rúben

Siguiendo los cánones, el City dominaría en un contexto donde el West Ham haría valer su riguroso orden, impidiéndole ocupar zonas interiores. Las dificultades para sortear con solvencia tal bloque llevaron a De Bruyne a sembrar las semillas del gol descendiendo hacia los costados para ahuyentar marcas. Desde espacios tan remotos, el centro se convirtió en un recurso reiterativo que moría producto de las diferencias físicas entre los delanteros y zagueros de cada costado. Kevin descubrió que el problema radicaba en los protagonistas, y esperó con su periscopio el momento. Los instantes posteriores a un córner llevaron a Rúben Dias a ocupar el área. Su presencia fue detectada por el futbolista belga, que guió con su zurda un centro sublime hacia la cabeza del portugués. 

Rúben Dias se estrenó como goleador / FOTO: Premier League
ARúben Dias se estrenó como goleador / FOTO: Premier League

1-0 cargado de oportunismo, en el que fue el primer disparo entre los tres palos y el primer gol de Rúben Dias como citizen. De Bruyne como factor resolutivo anotándose su undécima asistencia del curso. El City alcanzó un nivel superlativo sin su presencia, pero su involucración en el sistema convierten al equipo en un megalodón.

El récord en apuros

Aunque el gol incitase a una mayor inclinación sobre la portería de Randolph, los hombres de Guardiola no superaban alturas con su habitual comodidad. El West Ham no sería presa fácil, oteando la meta de Ederson en sendas ocasiones hasta que Michail Antonio apuntalara el asalto. Bien a la espalda de Zinchenko o en espacios interiores, los Hammers obtendrían petróleo. Lingard se personificaba sobre tales debilidades para generar las ocasiones en las que Antonio sería el resolutor. 

El ex futbolista del United conectó en el primer envite que se marchó al palo tras el disparo del ariete; el segundo nacería en una recuperación que dio lugar a una combinación donde Coufal mordió línea de fondo hacia Lingard, cuyo remate fue perfeccionado por Antonio en boca de gol. De nuevo, el búfalo de Londres volvía a vacunar a los de Manchester, que recibirían su primer gol como locales desde el 15 de diciembre. 

Martillazo sobre la mesa del West Ham a dos minutos de tomar camino de vestuarios. David Moyes restó las apariciones interiores del City, barriendo el campo a pocos metros para posteriormente ordenarse con rigidez en un bloque bajo. Su estructura, donde brilló la solidaridad colectiva y el reparto de responsabilidades, negó al cañón azulado. 

Walker contra Antonio / FOTO: West Ham
Walker contra Antonio / FOTO: West Ham

Imparables

Las dudas sky blues se prolongaron tras el descanso, con el West Ham subido en su propia cresta. El balón sería ahora aliado, saliendo desde atrás con su acompañamiento a través de una pulcritud fruto de la confianza que alimentaba a los momentáneos cuartos de la Premier. En esa disyuntiva De Bruyne enganchó un contragolpe donde hizo manifiesta su majestuosa exuberancia para llegar hasta línea de fondo. Una pena que nadie le acompañase para empujar el regalo que había mandado al área.

Guardiola movió al equipo administrando amplitud y electricidad por medio de Gabriel Jesus y Foden. Agüero salió por el brasileño, en una tarde fría para el calor con el que se le había recibido; Ferran por el británico. La sacudida de Pep empujó al segundo tanto, que llegó en los pies de Stones. Mahrez hundiría a Ben Johnson con su característico cartel de amagos para encontrar al central inglés en posición del más estricto killer. Remate ajustado como sinónimo de la rebelión que él y Rúben estaban ejerciendo. 

Stones sumó tres puntos más al casillero / FOTO: Manchester City
Stones sumó tres puntos más al casillero / FOTO: Manchester City

Cierta tranquilidad se instauró en el Etihad hasta la entrada de Bowen y Benrahma, que activaron a un West Ham que se mecía sobre la mano del líder. La valentía sacó a los de Moyes de la derrota para arrastrar a su campo a un City que miraba el reloj con precupación. Rodri saldría para agarrar una solvencia que titubeaba frente al descaro de Lingard. De hecho, Diop tuvo el empate de cabeza en el 93, en un remate desviado que Soucek tampoco logró conectar. 

Los campeones se hacen con sufrimiento, venciendo por esa inercia diferencial cuando el juego no guarda excesiva excelencia. 20 victorias consecutivas para un Manchester City que alcanza los 62 puntos. Los Hammers cayeron con martillo en mano, con la vacía recompensa de ser uno de los equipos que más complejidad han arrojado sobre el césped del Etihad. Se mantienen cuartos a la espera de lo que haga el Chelsea, su más inmediato perseguidor. Desde Manchester no existe otra cosa que ese afán de victoria, y ya empieza a ser preocupante. 

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