No era un partido cualquiera y por eso tuvo que temblar el suelo de Anfield. El Liverpool estaba por demostrar lo importante que es para un equipo histórico colocarse en puestos de la mayor competición continental (aunque para algunos no sea tan atractiva), pero se topó con un Newcastle que estaba más que preparado para ello. Un tanto inicial de Salah tuvo respuesta por parte de los pupilos de Steve Bruce, que tras dos goles anulados, llegaría en la última jugada del partido, en la que Joe Willock firmó el gol que dictaminó uno de los partidos más locos y vibrantes de la temporada. 

Pasaron solo cuatro minutos hasta el primer gol, pero por la ejecución del mismo pasaron milésimas de segundo. Fracciones de tiempo en las que Salah resolvió un control de espaldas y con una media vuelta, disparó para hacer su tanto número 20 en Premier League. 

El disparo de Salah en la jugada del gol | Foto: Premier League
El disparo de Salah en la jugada del gol | Foto: Premier League

Tras el gol del egipcio, se sucedieron las intentonas de los ‘Reds’, con la insistencia de Salah, Mané, Diogo Jota y Firmino, quienes se encargaron de enseñar los dientes a las ‘Urracas’. No por ello se dejaría intimidar el cuadro de Steve Bruce, que no solo se amparó en el excepcional partido de Dúbravka, sino que a punto estuvo de convertir, ya en la primera parte, el gol del empate. No obstante, la perspicacia del VAR señaló fuera de juego de Shelvey, quien placó a Alisson para que Joelinton marcase a placer un gol anulado. 

Lo realmente sorprendente del ritmo de partido, fue precisamente su incomprensible continuidad. El juego vibrante del primer tiempo se volvió a repetir en el segundo. Y es que muy a pesar del escueto resultado que se veía en el letrero, lo que se reflejaba en el juego era muy diferente a lo observable en el marcador. 

Cada trabajador desempeñó una perfecta labor en el campo. Los atacantes se adjudicaron generar peligro constante, los del medio, de distribuir el mismo y tanto defensores como porteros, se hicieron responsables de ese escueto y engañoso resultado. En el inicio del primer tiempo, los de Klopp pusieron la desventaja. Nada más comenzar el segundo tramo de partido, fueron ambos combinados los que generaban ocasiones muy dispares. Primero fue Joelinton, en un mano a mano con Alisson en el que no puedo aprovechar un despiste defensivo y pocos minutos después, era Dúbravka quien se empleaba a fondo para sacar un disparo de Firmino. El esloveno fue uno de los máximos responsables del resultado, que innegablemente, pudo ser mucho más abultado para los ‘Reds’. Este pequeño tramo fue el mejor ejemplo de la gran competencia de los jugadores que pisaron Anfield. 

Martin Dúbravka, héroe indiscutible del Newcastle | Foto: Newcastle United
Martin Dúbravka, héroe indiscutible del Newcastle | Foto: Newcastle United

Como una película de Steven Spielberg

Era un partido tan loco, tan vertical, que hasta Robertson se animaba a chutar desde el lateral izquierdo o Saint-Maximin se atrevía a aventurarse al juego individual tirando de clase para atesorarse prácticamente todo el peligro que generaba el Newcastle, aunque ello le conllevara recibir los mayores golpes del encuentro. Se animó a “hacer el loco” incluso uno de los héroes del encuentro, el guardameta Martin Dúbranka, que a punto estuvo de echarlo todo por la borda en una extraña jugada con Mané en la que decidió hacer un inoportuno control frente al atacante. Para su suerte, la mano de un ángel provocó que esa jugada se frustrase para el senegalés. 

El encuentro, digno de una película de Steven Spielberg, estaba guardando un dramático final para el Newcastle. La decisión arbitral le negó un empate que, objetivamente, había pocas dudas de que merecía. El motivo: una mano de Wilson tras un rebote, antes de golear. 

Sin embargo, a veces el fútbol decide poner cada cosa en su lugar y brindar un resultado más digno y equiparable al partido que acaeció en Anfield. Tanto es así, que en el último suspiro del partido, Joe Willock decidiría, ahora sí, un empate más que merecido. La imagen del partido se reflejaba en la cara de un Jürgen Klopp con la boca abierta, que se había acostumbrado al dominio de sus pupilos y que no daba crédito a lo que estaba viendo.

Con un inverosímil empate, digno de una película de fantasía, el Newcastle negó al Liverpool (56 pts) afianzarse en los puestos de Champions y dependerá de lo que hagan sus competidores directos, Leicester City (59) y Chelsea (55). Por otra parte, las ‘Urracas’ continuarán en la zona segura, muy lejos del descenso.